martes, febrero 22, 2011

TYVEK en DIRECTO

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Decepcionante la cosa, la verdad. Quizá para el rollo modernete encubierto que imperaba en la sala Nasti esa noche (no tengo nada contra ellos, conste, o no más que contra el resto) los tipos estos sean la hostia por razones que desconozco, pero si eres de los que se ha comido a unas cuantas bandas de punk y rock&roll de las buenas -vease New Bomb Turks, o Cosmic Psychos, o Nine Pound Hammer, o yo qué sé...- los pobres Tyvek no pasan de bandilla honesta y voluntariosa. Durante un buen rato después del bolo me pregunté qué cojones es lo que los hace especiales para todos aquellos que parecían encantados. Pues bien: Ni puta idea. No tienen grandes melodías, ni una energía desbordante, ni un frontman que parta la pana, ni alguna peculiaridad muy marcada, ni estribillos apabullantes, ni una dinámica clara. No son malos... pero mucho menos buenos. Una banda de punk del montón sin coartada artística ni real. Ya ni de Detroit se puede uno fiar. ¿Qué será lo siguiente, una banda australiana sin nervio? Hay trescientas formaciones en madrid que les dan por el culo sin despeinarse. Que alguien les haga caso de una puta vez. //Alien Reflux

BIG SEXY NOISE (Tonight! Live!)

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Vale que LA LUNCH se pone demasiado pesada demasiado a menudo, pero en este caso, los compañeros de viaje lo justifican todo. Por un lado, de banda, los nunca bien valorados Gallon Drunk, por otro, John Sinclair (sin comentarios), y de postre Bo Ningen. La respuesta a cualquier posible duda, esta noche en la sala El Sol.





Bo Ningen- Koroshitai Kimochi from Stolen Recordings on Vimeo.

jueves, febrero 17, 2011

Más allá del telefilme de sobremesa



"¿Qué diría el Walt Kowalski de 'Gran Torino' sobre una película tan floja y pasiva? 'Largo de mi pantalla'"

Kyle Smith, en su reseña en el New York Post

Si, esas cosas intragables sobre alcoholismos adolescentes, maltrato familiar, enfermedades infantiles, divorcios, drogas descarriantes y experiencias paranormales al borde de la fe. Sí, esos cacharros de todo a cien grabados con el mismo mimo con el que se hacen los donuts y en los cuales a veces (por suerte para el espectador y desgracia para él) sale James Woods, como un Lawrence Olivier que brotara de pronto en la basura. Sí, los telefilmes (ahora TV Movies, supongo): mascotas muertas, crisis de identidad, robo de niños en Irán, sexo prohibido no explícito, miedo a internet, cápsulas de opio barato, en fin, en el centro del cinturón de asteroides y basura moral que rodea a occidente, en el dudoso caso de que nosotros lo seamos todavía. Pues es sencillo: El más sonrojante de esos telefilmes es diez veces mejor que este “Más allá de la vida” con el que el hijo de puta de Clint Eastwood acaba de estafar a cualquiera que pague la entrada por verlo. De paso, por lo que a mi respecta, ha tirado por la borda un prestigio brillantemente ganado durante décadas de curro. Me costará volver a confiar en él (así es el ser humano), pese a que entre mis momentos esenciales del cine de todos los tiempos esté la enraizada agriedad existencial de “Sin Perdón”, la barrial y shakespeariana azada de “Mistic River” -con su heladora escena de cierre, tan moralmente ambigüa, tan reaccionaria, tan real-, o el polvoriento tufo a spaguetti rebajado con sangre de la casi olvidada “The Outlaw Josey Wales" (El fuera de la ley).

Pero es que ha sido demasiado. Mi acompañante (no había nadie más en la sala, suerte para ellos) lo definió mejor que yo, de la única manera posible, en realidad, cuando te toca sufrir algo así: “Vaya puta mierda de película” . Tan mala, de hecho, que provoca en uno esa extraña ansia de rebuscar, después, para conseguir encontrar algo salvable que llevarse a la boca, perplejo aún por tal exhibición de ineptitud. Pero era inútil. Y ahora es demasiado tedioso revivir de nuevo las más de dos horas de tópicazo en canal, rememorar su falta de coherencia, su descoordinada f(r)actura, sus diálogos de tres al cuarto, su nula profundidad psicológica o argumental, su infame refrito de lugares comunes esparcidos sin ton ni son (para desgracia, también, de ese gran actor en que se ha convertido Matt Damon)... Su incapacidad, en fin, para la síntesis, de manos de un guión catastrófico, indigno de un profesional como Peter Morgan. Por lo que a mi respecta, ostenta "Más allá...", a partir de hoy, el dudoso honor de ser la peor película que he visto jamás en cine, superando a aquella fantochada de Kistch afrancesado y mirón que fue "Soñadores" de Bertolucci ("Belleza Robada" me la trague en la tele, fascinado hasta la carcajada por el babeo de viejo verde de alguien que en algún momento fue capaz de rodar "El Último Tango en París" o "El Último Emperador").

Pero más fascinante aún, pienso, más sintomático de los tiempos, es la reacción crítica en España. Aún me causa pasmo (pobre de mí, alma limpia) que a casi todos los popes del asunto se les llene la boca de melaza con un timo semejante, hasta el punto de soltar cosas como "momentos de meridiana honestidad", "clásico, directo, agobiante y emocionante, lúcido y traslúcido", "técnicamente perfecta" o "Eastwood se confirma entre los grandes", entre otras con semejante efecto vomitivo para ha tenido que sufrir la experiencia. Una de tres: O han sufrido una lobotomía de la que sus jefes de redacción no se han percatado aún (no es raro, no crean), o sacan algo rico rico de todo ello o, en el peor de los escenarios, los pobres desgraciados se creen lo que dicen de verdad. El que más se aventura en las afueras del panegírico o la justificación llega a decir "irregular" (manda huevos), con la muy honrosa excepción de Nando Salvá, de Cinemanía, que apunta que "A Eastwood le fallan las fuerzas. (...) La estructura narrativa falsamente compleja no esconde la falta de miga del guión, que es esencialmente una proclamación de sonrojante proselitismo". Y que califica al engendro, acertadamente y con menos verborrea que yo, de "novela de aeropuerto disfrazada de película". Ahí le ha dado, señor Salvá. Gracias. Me agradaría conocerle alguna vez, echo de menos a gente con criterio.// LUIS BOULLOSA

martes, febrero 15, 2011

YO YA OS AVISÉ (de que el fin estaba cerca)

Los Cuantos from Guillermo Gumiel on Vimeo.





¡Imprescindibles!!! (otro día os lo cuento con detalle si no os dais cuenta solos, que afrontar tanto talento desde la crítica da mucho trabajo y hoy tengo una tarde contemplativa). Ah, y alguien que ahorque al técnico de sonido del puto Ferrara Fest.//LUIS BOULLOSA

jueves, febrero 10, 2011

HOME BLITZ - “Home Blitz” (Gulcher Records)

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(La recopilación de singles y Eps aquí comentada es de 2007, pero me la regaló mi dealer y la reseño ahora porque me apetece, ¿qué pasa?. N. del A.)

Al fondo del cubo de basura que hay al fondo del callejón sin salida que hay al fondo de la ciudad postindustrial que queda allá por las afueras del culo del mundo. De ahí deben venir los Home Blitz, gran nombre para describir el desastrado, vago espasmo con el que negocian. Y sí, la portada parece dibujada por el hijo pequeño de Michael Gira en un día de bajón de anfetas. Y no, no podrás soportarlos más de un minuto si no tienes el paladar ya medio abrasado por años de ruidismo y de pasmo. Y sí, el contenido lo podría firmar Neil Haggerty en una tarde de resaca mala y para descubrir algo de luz hay que levantar demasiados cascotes. Y sin embargo algo vale la pena en esta recopilación de EPs y otros artefactos sin futuro paridos por una banda sin futuro (¿quien lo tiene, anyway?). Quizá sea -obviando los dos desastrosos temas iniciales- la pulsación rockabilly y melódica que pugna por surgir entre la basura (temas 3-5). O quizá, después, ese vaho Sudden/Howard que empaña inconexas jams mentales como “Benches”. O acaso el ruidismo deslabazado y doméstico en el que se pierden y con el que bañan algunos exabruptos más concretos, extraños plagios de hardcore inicial vía Germs o Adolescents. O tal vez sólo sea lo que evocan, la electricidad estática, el recuerdo de los patios de atrás, la dieta de comida para gatos, la heroinómana soledad de los parques, el aceite refrito una y otra vez que les rezuma por los poros convirtiéndolos en una versión lisiada de los Royal Trux. La extraña, difícilmente advertible, vulgar belleza de dejar que el caos lo inunde a uno y caminar, como si tal cosa, por la fina linea que separa el talento de la mendicidad.// LUIS BOULLOSA