viernes, noviembre 23, 2007

LIARS - "Stumm 287" (Mute)


Un regreso a la (relativa) sencillez para despistar una vez más al personal en una carrera que va camino de convertirse en una tesis sobre el quiebro y el regate. Sin embargo, donde antes había riesgo (triunfante en el brutal y desasosegante "They Were Right, so We Drowned; discutible en el conceptual y excesivamente pretencioso "Drum´s Not Dead" ) ahora hay una sopa de influencias reconocibles y comunes; sazonada eso si, con gusto, y nutritiva sin excesos. Así, habilmente y sin aparente esfuerzo, construyen un disco sólido, impostadamente oscuro, que navega con facilidad entre Rammstein (lo que oyen, señores) y unos Jesus And Mary Chain caseramente barnizados de krautrock, entre una visión monolítica de los Joy Division y un relajado Perry Farrel con unos hipotéticos Death in Vegas como banda (en más de una ocasión, como en "Houseclouds" la voz se acerca a aquella que alguien definiera una vez como de "angel al borde del estupro"). Un disco, en fin, que podría competir, en menos pop, con los mejores trabajos de gente como Six By Seven (¿alguien los recuerda?), pero que resulta ligeramente corto, sobre todo cuando nos recuerdan, como en "Leather Prowler", que si quisieran podrían ser aún aquella banda, puro calambre, de cuatro o cinco azños atrás. Queda en el aire la pregunta de si realmente sigue habiendo sinceridad detrás de la máscara o si poco a poco se han ido convirtiendo en solventes artesanos de una música moderna tan bien conjugada como carente de nervio interior, hábiles barajadores de estilos e influencias para solaz del indiedom. Mientras las respuestas sean así, por mí bien. Pero, siendo quienes son, sigo esperando más, francamente.//Luis Boullosa

miércoles, noviembre 21, 2007

TWO GALLANTS - “Two Gallants” (Saddle Creek)


Prometían mucho los Gallants con su anterior largo, el aspero y contrapelado “What The Toll Tells”. Era un álbum difícil de entrada pero extenso y generoso en placeres una vez que se traspasaba el tosco umbral de voz y batería. Gemas como “Steady Rolling” y una lírica torcidamente shakespeariana mostraban que lo que cocían los colegas no era moco de pavo y los emparentaba, aún cachorros, con los francotiradores más irreductibles del rollo americano (Giant Sand y tal y tal). Y en esas, nos llega este tercer disco, el que todos esperaban como la confirmación y asentamiento. Pues no. Hágale usted caso si lo desea a los cronistas de la prensa que se han encargado de ponerlo por las nubes en los últimos meses, pero “Two Gallants” (con el nombre no se han comido el tarro) no da la talla de esas expectativas. Las letras siguen siendo intensas e interesantes, eso no se lo quita nadie, pero los temas son unidireccionales, monótonos y carecen de los estribillos brillantes que les hacían levantar el vuelo en el anterior trabajo. Largas, largas, larguísimas, canciones que habían empezado bien ya están pidiendo a mitad de recorrido que pase uno a la siguiente en busca de un poco de contraste, de dinámica, de aquello que nos hace aferrarnos a cuatro acordes y una melodía aullada como si nos fuese la vida en ello. Un algo misterioso que aquí ha desaparecido. Sintomáticamente, el mejor momento del álbum llega en el tema en que se apean de su burra de chillido y batería desordenada para marcarse un “Fly Low Carryon Crow” magnífico que demuestra que podrían llegar a ser algo más si se decidieran a abandonar una formula tan vistosa como agotada, a la vista del resultado. A cabalgar lejos de ese sufrimiento casero y al cabo impostado (aunque bien impostado) para entrar de verdad, con dos cojones, en el siempre proceloso mundo de la tra(d)ición.//Luis Boullosa

STEADY ROLLING
DESPITE WHAT YOU´VE BEEN TOLD

martes, noviembre 20, 2007

COSMIC PSYCHOS - "Dung Australia" (Shock Records)

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Grupo entrañable donde los allá, los Psicópatas Cósmicos. Que de cósmico, por cierto, tienen el nombre y poco más, porque el resto es terreno a más no poder, con las botas bien metidas en un charco de barro y distorsión del que a estas alturas no parecen dispuestos a salir. Son, angelitos, como una especie de Motorhead de bolsillo, y como estos, no defraudan pese a las inevitables oscilaciones de calidad en sus discos. Y en directo son (tres veces a lo largo de mi vida lo he podido comprobar) un buldozer aplastacraneos, de segunda mano, eso sí, pero en perfecto estado de funcionamiento. Punk fibroso, musculado y a la cabeza, caiga quien caiga, como demuestran en este “Dung Australia” que facturan tras la muerte en julio de 2006 de Robbie “Rocket” Watts, su guitarrista desde el 90, la marca de la casa sigue ahí con su sustituto, John Onya (Onyas). Un magma más pesado que veloz, recocido en su propia saturación (el bajo parece salir de un ampli rajado, en una especie de crujiente e indefinido estertor) y en el que no hay temas que sobresalgan sobre los demás, sino, más bien, un continuo de efectivas coces en el bajo vientre de las que es preciso escuchar a todo el volumen posible. Paladines de un cazurrismo antipodico trufado de humor de taberna, a menudo esa imagen de curriquis cerveceros y analfabetos no les ha hecho demasiado bien. Y lo digo porque muchos de sus trabajos no tienen nada que envidiar a los de colegas de generación como a, por poner un ejemplo, el tan celebrado como discutible último largo de los Beasts of Bourbon. En fin, que lo que hay aquí no llega a la excelencia de “Down On The Farm” (85) o “Go to the Hack” (89), los dos hitos de su carrera, pero demuestra que en el perdido arte de no bajarse de la burra ni a tiros, ellos son catedráticos. Conocerles es amarles.//Luis Boullosa

RAIN GAUGE (VIDEO)
SHE´S A LOST CAUSE (TV)

martes, noviembre 13, 2007

CAREER SUICIDE - “Attempted Suicide” (Deranged Records)


Al próximo que te pregunte que es eso del hardcore le pones “Play The Part”, el tema de apertura de este disco. Y arreglado. Perfectamente ubicables en la primera mitad de los ochenta, pese a que son de ahora mismito, estos pipiolos canadienses ejecutan en trece hostias bien dadas un disfrutable calco de lo que, por aquel entonces, postulaban los gigantes del género (Black Flag, Minor Threat, Suicidal Tendencies, etc, etc...) y algo después remacharon bandas aún en activo (Sick Of It All, por citar una). Un hipohuracanado desfile de consignas antisistema con cerebro detrás ejecutado con toda la mala baba y la cortante efectividad que caracteriza a lo mejor del género. En su contra, la absoluta uniformidad de principio a fin que deja al disco sin dinámica. En su favor, además de que suenan como un puto cañón, el devolvernos una pureza de forma y acción que se echa de menos en el mundo del harcore actual, inundado de comercialismo, vendido al pastel emo o irrevocablemente infectado de metal. Nada de eso hay aquí. Batería, bajo, voz y guitarra (y que guitarra, colega) arremetiendo con fría y rabiosa precisión. Un oxigenante festín para los que aun desemplovamos aquellos días de furia de vez en cuando. No se comeran nada. De eso puedes estar seguro.//Bastard Son of Cheetah Chrome

LIVE IN JAPAN

lunes, noviembre 12, 2007

THE FELICE BROTHERS - "Tonight at the Arizona" (Loose)


No son estos hermanos (tres de verdad y uno por el familiar roce inherente a una banda de rock) de las montañas de Catskill los primeros que pasean por el camino marcado por Dylan en los albores de los sesenta y por los agrestes senderos que desbrozaron palmo a palmo The Band, tiempo más tarde; pero lo hacen -incluida su mitología desgarrada, atemporal y violentamente romántica- con inusitada naturalidad y brillantez. Cierto que el parecido vocal con el Zimmerman primigenio nubla el juicio durante la primera escucha, y que la misma imagen de portada remite de forma acaso demasiado evidente -aunque entrañable- a aquel sustrato vital y musical sobre el que los Robertson, Helm y compañía tallaron algunos de los mejores discos de su época. Pero, sacudiéndose el prejuicio, las canciones imponen su independencia por pura calidad, mostrando un apreciable talento para la observación y habil descripción de las encrucijadas humanas. Nevadas, tormentas, la primavera llegando una mañana mientras uno sale a desperezarse aún impregnado de la peste a madera quemada y café del interior de la cabaña de troncos... Pueblos de los que hay que huir (La inapelable «Roll On Arte», quizá el mejor tema del disco), meditaciones sobre el suicidio («Hey Hey, Revolver» durante cuya grabación un rayo, perfectamente audible, impacta sobre el estudio casero), trafico de heroína para pagar las facturas médicas de mamá («Rockefeller Druglaw Blues»)... Y giras, minibús escolar atestado, bolos en chozos inmersos en una humareda que proviene, probablemente, de la combustión espontánea de la tradición misma en manos de los nuevos vagabundos mágicos. Un disco irregular, magnífico por momentos y siempre apreciable en su deshilachada y gloriosa expresividad. Ya sabes, algunos mensajes son universales. «Rueda, sigue rodando/Tu corazón es demasiado bueno para este pueblo...». Amén. //Luis Boullosa (Reseña publicada originalmente en la revista Ruta 66, ejemplar de Nov. 2007)

ROLL ON ARTE (VIDEO)

domingo, noviembre 04, 2007

LORDS – “Swords” (Jade Tree)


El trabajo de diseño, hermoso, recargado, inquietante, hace justicia al igneo magma de hardcore metalizado al que envuelve. Entre lo brutal y lo clínico, cortantes e hiperagresivos, los jóvenes Señores despachan un discazo peculiar se mire por donde se mire. La producción, por ejemplo, deja en un extraño segundo plano a unas guitarras disonantes y magníficas, poniendo por encima la voz y la descuartizada rítmica de la batería. Y sin embargo, contra todo pronóstico, la fórmula funciona como atrayente caos sonoro sobre el que montar una serie de oscuras pero certeras reflexiones -metafóricas, las más de las veces- sobre los imperios y su brutal falsedad (“Ringfinger”, “Lift High The Mighty Throne”) y la necesidad de abrir los ojos y afinar la conciencia para comprender la realidad que existe más allá de lo visual y lo táctil y, sobre todo, más allá de la ración de mentiras con la que somos alimentados cada día (“Two Lies”, “Curse Of Clear Vision”). Añádansele un par de fantasmagorías a la Lovecraft (“She Is The Last”, “My Kind Live Low”) y esa reflexión sobre la muerte y la necesidad de acción que es la enorme “Watching The Clock” y ahí está uno de los mejores discos de música agresiva de los últimos años. Muy por encima, por su perspicacia, de la legión de bandas supuestamente políticas que pueblan el panorama. Su negro jarabe se digiere como un purgante tan áspero al paladar como necesario para la conciencia. Imperiales.// Luis Boullosa

HEY, COLOSSUS! - "Project:Death" (Underhill Records)


Vale, el proyecto se llama muerte, pero es un placer estar vivo para seguir escuchando burradas así, en tiempos poco halagüeños para tan contrapelada expresividad. Con un deje metálico inicial, pero más inspirados probablemente en ese core ralentizado que tan bien han sabido alargar hasta hoy santones como Melvins o Unsane, los colosos reparten unas cuantas cucharadas bien llenitas de ese grumoso caldo negruzco que a algunos tanto nos alimenta. Comienzan pesados y atmosféricos, pero a la segunda las cartas ya están sobre la mesa. El título lo dice todo: “Yo soy el estrangulador de Chiswick”. Y el contenido lo remacha con un arranque de furia minimal y rítmica poderosa que muchos con más nombre quisieran para sí. Y es que son una de esas bandas que juegan a lo esencial: No hay aquí ni bagatelas de producción ni apenas ornamento, ni fanfarria innecesaria ni truquitos para hacer más tragable la puta realidad. Sólo un descarnado y austero paisaje de hormigón postindustrial y el latido de estática que permanece aún, en la ciudad arrasada. Un clásico menor de la certeza y la agresión.// Luis Boullosa

I AM THE CHISWICK STRANGLER (LIVE)

BRIMSTONE HOWL – “Guts Of Steel” (Alive Records)


Otra de garage a la brasa, de la mano de los muy fiables chicos de Alive (Buffalo Killers, Two Gallants, Black Keys, etc…). Difícil tarea la del Aullido de Brimstone, pese a la indudable calidad del producto que presentan, en un género ahora mismo saturado de bandas apreciables aunque descabezado desde que los Deadly Snakes decidieron disfrazarse de The Band y, luego, desaparecer. Vale la pena, sin embargo, echarles un ojo, aunque solo sea poe ese segundo tema, “In The Valley”, que los hermana brillantemente con los Giant Sand del comienzo, cuando sus raíces americanas comenzaban a empaparse de visión personal. Por lo demás, cumplen, pero parecen demasiado atados a una tímida perversión de las formas clásicas que hace mucho que se convirtió en un género en sí misma. Y adolecen de una cierta incapacidad para el estribillo original. En todo caso, atesoran agradables momentos de punk encabritado (“Heart Attack”), protosurf de la llanura (The Moment And The Hour”, donde recuerdan a los olvidados Jet Black berries) y desfase en general. Confiemos en que tengan esas tripas de acero de las que presumen para soportar lo que les queda por tragar.// Luis Boullosa

THE TERMINALS – “Forget About Never" (Dead beat)


Desmadejados, onomatopéyicos y trogloditas; achicharrantes en su cavernaria visión del garage-punk, nihilistas por la cara. Los Terminals pueden ser de primeras, tan refrescantes como cualquiera de esos grupos que se niegan a aprender las más básicas normas de urbanidad para poder preservar el puro y duro exabrupto creador tal cual nace. Por desgracia, la falta de variedad y la opacidad instrumental terminan por lastrar bastante el conjunto al canbo de unos cuantos temas, en tanto que no son banda de hits sino de fórmula (matraca encharcada en teclados con vírica ascendencia Cramps y Sonics; amalgama de ruido siniestroide capitaneada por el reververante aullido vampírico de Lizz Hitt). Un manjar infrasónico, en fin, que probablemente funciona mejor como entrante que como plato fuerte y al que el formato LP le queda tan grande como ajena le resulta la palabra producción. Un bien y a esperar.//Luis Boullosa