martes, enero 25, 2011

La juventud baila!

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Fomenta tu alienación mental a precios módicos...

27 de enero - LÜGER + TELEPHONES ROUGES (en el Nasti)

28 de enero - TALIBAM(en La Buena)

3 de febrero - L'ENFACE ROUGE + L'OCELLE MARE (en El Perro Club)

10 de febrero - WOODEN WAND (en El Perro Club)

23 de febrero - TYVEK + ONE HAND MAN BAND (en el Nasti)

8 de marzo - SCOTT KELLY (Neurosis) + ORTHODOX (en Ritmo & Compás)

lunes, enero 24, 2011

ENTREGÁNDOLE EL HÍGADO A LOS PERROS (I)

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Entregándole el hígado a los perros

(Divagaciones de Luis Boullosa tras la escucha del nuevo disco de los SWANS, cuya reseña caerá pronto por aquí, más o menos en cuanto logremos superar la empanada metafísica que nos invade hoy)

Quizá –lo dudo- algún día a Michael Gira se le otorgue el lugar que merece, cerca de las pesadillas de El Bosco o de Goya, bastantes cabezas por delante de Sade, que era un pelma y un pésimo escritor, en un oscuro cenáculo un poco al margen de las cosas, que probablemente frecuenten Passolini, Gilles de Rais y otras almas igualmente necesitadas de dolor. No estará allí, por ejemplo (aunque le hubiese gustado horrores), Nick Cave, porque su ego supera a su ansia y en él hasta el cántico religioso es entonado a mayor gloria del yo. Por eso lo entendemos mejor, probablemente. Y por eso nos cuesta comprender esa abierta flor de podredumbre, como una llaga, que es el trabajo de Gira, o sea, él.

Pertenece a esa casta de artistas en perpetuo trance de visión, que no hacen lo que hacen porque lo deseen, sino porque no les queda otro remedio. Aquellos cuya creación es una inmolación constante y una exposición pública de las propias vísceras “(…)clavándome los dedos/en el centro del hígado hacia adentro/abriéndolo como un pan/y repartiéndoselo a los perros", decía ajustadamente Fernando Alfaro en "Mis huesos son para tí". Es difícil a veces comprender el sentido de esos exabruptos que, en el mejor de los casos, consideramos poesía hermética. Quizá el camino debería empezar entendiendo que no se trata de codificaciones metafóricas de una idea, sino de transcripciones literales de un hecho. Del hecho de ser, supongo, y de existir.

Así, el creador sabe que eso ES él, aunque difícilmente podría explicar con exactitud qué quiso decir. O por qué quiso decir lo que dijo, siendo esto, a menudo, una aparente atrocidad... Sajar una herida y dejar que corra el pus. Uno no tiene la culpa de poseer esa herida. Tampoco tiene la culpa de que le fascine el río de pus que mana de ella. Uno no tiene la culpa de nada y sin embargo el dolor es intenso y no es raro que ese tipo de fenómeno termine por adoptar formulaciones pararreligiosas. Al cabo hablamos con el pobre alfabeto que hemos aprendido. Así es en casi todos los creadores “torturados” (que acertada aunque obvia expresión), sean ciertos o impostores. En España es sencillo verlo en Corcobado y sobre todo en el citado Fernando Alfaro.

“El ángel inseminador inseminó a María/Su negra espada de fuego le alumbró la cara”. Le recordé esa frase del disco "78" a algún idiota nostálgico que me contaba que, en cuanto a sexo y Rock&Roll, ya no había en España transgresión ni choque. Como si esas cosas pudiesen desaparecer del nido de víboras del alma con semejante facilidad. "Pero" –me dirán-, "es que es fácil y a menudo necesario mirar hacia otro lado". Cierto. El hombre común EXIJE que las epifanías sean “de su época”, es decir, comprensibles emocionalmente, y que se puedan encontrar en la fnac (vinilo o digipack). Sí, es fácil y a menudo necesario abastenerse de leer libros más allá de Ken Follet; necesario hablar con frases hechas, santificar las fiestas en las que te measte un día, casarse por la iglesia porque la abuela se enfadaría y porque es taaaaan bonito, conceder que hay una porción de cosas aberrantes que son también inevitables, y que no se pueden cambiar, y que el vicio de comprender y el defecto de carácter de intentarlo siquiera, son imperdonables vulgaridades. No están bien. Repórtese (“comprendiendo, comprendiendo, iré a parar al manicomio”, que decía Stephen King).

Condenado está, pues, Michael Gira, a este círculo del infierno en vida que le es propio a los de su clase. Y en el que a poco que nos descuidemos, por cierto, acabaremos nosotros también.

El artista que se autoinmola, todas las mañanas.
Imposible de entender siquiera a medias, creo, si uno no tiene en sí mismo algo de eso.
Y tener algo de eso es jodido.
Ser médium es un trabajo espiritualmente agotador y socialmente execrado, y ni siquiera es un trabajo que te haya sido dado rechazar.
Y luego necesitarías toneladas de amor para llenar el hueco, el vacío, el nido permanente de horror vacui en la boca del estómago.

Y ya no sabes si hay tanto en el mundo.

O si queda alguien lo suficientemente loco para entregártelo a ti.


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Y aquí, sus BONITOS DIBUJOS

miércoles, enero 19, 2011

BIGOTT - "This is the Beginning of a Beautiful Friendship"

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(Reseña publicada originalmente en RATED MUZIK)

“Le dije al doctor ‘¿Puede ayudarme con mi madre’, y el dijo ‘Oh, tu madre está desafinada’. Siento, ahora, no haber hecho caso a todos esos tipos con buen gusto que llevan años reseñando la excelencia de los discos de Bigott. Llego tarde y quizá por eso me sorprendo aún más. En el patio de vecinas de la música española, al maño podría aplicársele -como a unos cuantos más- aquella frase de Pablo Cobollo: “Demasiada clase para el vecindario”. Así lo demuestra en la apertura del trabajo, con dos deslumbrantes gemas pop, “Dead Mum Walking” y “Cool Single Wedding”, que me recuerdan inmediatamente a Syd Barret (esos pasacalles, esa alienación en el tono mismo del discurso, en su nucleo). Su recorrido musical va más bastante más allá, sin embargo. Mi dealer musical apunta a Lee Hazelwood -podría ser, aunque más por los arreglos y las voces femeninas-; yo creo encontrar ecos de Vasthi Bunyan en la deliciosa “My My Love”. Un viaje -entre la cachondada, el vivaz y agridulce tono pop y el talento melódico- guiado por una voz convincente e impostada que sólo a la larga puede crear cierto cansancio, trufado de referencias y frases robadas al pasado del rock, y sobre cuyo verano bailan Beyoncé, Dean Martin, Mike Tyson o Errol Flynn. Soleado rompecabezas de pequeñas intimidades, descacharrantes calypsos, chistes privados e innegable belleza estética. Un disco muy notable. Sobresaliente, diríamos, teniendo en cuenta lo que se cuece y se valora por aquí.// GATO PALUG



Darker My love - “Alive As You Are” (Dangerbird)

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(Reseña publicada originalmente en RATED MUZIK)

Impecable es la palabra que me viene a la mente tras disfrutar por cuarta o quinta vez del tercer disco de los californianos, una pequeña pieza de orfebrería a medias entre el soleado sonido de la costa oeste (americana, se entiende) de los sesenta y un brío renovado, más moderno al menos en la producción, si no en la esencia. Y los dos nombres que se me siguen bailando en el paladar rato después son Big Star y Beachwood Sparks (o The posies y Spirit, si queremos invertir la jerarquía y crear confusión). Algo importante de ambos hay en un disco que sin ocultar unas influencias evidentes, no se esconde al menos detrás de ellas. De los primeros tienen ese pulso un tanto desganado y meditativo, a veces aparentemente plano, en el que las sucesivas escuchas van descubriendo matices y tesoros. De los segundos, el algo vivaracho y agitado, desenfadado, que los separaba del pelotón -aunque más controlado, más inglés, por decirlo así-. Hay otras cosas, claro: briznas de Neil Young en el aire, una pizca de John Cale (en “Split Minute“, por ejemplo), restos de polvo dylaniano muy adecuadamente disuelto en la neumática “18th Street Shuffle” y dosis importantes de Beach Boys y Beatles en el ADN que, por suerte, no llegan a convertirlos en mero souvenir. Incluso creo advertir un relente del underground de los últimos ochenta noventa (REM y compañía) y un lejanísimo perfume a Van Dyke Parks en algún lugar, pero es que me sucede que últimamente veo a Van Dyke Parks en todas partes. ¿Se puede ser original en conjunto cuando todos tus elementos separados tienen la marca de otros? Supongo que sí, el ser humano es un ejemplo. La pequeñez o grandeza de un disco como este, en todo caso, se medirá por las tardes de placer que nos otorgue (a mí ya me ha dado un par). Ahí comprobaremos si se trata de una de esas obras menores y al tiempo esenciales para el transcurso de la vida o si es apenas otro digno apoyo en el estante. Por ahora tienen a su favor algunos temas mayúsculos (“Trail The Line”, esa especie de gema de power pop narcotizado, sin ir más lejos) y les falta (¿aún?) locura y genio, si es que son dos cosas distinguibles. Tampoco es para preocuparse, es una dolencia leve y habitual, aunque a menudo crónica.// GATO PALUG

Y aquí dos bonitos videos de la banda haciendo dos cosas COMPLETAMENTE DIFERENTES