martes, septiembre 27, 2011

Bandas que nunca debimos olvidar - ANTIETAM

Photobucket

Escuchaba discos con mi Dealer. El de los GP Six, “Starry Mind”, sonaba de puta madre. Me sorprendí de ver que Tara Key tocaba un tema ("Letter, que va a continuación) y entonces recordé a aquella gran banda que eran Antietam. Y, sorpresa, resulta que aún lo son y que siguen sacando discos probablemente excelentes más de un cuarto de siglo después. Y yo, a por uvas, como de costumbre.











I BEEN DOUBLE-CROSSED NOW FOR THE VERY LAST TIME AND NOW I'M FINALLY FREE




Bob Dylan - Idiot Wind - Bootleg Series Vol.2 - MyVideo



El gordito se lo hace bastante bien.

Y no, ninguna de las versiones es la "original".

Y sí, este post es totalmente gratuito, pero tan terapéutico...

Ah, y casi no recordaba que en realidad ya había hablado de ESTO.

domingo, septiembre 25, 2011

LA FRASE DEL DÍA (III)

Photobucket

"I don't believe in the functional family, and I've never known one"


(Mi adorada Annie Proulx, por lo que a mí respecta la mejor escritora norteamericana actual, en una rueda de prensa en Madrid, repondiendo a por qué en sus cuentos se retrataban relaciones familiares tan "extrañas")

Aquí una entrevista con ella.

HIJOPUTAS Y ÁNGELES (un elogio de mis bares oscuros)



He hecho gran parte de mi vida en bares oscuros. No es una declaración de malditismo ni una pose. Me gustaban, y me gustaba beber, y he hecho gran parte de mi vida allí, en esas atalayas subterráneas en las que todo el mundo se conoce o se ve venir y las noches oscilan entre el desperdicio de material humano y la terapia de grupo. Hay una especie de feroz alegría en la tristeza, a veces, y por ambas, alegría y tristeza, perdonas y eres perdonado en sitios así, alejados de la sociedad exterior tanto como se puede estar (o sea, poco, pero algo). Hasta allí llegan las miserias en volquetes, pero también los chistes y la sabiduría. Todos intuyen que los otros y ellos mismos acabarán mal, quizá, pero se divierten porque saben que eso le pasa también al Papa, al comisario y al juez. Se divierten en ese lago residual en el que, con la iluminación adecuada, los jirones de las vidas pueden llegar a brillar con una luz casi sublime. Todo es allí al tiempo insoportablemente común y vagamente extraordinario.

Soy de bares oscuros, sí, no de tascas de aperitivos, aunque las pueda frecuentar; no de maratones alcohólicos que empiezan antes de comer, aunque he corrido unos cuantos y a menudo he entrado ganador en esa meta del catre donde raramente esperaba nadie. Tampoco soy de terrazas: al contrario que al personal, me provocan una extraña inquietud, como si hubiese algo muy urgente que hacer que yo he olvidado. Soy habitual y “parroquiano” -“a regular” que dirían los ingleses, encristianados nosotros, marciales ellos-, y tengo querencia por sitios donde las mujeres están –haberlas haylas- pero no son multitud ni mayoría, lo cual no es ni mejor ni peor cuando lo que se busca no son mujeres.

“En el bar de Katy/la noche nunca tiene fin/En el bar de Katy/entras pero nunca/sabes cuando vas a salir”, canta el amigo Miguel Oñate, que sabe de lo que habla y al que conocí allí mismo, como a tantos más. Ese es uno de mis bares oscuros, quizá aquel en el que he dejado, para bien, más neuronas, y en el que he vivido más disparates memorables, más noches desoladas y más epifanías de baja intensidad, aunque muchas, es cierto, las había olvidado ya antes del siguiente y doloroso despertar.



Durante un tiempo, lo recuerdo, fui también un hombre de resacas. Caminé por ese filo extrañísimo en el que disfruta uno del cuerpo deshecho tanto o más que de la noche de farra que lo provocó. A ciertos niveles de comportamiento abisal, una borrachera no es más motivadora para uno que un polvo estilo misionero para un actor porno. Se buscan otras cosas, aunque sea a escala. “Vive el peligro y vivirás más”, decía Fernando Alfaro cuando era un niño oscuro y un genio.

La mayor parte de quienes me conocen pensarán –benévolos consigo mismos, borrando sus propios rastros con ácido social- que he malgastado todos esos días perdidos en los locales públicos. Y es cierto, los he malgastado por voluntad y con gusto, a salvo momentáneo de todo aquello que es ortodoxo, correcto, atado y bien atado. Los he repartido entre los perros con enorme placer porque eran míos, los he liquidado sumariamente, con brío y, en general, con estilo. Los he visto desaparecer, codo a codo en la barra con hijoputas y ángeles, en un imperecedero camino de los palacios a las cabañas y de vuelta otra vez, escuchando Rock&Roll, tocando al mundo no con la punta de los dedos sino con el cuerpo entero, las manos llenas, el hígado, la boca, las vísceras. No sé si existe el alma, pero después de una noche de las buenas en el bar de Katy, saliendo radiación del día, lo que te queda debe ser eso, porque mucho más no hay.

Intentar una lista de momentos y gentes daría para varios libros difíciles de escribir y más difíciles de creer, por mucho que las situaciones sean (ferozmente, eso sí) mundanas. Yo no los escribiré: ya los viví y me basta. Hay algo en la vida de un bar oscuro que incita al silencio, a no contar, a mantenerlo todo en inadvertido secreto de colegas para que un día, en cualquier otro sitio, en otra conversación, surja de pasada y en todo su esplendor. Es un esplendor de claroscuro, claro; es un fogonazo de pintura negra, y decir que no ha habido días absurdos y barras tristísimas sería estúpido. Pero es que en todas las familias los hay.

Ahora pienso vagamente en cuidarme un poco, que buena falta me hace, pero incluso aquí, recluido en el campo, supuestamente a salvo de idiotas y becerros y de mi propia y destructiva capacidad de introspección; incluso aquí, soñando con irme a vivir a Santa Fé o a Australia, sé que soy carne de bar oscuro y no lo niego. Me gustan, es sencillo, y en ellos he sido muy feliz.

Curioso, pienso después, por último, que el Rock&Roll, empeñado en hablar de la libertad acabe consignado a dos espacios inevitablemente claustrofóbicos: El local de ensayo y el bar. Redentor, revelador que sea él mismo, ese malgastado y malentendido Rock&Roll, el único capaz de transformar a ambos cubículos, de nuevo, en espacios de libertad.

jueves, septiembre 22, 2011

EN BUSCA DEL FUEGO


(Una conversación con un amigo por el chat de Gmail. Tal cuál, sin cortar. Creo que es ilustra bien ciertas cosas)

(...)
me: de dostoyevsky
de cuando estuvo en siberia
pero es novela
julio: la verdad es que entre lecturas de trabajo y ritmo un poco atroz no consigo finiquitar el cementerio de Praga
12:50 PM Tienes twitter?
me: NO
para qué?
12:51 PM julio: Yo me hice pero no lo había utilizado nunca
Me están convenciendo
Pues a ti te pega, es un blog pero directo
como un puñetazo lo que piensas al momento y sin ambages
12:52 PM me: NO
la gente debería pensar más
no menos
la gente debería tener MENOS prisa
No más
julio: yo aún no estoy muy convencido
me: Deberíamos ser capaces de quedarnos cuatro horas sentados leyendo un libro
y ya no lo somos
con catorce años era capaz
y ahora no
y yo soy de lo más neoarcaico que encontrarás
12:53 PM julio: Deberíamos ser capaces de quedarnos cuatro horas sentados leyendo un libro: es la típico post de twitter
me: dentro de poco nos comunicaremos con escupitajos
ya
pero, ¿lo haces?
julio: Y lo otro igual, es irónico
me: Todo se puede refutar desde un punto de vista cómico y postmoderno
julio: Decir lo que piensas de las nuevas tecnologías, a través de las nuevas tecnologías
12:54 PM sí
me: yo lo se hacer muy bien
julio: Tal cual
me: pero...
12:55 PM hay que concentrarse si se quiere crear algo serio
dispersarse está bien
julio: La realidad es que todo ha cambiado, las redes sociales ya no son una moda, están metidas hasta en la sopa y creciendo...no es sólo una paginita para ver a tus amigos y comentar la borrachera de la fiesta de fulano
me: para los que no tienen nada que pensar o tienen un equipo de prensa que se ocupa
12:56 PM Tu me dirás para qué sirven (positivo)
julio: Es un poco pereza pero es así
me: mira
la gente tiene miedo
¿sabes a que tiene miedo?
¿te lo cuento?
12:57 PM julio: No lo sé tron pero es que exceptuando a los obreros de la construcción en el resto de curros ya están pesadísimos con las redes sociales
me: tiene miedo a desaparecer cuatro días y que de repente nadie le llame ni le escriba. Lo que me acaba de pasar a mí (otra vez). luchan contra el olvido, y una manera eficaz es estar ahí todo el rato. Hay que aceptar la soledad. llega al final, quieras o no. mejor cogerla desde el principio...
Tu me hablas de curro
yo te hablo del ser humano
12:59 PM julio: Sí, sí...si no te digo que no. Per a fin de cuentas tú y yo también estamos en un chat, que antes era impensable
Es verdad que yo hay gente con la que me comunico más y mejor por el chat que en la vida real
Es acojonante
1:00 PM La puta ventanita
1:01 PM me: Si, eso es verdad
exactamente igual
que la comunicación POR CARTA
es distinta
o por telegrama
y a veces mejor
¿Cuando fue la última vez que escribiste una carta?
yo hace diez días
o veinte
1:02 PM ¿escribes cartas?
si no escribes cartas has olvidado un modo de pensamiento
que solo se cultiva así
yo no tengo nada contra el messenger
es otro modo de pensamiento
pero a veces hay que elegir que "estilo" preferimos
1:03 PM NO SOMOS TERMINALES DE INFORMACIÓN
julio: Pues la última carta que escribí boli en mano y folio en blanco fue a una novia que tenía allá por el año 1999
me: o si lo somos deberían ser terminales controladas por nosotros mismos
Pues mal hecho
DEBERES PARA MAÑANA
escribe una PUTA CARTA
baja a correos
y enviala
ya verás que subidón
(sobre todo si te contestan)
1:04 PM julio: Bueno yo acabé de correos hasta los huevos cuando las invitaciones de boda jajaj
Me dice B. que está al cien por cien contigo...
1:06 PM me: Dale un beso de mi parte. Alguien coherente tenía que haber en esa casa
1:07 PM julio: Sí pero es la portera, que se pasa todo el día metida en un cajoncito sin ordenador
me: dios la guarde
julio: jajaja
1:08 PM me: ahora en serio
1:09 PM igual que esto sirve para acelerar la respuesta mental
ir al grano
julio: No, que es verdad, a mis las redes sociales me la sudan
me: y estar listo
el messenger
julio: Pero el chat me parece una maravilla
me: escribir una carta ayuda a poner las cosas en perspectiva
y encuadrarlas
y organizarlas
julio: Un poco esclavizante sí, pero una maravilla
me: un poco como tener que dar un discurso
es util
en fin

lunes, septiembre 19, 2011

BACON, JOSEPH Y YO (Una entrevista con SWANS)

Photobucket

(una entrevista con SWANS realizada por LUIS BOULLOSA y públicada en la revista Ruta 66, número de septiembre de 2011)

Entrevisté a Michael Gira en Oporto en primavera. Un par de horas después de los quince minutos que pude estar con él, los Swans dieron uno de los conciertos más apabullantes que he visto. Poco después salieron aclamados de esa especie de termometro que es el Primavera Sound. En Oporto habían tocado en a Casa da Música, espacio grandilocuente y snob con coartada cultureta, pero con una calidad de sonido casi irreal. Fue revelador para quienes, como dice mi amigo Jaime nacimos "demasiado tarde", asistir a la apabullante reencarnación de esa bestia bicéfala (por lo esquizo) que vuelve a dirigir Michael Gira más de una década después. Engrasados, extremos, ondulantes, monolíticos pero poliédricos cuando quieren, capaces a volver a su pasado de ralentizada brutalidad pero también de vivir en un presente de enrarecida épica y crescendos, Swans demostraron que se pueden aunar en un show de un par de horas el ejercicio zen, el amago de éxtasis, la misa negra y la bacanal sónica circular. Perturbadores, tanto por lo que consiguen como por lo que no logran, esa especie de alterado vacío al que aspiran, son un ente en mutación que ya ha deformado para bien los límites de su disco de regreso, ese “My Father Will Guide Me Up A Rope In The Sky” aún bastante deudor del desconocido e imprescindible trabajo de Gira con Angels of Light (y algo inferior a este). Lo próximo promete ser taladrante y magistral (a estas alturas ya debería estar grabado), y mientras tanto el hombre que da miedito de cojones se sienta, tan educado y pulcro él, con su sombrero tejano y sus ojos de azul que nunca sonríen, para explicarnos quién compone cuando se le abre el patio trasero del cráneo, lo mucho que le ponen la madonnas de Rafael y otras cosas sobre la vida real. Esa que no veis.


KAPUT- Parece que con este nuevo disco de los Swans abandonas un tanto la construcción de canciones “ortodoxas” y vuelve a primar bastante el tratamiento del sonido. ¿Cómo sucedió?

MICHAEL GIRA- Este disco es una especie de amalgama de esas dos cosas –el centrarse en la construcción de una canción desde un concepto más definido y el tratamiento del sonido-. Escribí varias de las canciones durante el último par de años, así que supongo y presumo que en principio son canciones de los Angels Of Light… pero entonces empecé a cansarme de la idea de hacer otro disco trabajando de la manera en que había venido trabajando, y la verdad es que deseaba tener de nuevo la experiencia de las cascadas irresistibles de sonido que te destruye el cuerpo. Realmente quería hacer eso, así que cogí esas canciones que tenía y junté a los Swans y las expandí hasta acercarlas a eso, y también escribí un par de canciones más que si eran directamente para los Swans, así que es una especie de transición, pero para el siguiente disco seguiremos en esa dirección. Estamos tocando en directo ahora dos o tres cosas nuevas, trabajando más el sonido y el espacio, y las palabras encajan bien aquí y allá, pero la canción no está escrita con una guitarra acústica…bueno, sí lo está, pero la mantengo abierta, para que cuando vengan los músicos podamos trabajar de otra manera.

K- Están evolucionando en directo, entonces…

M.G.- Bueno, nos las estamos aprendiendo ahora, las vamos a grabar en Julio en Berlín, una vez que estén “giradas” y hayan crecido del todo… algunas de ellas duran ya treinta minutos. Salen del hecho de tocar, no de yo mismo sentándome y definiendo el concepto de la canción, y al final de todo, cuando esté acabada, orquestarla.

K- Creo que a veces el artista más que un creador personal es un medium, un canal a través del cual determinadas fuerzas se manifiestan? En ocasiones has hablado de ello, y…

M.G.- No hago afirmaciones como “el artista”, sólo como “Yo mismo”…

K- Ya, pero tú…

M.G.- Bien, no pienso en mi mismo como un canal pero sé que estas historias, estas narraciones musicales… hay un momento en el que toda tu experiencia vital y todas tus habilidades… A ver, lo primero es sentarte ahí, tú solo, e ir poniendo las palabras una detrás de otra, pero a veces, de pronto, hay algo se abre en la parte trasera de tu mente… algo que no sabrías definir. Es lo que siempre estoy esperando, pero sólo sucede en ocasiones, otras veces es un proceso muy cotidiano y común, algo de cada día… prosaico. En el escenario, con la música, establecemos una situación que potencialmente tiene un final muy abierto, y la idea es la de perder tu cuerpo y perder tu mente en el sonido y que en un momento el sonido posea por la fuerza, tome el control y nos conduzca, más que al revés…

Photobucket

K- ¿Cómo es cuando sucede, cuando se abre esa parte trasera de tu cabeza?

M.G.-Es un vómito…

K- ¿Y nunca existe la impresión de que hay algo detrás de ese vómito que no eres tu, detrás de esa fuerza que no eres capaz de definir?

M.G.- Bueno, había canciones en los Angels of Light… Estaba esta canción, “Joseph Song”… yo le llamo a este individuo Joseph. Se sienta en mis hombros y mete sus manos dentro de mi cabeza. Es como un… hermano demoníaco (quizá “demónico” sería una palabra más ajustada para la expresión “demon brother”. N. del T.); aunque supongo que tu estás asumiendo que hay algo relacionado con Dios o la espiritualidad… pienso sobre eso pero no necesito nombrarlo, no creo que haga falta nombrarlo

K- Pero tu música, repetitiva, tiene algo de ritual, y lo ritual siempre está conectado con el concepto de la divinidad…

M.G.- Tengo un amigo que es un devoto católico. El dice que no tengo entrenamiento espiritual… ¡Es mi música! ¡Esa es mi práctica espiritual! Y creo que es lo mismo que meditar… cuando va bien eres capaz de llegar a un estado en el que puedes expresarte y simultáneamente perderte dentro de otra cosa distinta, y ambos os disolvéis dentro de algo que está al tiempo dentro y fuera de ti. Eso es lo que intentan las religiones, y lo que la gente quiere, por eso quieren religión. No necesito una religión como tal, aunque las historias son magníficas…

K- En tus letras siempre has hablado mucho de las relaciones de poder, encarnadas en el sexo, la violencia o los medios de comunicación de masas. Este último aspecto me preocupa. A veces pareciera que cuantas más supuestas opciones de elegir tienes, más controlado estás…

M.G.- Creo que la situación empeora y empeora. Los anuncios, por ejemplo están enfocados a crear una gran ansiedad, estableciendo una serie de objetivos que te hacen sentirte incompleto, y entonces necesitas lo que te están vendiendo para sentirte entero, coches, zapatos, logos, camisetas de bandas, todo eso… la sociedad de consumo en la que vivimos está totalmente creada por los medios y el apetito, las corporaciones… Supongo que en los primeros días quizá hubo algo romántico en los anuncios, ¿verdad? Fumas estos cigarrillos y te harán parecer más como un gangster o algo así… pero ahora es tremendamente sofisticado y están teniendo éxito en su empeño de delimitar una sociedad en la que todo el mundo… bueno, no todo el mundo es un esclavo, pero… una sociedad de gente cuyas identidades dependen del consumo. Es bastante terrible, porque el consumo masivo es una de las cosas que está destruyendo el mundo.

Photobucket

K- Te dicen que estás solo y que deberías tener todos estos contactos… han llegado hasta ahí…

M.G.- Se están introduciendo en tu mende, sí. La gente se vuelve más y más superficial, disolviéndose en el paisaje que crean los medios masivos.

K- ¿Te afecta personalmente?

M.G.- Lo uso mucho. Soy sujeto de eso también. Cuando yo era un hombre joven… un joven… vi muchísima televisión, entró directamente en mí y formó la persona que soy; la publicidad, todo… es algo psicódélico, de algún modo, pero nada comparable a lo de ahora.

K- ¿Hay una postura que pueda tomar el artista para evitarlo, una lógica tendencia hacia la misantropía?

M.G.- Es una pregunta demasiado importante para que la conteste yo… Está esta gente que son los individuos más puros… y está toda esta gente, también, que están deseando ser parte del canon, que están deseando ser esclavos. Pero siempre ha sido así, y siempre será asi.

K- En “No words/No thoughts” pareces hablar del ego y quizá tenga alguna conexión con todo esto…

M.G.- Esta canción la escribí para los Swans, y la música vino primero y es lo principal. Me estaba entrando pánico porque tenía que grabar las voces y no tenía nada escrito, y finalmente, de algún modo, me di cuenta de lo que tenía que decir, más sobre un proceso mental que sobre una historia en sí misma. Lo hice un par de días después… como decíamos antes, algo se abrió…

K- “Reeling the liars in”…

M.G.- Esa es muy Angels of Light.

K- Sí, pero parece que el predicador que la canta hablase de los demás y de sí mismo a un tiempo…

M.G.- No creo que ningun predicador que diga algo contra la el sexo o la homosexualidad o el mal o el demonio tenga derecho a decirlo a menos que se de cuanta que está también dentro de él.

K- ¿Existe, a este respecto, la posibilidad de convertirse en lo que uno odia cuando trabaja demasiado cerca del asunto…? Lo percibo en algunos mitos del Hardcore como Henry Rollins o Jello Biafra.

M.G.- Soy solo un individuo, sólo escribo canciones. Jello es fenomenal, pero es verdad que es un poco así, un poco mesiánico…

K- ¿Cuáles han sido tus influencias no musicales en los últimos tiempos? A veces tu música me recuerda más a algunos pintores, como El Bosco, que a otros músicos o estilos…

M.G.- ¿El Bosco?

K- Jeronimous Bosch…

M.G.- Ah… En una ocasión paseé una semana en el museo de El Prado, viendo a El Bosco, y los maravillosos Rembrandts… nunca había estado allí antes. Creo que esa semana, sencillamente no fue suficiente… ocho horas al día… me recuerdo paralizado delante de… creo que era un Rafael, esa mujer bellísima que mostraba sus pechos y de repente sentí que tenía una erección (risas)… ¿Qué es eso, el siglo quince? La miraba y la miraba, y la miraba, tan sensual, tan bella… quería tocarla (risas). Asombroso…

K- ¿Y crees que esa fascinación pictórica tiene una influencia en tus letras, en tus visiones?

M.G.- No se si específicamente sobre mis letras, pero una gran influencia sobre mi, sobre mi vida, sobre mis ideas artísticas, sobre la percepción de lo que quiero alcanzar, sería Francis Bacon, ¿sabes? Creo que es un artista tremendo. Hay algo en la manera en que trabaja desde la intuición, aunque era también muy formalista, al final. Cuando empezó a trabajar no tenía realmente idea alguna de lo que iba a hacer y esta cosa creció y creció saliendo de quien él era; esta cosa creció, pero el la informó, con esta estética tan personal y disciplinada…Al final, ¿sabes?, era improvisado…

viernes, septiembre 16, 2011

VIDA Y MUERTE DE UNA BANDA DE BAR (y III)

Photobucket

(Escrito a las tres de la mañana en mi gabinete campestre, sobre algunas notas tomadas al azar por la mañana. Sereno, consciente, aburrido)

¿Sobre qué hablar en las letras de una banda de rock? La respuesta es sencilla: habla de lo que te salga a ti de los cojones y si eres bueno, acertarás. Si quiere uno acotar (o ampliar) algo el espectro, siempre puede acogerse al título de aquel clásico de Big Black: "Songs about Fucking".

Los que escribimos canciones, en todo caso, y sobre todo letras, y sobre todo letras en inglés, tenemos varios problemas en un país que -asumiendo que el inglés, hoy, es el latín- avanza a duras penas por un periodo inicial de romanización. Vamos, que ni puto caso te van a hacer. Pero tú a lo tuyo. Luego está la vagancia general de la banda tipo: raramente la letra que entregas a tus congéneres rockeros irá a alguna parte. A veces tendrá “demasiadas palabras”, otras veces el guitarrista de turno estará viendo “donde encaja”, las más, sencillamente, les resultará más fácil rellenar los huecos de una música ya hecha con exabruptos y gruñidos inarticulados, lo cual tampoco está mal, según se mire. A mi ese estado troglodita me gusta, aunque prefiera combinarlo con algo de pensamiento, sólo un poco, sin más pretensión.

Me he estado escuchando estos días lo demoledores “Blank, Blackout Vacant” y "Feel The Darkness" de los Poison idea, y creo que en semejantes monstruosidades, sin duda alguna dos de los mejores álbumes de PUNK de todos los tiempos, me dan la razón. Las letras, contra lo esperado y lo que recordaba, son magníficas en su aparente sencillez. ¿Cuántos se han fijado en ello alguna vez? No lo sé. El “cuántos”, supongo, debe dejar de importarnos si queremos hacer nuestro trabajo bien y no arruinarnos la esperanza demasiado temprano. No son el único caso de punk pensante, claro, los hay a docenas, por mucho que en la actual inercia de country and western deshidratado parezca que sólo los Bonny Prince Billy del mundo tienen la posesión de la palabra. Falta punk, os lo digo. Y falta palabra también. Aunque sobren poses y verborrea. Es decir, lo de siempre, pero más.

De todas las letras (algunas bastante malas, otras muy buenas) que he donado a los sufridos cofrades de mis bandas, apenas un puñado han terminado siendo canciones. No es que ellos tuviesen otras mejores, es sólo que la letra o no importaba o no merecía el esfuerzo de pronunciar palabras de más de dos sílabas en el inglés chapurreado que nos caracteriza, o vete a saber.

Honrosa excepción, mi colega Felix "La Cobra" Sanchez, que en sus ratos libres ayuda a ancianos impotentes pasando viagra de estraperlo –y eso es muy punk-, consiguió cerrar con letra mía cuatro temazos que se pueden encontrar en el disco que sacamos los 5 Cobras cuando yo aún estaba allí. Malas o buenas, cuando las oigo me siento orgulloso de algo tangible. Malas o buenas, y creo que son buenas en su conjunto, son un esfuerzo por ir, y por ser, más allá del puro y liberador exabrupto habitual; cuatro ejemplos ciertamente diversos en tema, enfoque y tratamiento, aunque bañados todos por esa pre-lisergia high energy que cultivaban los cobras en su mejor momento. “Rats in Stereo” es un retrato sólo levemente metafórico del estado de control mental y policial del que disfrutamos hoy, y debe bastante a Orwell, Huxley y otros tantos (también el título del disco, “Brave New Hole”); “Bad Medicine”, saturada de barroca iconografía rock, una revisión del tema del amor destructivo, que entonces me tocaba de cerca; “King Conan Blues”, escrita en 2004 en Murcia cuando Schwarzenegger amenazaba con hacer la tercera parte de Conan, una reflexión post épica, de monarca viejo que sólo ve cadáveres inútiles cuando mira atrás y nada encuentra frente a sí más que -como diría Quevedo- “el recuerdo de la muerte”; “Respect”, por último, vuelve a las relaciones malditas, pero desde una visión ligeramente más positiva que no niega la posibilidad de curación.

Todas están en el libreto del disco, y no las recuerdo ahora para convencerme de lo cojonudo que soy ni para purgar errores de juventud, que también. Me sale, simplemente. Intento recordar como surgieron y retorno al mismo punto de creación, ese que provoca tantos equívocos: el momento. Ese vómito de apenas unos minutos en los que de repente todo sale de corrido, como si siempre hubiese estado ahí, cerrado, esperando por ti; ese engañoso instante de coagulación que hace pensar a algunos que sólo son mediums de alguien distinto o que las canciones flotan en el aire y se necesita ser como una antena que las sintonice. Olvidan quizá, o prefieren olvidar, todas las horas trabajadas y los días trabajados en un esfuerzo casi nunca visible, puramente mental. La planta surge aparentemente sola, sí, amigos urbanitas, pero siempre hay alguien en casa con la espalda rota de tanto arar. Flaco favor le hace esa mesiánica autocomplacencia al arte que se cultiva: Los que nos consideran unos vagos redomados acumulan fácilmente munición.

No quiero negar con esto el momento de inspiración. Existe, pero por lo general sólo existe si uno se ha preparado para recibir esa inspiración. No sé si hay individuos sencillamente tocados por la mano de un Dios que desconozco, podría ser. De todas maneras, su número (que no sus obras) es matemáticamente despreciable en un mundo en el que ya es difícil encontrar individuos que sepan leer y escribir.

La siguiente conversación es real. La sostuve con un crítico musical.

-Ya no hay bandas como las de antes.
-Claro que las hay, yo te puedo decir diez ahora mismo.
-Dime una
-Los Drones
-Sí, los Drones son cojonudos.
-Y tienen unas letras de la hostia.
-No sé, yo nunca leo las letras.

Difícil tesitura, la literatura en general, esfuerzo excesivo que a menudo no llega a ningún lado y que ofrece poco o nada a cambio de la inmolación. No mucho más fácil el Rock&Roll para el que escribe.

Ahora, en mi asociación renacida con un antiguo guitarrista del que soy amigo desde hace ya veinte años (¡veinte años!), sé que las cosas fluirán porque ya fluían antes, cuando éramos totalmente inexpertos y montar una banda parecía un misterio indescifrable, un amasijo de cables enredados que había que recomponer a ojo, basándose en la pura intuición, la energía en crudo y la voluntad de gritar. Hemos perdido sin duda, parte de aquella energía, pero acaso no hacía falta toda. Lo cierto es que cada vez escribimos mejores canciones, y mejores letras y que, a la espera de la decrepitud, me refugio en la historia del toro y el torito que le contaba Robert Duvall a Sean Penn en la destacable “Colors” de Dennis Hopper (aquí “Colores de guerra”).

Estaban un toro y su hijo en la cima de una colina y vieron a varias vacas que pacían abajo en el valle. El torito le dice a su padre “Papá, ¿por qué no bajamos corriendo y nos follamos a una vaca?”. Y el padre le responde “No, hijo. Mejor bajamos andando y nos las follamos a todas”.

Pues eso.

Palabras para el que sabe.

Id con mi bendición.