sábado, febrero 25, 2012

DE RINGO Y DE YOKO... (I)

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... Que es lo que siempre contesto cuando me preguntan de qué Beatles soy yo. A veces aparecen cosas curiosas y recomendables en sitios raros, pero eso es lo normal. Lo raro es que aparezcan en sitios normales como este. Por suerte cuando no sepamos distinguir el bien del mal ni el amigo del enemigo, siempre nos quedará Ana Botella.

jueves, febrero 23, 2012

INFRAMUNDO EN ACCIÓN (Música para no bailar)

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Dos de los discos que más me he escuchado en 2011 no han sido reseñados nunca aquí. Son “Shit in the Garden”, de PINK REASON y “In the Army 1981” de PUFFY AREOLAS. Desconfiaba en el primer caso, de mi propia capacidad para afrontar en papel un trabajo tan pasmoso. Esperaba al día apropiado, ese que llega sin avisar, para ser capaz de alcanzar la metáfora adecuada pero también el punto crítico necesario. Y nunca llegó. Contiene –y eso ya vale un reino y un caballo- uno de esos temas eternos: “Sixteen Years”, vitriólico estallido de cristal que parece aunar lo mejor y más aspero de Lou reed, Joy Division, Suicide y Michael Gira y elevarlo ante nosotros en un breve y sagrado paroxismo ruidista. El disco posee más, claro -el fantasmal arrebato máquina de “Holding On”, sin ir muy lejos- y suda un crispante minimalismo de regusto desmañadamente clásico. Casi mejor lo descubren ustedes, no es fácil de definir y sigue sin apetecerme intentarlo. En el segundo caso, dudaba de poder contar la historia sin volver a los tópicos a los que se aferra uno cuando se habla de bandas de caña que tengan algún residuo de influencia Stooges. Y los Puffy Areolas lo tienen. Por suerte tienen también lo que los de Iggy perdieron hace tiempo. ¿Qué es eso? Mhhhhhhh… Salvajismo, violencia, naturalidad, huevos y talento. Ruido repetitivo y libre, polución sonora de primera magnitud y vomitada mala hostia, raramente encontrada por un servidor desde aquel ya lejano primer disco homónimo de Unsane. Hechos, los dos, para sacar a collejas del templo a quienes no ven nada a lo que agarrase a su alrededor y sostienen que todo ha muerto (yo también soy así a veces). Ambos relativamente ignorados por los medios. Ambos escuchables preferentemente a todo trapo, con la casa vacía, tabaco a mano y la ventana abierta a la media tarde, que se joda el vecindario. Música liberadora, no me digan después que no se lo advertí.// LUIS BOULLOSA

viernes, febrero 17, 2012

SHIELD YOUR EYES (Liceo Mutante, Pontevedra)

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Piense uno que el Rock es una fuerza viva y en evolución o piense que es un manierismo heredado y ya vacío, no deja de resultar vivificante que en la ignota provincia, tan cercana a la muerte cerebral, surjan proyectos a contrapelo que, con los medios justos y voluntad, consigan inyectarle a los días algo de fibra, de riesgo, de diversión y de cultura (sí, cultura). El LICEO MUTANTE es una asociación pontevedresa que se empeña en hacerlo y parece que lo está consiguiendo. Llevan un tiempo programando carteles mas que interesantes, pero hasta anoche no había podido acercarme a su local, una casa con jardín en las afueras (pero a pocos minutos del centro, que esto es pequeño) donde comparecían los ingleses Shield Your Eyes teloneados por el dúo Grella (quizá, no lo sé, inspirado el nombre en los Hella). El espacio resultó ser agreste pero acogedor, las cervezas baratas, el trato muy amable y las vibraciones generales excelentes. Además, sonaba francamente bien y se reunieron allí unas sesenta personas, asistencia que se me antoja más que digna teniendo en cuenta que a esas horas la ciudad, incluidos bares, estaba casi desierta, que aquí al ciudadano medio le cuesta horrores mover el culo diez metros y que la programación no es lo que se dice comercial (por suerte). Shield Your Eyes, a los que no conocía, resultaron ser una banda curiosa. En unas declaraciones que encuentro rebuscando en la red, el guitarista cantante del trío, Stef Ketteringham, se desmarca de los géneros en los que la crítica lo encuadra (math-rock, noise, post-hardcore) y afirma que lo que hace es “blues rock progresivo”. Razón no le falta: su mezcla de estímulos es heterogénea, y la vanguardia se atisba en los ramalazos de furia y los cambios de ritmo que los colocan ocasionalmente bajo la sombra de bichos como Lightning Bolt o, por ir más atrás, los Minutemen; sin embargo, la mayor parte del tiempo parecen querer levantar una versión ruidosa, anarca, disonante y moderna de lo que San Rory Gallagher hiciera unas cuantas décadas atrás (dicen por ahí que también taste o Thin Lizzy, y puede ser). Demasiada ambición, quizá –aunque se les agradezca-, porque semejante traje les viene algo grande, como por otro lado le vendría a casi cualquiera. Es decir, que fracasan en parte, pero en parte triunfan, porque son al cabo una banda empeñada en abrir caminos y puertas, y, ya se sabe: mejor intentarlo aunque se falle que no intentarlo nunca. Lo de “más vale malo conocido…” se lo dejamos a los cretinos que gastan sus tardes frente a la televisión. Por lo demás, la guitarra estaba excesivamente alta, lo cual les añadió un empaque tremebundo cuando en la recta final quisieron sonar a Crazy Horse (¿o era a Bevis Frond?), pero lastró un poco la mayor parte del concierto, al tapar en exceso la única voz, esa especie de gruñido/quejido adolescente y bluesy con el que Ketteringham no parece estar del todo cómodo. Una gran velada, en todo caso, que prueba que hay vida en Pontevedra, por mucho que día a día, tantos se empeñen en demostrar con sus acciones lo contrario.//CIDE H. FERLINGHETTI

martes, febrero 07, 2012

CANCIONES PARA PERROS EN PELIGRO- “These Things I Know” (Julian Cope)




Hay canciones para dormir y canciones para despertar. Hace años que Julian Cope parece haberse centrado en las segundas. Aun cuando estén envueltas a menudo en una lentitud primitiva y opiácea, todas ellas hablan de la necesidad de amanecer a una nueva conciencia. Quizá “nueva” sea un término equívoco, porque esa conciencia lleva ahí esperando durante siglos, acaso desde siempre, y porque en cierto modo la tuvimos y la conocemos perfectamente, como se conoce a ese trabajo personal, planeado y del que hemos hecho ya mil mapas mentales, pero que sigue sobre la mesa esperando mientras nos dedicamos a dormir, ver la televisión y fingir que hay cosas más urgentes. Sin embargo, no deja de ser “nueva”, precisamente por eso. Desde que Cope renació, por decirlo de forma simplista, y el rockero joven y mefistofélico de sus primeros y vacilantes discos en solitario post Teardrop Explodes se convirtió en “druida”, en antropólogo pop y en pensador antisistema, su visión ha ido progresando –con altibajos creativos pero indudable pulso- hacia un poderosa y ecléctica posición de gurú que se aprecia en todo su esplendor en discos recientes como “Yougottaproblemwithme” o “Black Sheep”, espléndido doble LP que contiene el tema de hoy. Se trata, claro, de un gurú que es al tiempo un clown, un “trickster”, un cachondo mental y un bardo del linaje original de Gales -según lo hubiera entendido Robert Graves y como sabrán quienes lo conocen-, pero no por eso pierde un punto de razón en todo lo que plantea. Acarrea con él una característica esencial que los anglosajones poseen: la capacidad de usar su música pop, sin que pierda su poder melódico y hedonista, para tareas que aquí ni siquiera se le permiten al (adocenado) folk (de los archiveros): hablar de los problemas reales de la gente. Del hombre, si se prefiere. “A veces tienes que dejar la ciudad”, dice aquí, y es bien cierto. Esas necesidades, sin embargo, no son fáciles de satisfacer. A mí dejar la ciudad me cobra siempre una tasa de abulia terminal, modorra y depresión que puede durar fácilmente una semana. Desconectado de los cables invisibles que me alimentan con ruido y emociones acaso ficticias, separado de las sondas que me administran el tan querido soma ciudadano, las tareas se me antojan de pronto demasiado grandes y eso me bloquea. Perdido en el campo, pues, en soledad, ha sido esta canción, “These things I Know”, la que me ha sacado del sopor y me ha reintegrado al mundo, si mundo se puede considerar la extraña planicie del pensamiento en soledad. Supongo que sí. Es un mundo poco frecuentado y con trampas para elefantes, pero hemos vivido en él tanto tiempo (intermitente) que uno percibe en la lejanía de sus páramos el oculto e incensado aroma del hogar. Tiene “These Things I Know” esa claridad de alguno de los números de The Drude, esa nitidez socarrona pero seria que atraviesa con facilidad nuestra guardia francesa; una aparente sencillez de exposición que se permite, casi, trazar un diagrama de las obsesiones que animan al creador (o al excavador, al “digger” que todo artista es, cada uno a su modo). Nosotros, sin embargo, necesitaríamos un texto más amplio para explicar por qué a día de hoy, con casi 55 años, es Cope una figura clave de la disidencia creativa de nuestra época, para resumir ese coherente amasijo de posturas antiautoritarias, levantadas frontalmente contra el monoteísmo cerril y el terror/control estatal, ultra-críticas con nuestra propia época y con las demás, iluminadoras de los viejos ritos y su sentido mental en nuestro propio cráneo, reivindicadoras del papel del matriarcado a través de la historia y de su constante expolio y masacre. Prometo indagar en todo eso al comentar el disco en su totalidad. Baste por ahora el texto y la canción. Baste el dulce abrirse de la mañana que llega después de la noche. La vida del día tras la muerte del día, primera y única razón de que todos creamos aún en algún tipo de resurrección.// LUIS BOULLOSA

PD.- La transcripción es mía, ya que no encontraba la letra por ahí, así que hay un par de palabras dudosas al final...

PD2.- LO QUE HEMOS DICHO del Archidruida en KAPUT


These Things I Know

Tale man tell me the tale of your life
For I´m sure it is a good one
(X4)

These things I Know
The father only loves his own
These things I Know
But the mother is a sweet thing
These things I Know
A granmother shows accommodation
These things I Know
But the God can only speaks to his own

Tale man tell me the tale of your life
For I´m sure it is a good one
(X4)

These things I Know
Sometimes we must leave the city
These things I Know
Your verse may lie if your chorus is pretty
These things I know
Everyone believes the Wiki
These things I Know
The city smells but so does
The countryside

Words can be tricky
Some say peace but they mean submission
Truth can be sticky
It’s your truth, you’re stuck with it
Wrongs cannot be righted
Without changing anothers’ traditions
They’ll change their ways
But only if you resist their insistence

Tale man tell me the tale of your life
For I´m sure it is a good one
(X4)

These things I know
A jealous God means a jealous priesthood
These things I know
When the visionaries’ lie assert(¿???) itself
These things I know
A jealous priest is a deadly enemy
These things I know
A deadly enemy serves you better dead

Tale man tell me what’s wrong with my life
Am I only here to question?
No, sir, you are undoubtedly here to cajole and make suggestion
With the weird light shining in your eye
Even hell would never see trough your disguise.

viernes, febrero 03, 2012

WHEELER BROTHERS!!!



La familia en crecimiento trae de vez en cuando sorpresas inesperadas. El otro día me nació un sobrino pelirrojo y ahora resulta que estos simpáticos borrachines tejanos que estuvieron en la boda de mi hermana tienen un grupo cojonudo y (eso ya lo sabíamos) mucho sentido del humor. Desde el estado de la estrella solitaria, un oxigenante ejercicio pop americano de raíz con apunte mariachi que me ayudará (apoyado por algunas drogas de farmacia) a sobrellevar con dignidad la ola de frío siberiano que nos aflige y las putadas interminables del funcionariado español.

miércoles, febrero 01, 2012

BRANDAUER - "Antiguas ilusiones/Nuevas decepciones"

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Casi un crimen por omisión que una banda del calibre de Brandauer no haya tenido apenas repercusión con su primer disco, colofón en formato trío de una carrera larga, como me confiesa tomando un café Gabriel Brandariz, guitarra, voz y líder del asunto: “Llevo componiendo canciones desde los nueve años o así”, dice, con esa especie de agridulce gesto amable de quien sabe que hace y seguirá haciendo lo único que no puede evitar, pese a que la vida se lo confine a las estrechas paredes del “hobby” (esa odiosa palabra) y a nadie parezca importarle un carajo. Craso error, querido público, porque el resultado de estos veintitantos años de trabajo personal es el primer testamento de un compositor de primera magnitud, una supernova de pop rock en castellano elevado a tres pies del duro suelo ciudadano por un alud de guitarras de alta tensión y ADN Bob Mould y una capacidad melódica de las que raramente se ven por el barrio. Mérito y lastre del disco, dirán algunos, esa evidente deriva Hüsker Dü/Sugar (también Dinosaur Jr., Superchunk, etc). Mérito sin lastre, sin embargo, puro, opaco genio, el haber trabajado esa ambiciosa herencia sin caer en el plagio y haberla pasado a nuestro idioma sin que pierda fibra, con aplomo, cincelando diez temas que van de lo sólido a lo emocionante y lo revelador y que son, al cabo, Brandauer y sólo Brandauer, igual que el hijo es sólo él por mucho que haya heredado la nariz torcida, el gran corazón y la mala hostia del padre.

Poca ironía –casi es un alivio- en los arranques confesionales sobre la dificultad de existir empantanado en la amplia gama de grises de la vida misma que Brandariz nos pone en la cara con moderado gesto. Rareza, esa terminal sinceridad que consigna en unas letras -ambiguas sólo a primera escucha- que hablan de cosas tan comunes que a menudo bordean el himno encubierto, autosaboteado por la modestia y la inteligencia que, en esto, ya se sabe, son casi siempre un lastre. “Prefiero seguir con Dudas”, “Cosas que no pueden cambiar” o “¿Crees que eso no significa nada?”, favoritos personales, dianas instantáneas de orfebrería noventera, hubieran corrido mejor suerte, quizá, hace quince años, cuando el canon del “indie” comercial español que hoy dilapidan cuatro monos engreídos estaba aún acuñándose. Planetas y demás. O quizá no, tampoco importa ya. Dentro o fuera de tiempo, al margen de la corriente o arrastrado por ella, un discazo es un discazo y un creador es un creador. Yo, como reseñista vago y tardío, lo tengo sencillo: tengo el disco hace meses, ya manoseado por el uso, y cuando me lo vuelvo a poner para pasar la cosa a papel, lo hago sin ese fastidio habitual de lo ya oído. Lo hago con enorme placer, en la mañana del uno de febrero, solo en mi casa, en medio de la nada del bosque gallego. Y dejo que suene mientras salgo a ver la niebla de las ocho y media y a fumarme un pitillo. “Esta mentira en la que quieres creer/ya lo entiendo/es más sencilla que cualquier verdad” dicer Branzariz a mi espalda. Y ya no sé si habla de sí mismo, de ellos o de mí, del mí que hay dentro. He ahí, caballeros, el éxito. Lo crean o no.// LUIS BOULLOSA