martes, octubre 25, 2011
DEAD FARMERS - "Go Home" (Rip Society, 2010)
Me gustan las bandas aparentemente simples que por una razón u otra consiguen no serlo. No hay tantas. Cada vez hay menos, en realidad. Son esas flores extrañas que hacen que el rock al alcance de todos (al menos todos los que sepan aporrear tres acordes y soporten a la distorsión como quien sobrelleva a un viejo amigo) pueda seguir siendo oscuro, amenazante y liberador. Los granjeros muertos lo intentan, pero por el momento no lo consiguen, esa es la triste realidad. Y digo triste porque montar una banda no es lo más difícil del mundo pero tampoco lo más fácil, y detrás de cada grupo honesto hay trabajo, privaciones y corazón. Por desgracia, a veces es recomendable que haya también talento.
Es raro, por otro lado, que el machacante esfuerzo del trío -un exabrupto de high energy encharcado en wha y fuzz con algo, poco, de psicodelia sixties enterrada bajo la grava Stooges- haya pasado casi inadvertido por aquí, donde supuestamente aún resta una decente parroquia de seguidores del desbarre australiano. Pero bueno, todo eso es teoría. Después va uno a un bolo de los Kill devil Hills, por citar a alguien que sí sabe lo que hace, y aparecen los quince de siempre.
El primer tema del bonito vinilo me hizo pensar, por lo primitivo, en los Cosmic Psychos, pero un par de asaltos después me lo repensé y concluí que ni de coña y que ya les gustaría a ellos. No es aquí el bajo el que manda, sino la caja de la batería y la guitarra que lo achicharra todo sin excesiva precisión o elocuencia. Tampoco hay hits reconocibles -y los Psychos los tenían a patadas-, sino un magma poco definido que quizá en directo impacte pero en disco se difumina, como si la lava de la erupción se escurriese por agujeros mal remendados y llegase hasta nuestros pies poca y ya fría.
La ventaja de venir de donde vienen, suponemos, es que habrán mamado sonido y actitud y la cosa les saldrá más o menos natural y fácil. El problema es que lo tienen chungo para destacar mientras Australia siga facturando con regularidad bandas de primer orden y su vieja guardia se mantenga en forma. Por otro lado, ni la producción es nada del otro mundo (y digan lo que digan la producción importa y significa cosas, incluso -o sobre todo- cuando no la hay) ni las voces son especialmente destacadas, cumplidoras, como mucho. Les queda, pues, basarse en la fuerza bruta, el desquicie eléctrico y esa tendencia tan “stoogiana” a hacer canciones a partir de líneas simplísimas que, por desgracia para el resto, se le daba bien a Asheton y Cia y a pocos, muy pocos más.
Por último, se supone que este tipo de música debería provocar algo en las tripas, ya que está lejos de ser un plato delicado: Una urgencia primaria, unas ganas de romper cosas, un reavivarse del cabreo interior. Pero no lo consigue. Quizá al que sea nuevo en esto le puedan impresionar, pero a los que hemos escuchado un poco más se nos quedan en banda aceptable, aguerrida y voluntariosa que aún no ha encontrado su voz personal. Poca cosa, a estas alturas de partido y tal como lo veo yo. Razones de sobra, en realidad, para contestarles amablemente con su propia exigencia titular: Go Home.//LUIS BOULLOSA
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