lunes, septiembre 19, 2011

BACON, JOSEPH Y YO (Una entrevista con SWANS)

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(una entrevista con SWANS realizada por LUIS BOULLOSA y públicada en la revista Ruta 66, número de septiembre de 2011)

Entrevisté a Michael Gira en Oporto en primavera. Un par de horas después de los quince minutos que pude estar con él, los Swans dieron uno de los conciertos más apabullantes que he visto. Poco después salieron aclamados de esa especie de termometro que es el Primavera Sound. En Oporto habían tocado en a Casa da Música, espacio grandilocuente y snob con coartada cultureta, pero con una calidad de sonido casi irreal. Fue revelador para quienes, como dice mi amigo Jaime nacimos "demasiado tarde", asistir a la apabullante reencarnación de esa bestia bicéfala (por lo esquizo) que vuelve a dirigir Michael Gira más de una década después. Engrasados, extremos, ondulantes, monolíticos pero poliédricos cuando quieren, capaces a volver a su pasado de ralentizada brutalidad pero también de vivir en un presente de enrarecida épica y crescendos, Swans demostraron que se pueden aunar en un show de un par de horas el ejercicio zen, el amago de éxtasis, la misa negra y la bacanal sónica circular. Perturbadores, tanto por lo que consiguen como por lo que no logran, esa especie de alterado vacío al que aspiran, son un ente en mutación que ya ha deformado para bien los límites de su disco de regreso, ese “My Father Will Guide Me Up A Rope In The Sky” aún bastante deudor del desconocido e imprescindible trabajo de Gira con Angels of Light (y algo inferior a este). Lo próximo promete ser taladrante y magistral (a estas alturas ya debería estar grabado), y mientras tanto el hombre que da miedito de cojones se sienta, tan educado y pulcro él, con su sombrero tejano y sus ojos de azul que nunca sonríen, para explicarnos quién compone cuando se le abre el patio trasero del cráneo, lo mucho que le ponen la madonnas de Rafael y otras cosas sobre la vida real. Esa que no veis.


KAPUT- Parece que con este nuevo disco de los Swans abandonas un tanto la construcción de canciones “ortodoxas” y vuelve a primar bastante el tratamiento del sonido. ¿Cómo sucedió?

MICHAEL GIRA- Este disco es una especie de amalgama de esas dos cosas –el centrarse en la construcción de una canción desde un concepto más definido y el tratamiento del sonido-. Escribí varias de las canciones durante el último par de años, así que supongo y presumo que en principio son canciones de los Angels Of Light… pero entonces empecé a cansarme de la idea de hacer otro disco trabajando de la manera en que había venido trabajando, y la verdad es que deseaba tener de nuevo la experiencia de las cascadas irresistibles de sonido que te destruye el cuerpo. Realmente quería hacer eso, así que cogí esas canciones que tenía y junté a los Swans y las expandí hasta acercarlas a eso, y también escribí un par de canciones más que si eran directamente para los Swans, así que es una especie de transición, pero para el siguiente disco seguiremos en esa dirección. Estamos tocando en directo ahora dos o tres cosas nuevas, trabajando más el sonido y el espacio, y las palabras encajan bien aquí y allá, pero la canción no está escrita con una guitarra acústica…bueno, sí lo está, pero la mantengo abierta, para que cuando vengan los músicos podamos trabajar de otra manera.

K- Están evolucionando en directo, entonces…

M.G.- Bueno, nos las estamos aprendiendo ahora, las vamos a grabar en Julio en Berlín, una vez que estén “giradas” y hayan crecido del todo… algunas de ellas duran ya treinta minutos. Salen del hecho de tocar, no de yo mismo sentándome y definiendo el concepto de la canción, y al final de todo, cuando esté acabada, orquestarla.

K- Creo que a veces el artista más que un creador personal es un medium, un canal a través del cual determinadas fuerzas se manifiestan? En ocasiones has hablado de ello, y…

M.G.- No hago afirmaciones como “el artista”, sólo como “Yo mismo”…

K- Ya, pero tú…

M.G.- Bien, no pienso en mi mismo como un canal pero sé que estas historias, estas narraciones musicales… hay un momento en el que toda tu experiencia vital y todas tus habilidades… A ver, lo primero es sentarte ahí, tú solo, e ir poniendo las palabras una detrás de otra, pero a veces, de pronto, hay algo se abre en la parte trasera de tu mente… algo que no sabrías definir. Es lo que siempre estoy esperando, pero sólo sucede en ocasiones, otras veces es un proceso muy cotidiano y común, algo de cada día… prosaico. En el escenario, con la música, establecemos una situación que potencialmente tiene un final muy abierto, y la idea es la de perder tu cuerpo y perder tu mente en el sonido y que en un momento el sonido posea por la fuerza, tome el control y nos conduzca, más que al revés…

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K- ¿Cómo es cuando sucede, cuando se abre esa parte trasera de tu cabeza?

M.G.-Es un vómito…

K- ¿Y nunca existe la impresión de que hay algo detrás de ese vómito que no eres tu, detrás de esa fuerza que no eres capaz de definir?

M.G.- Bueno, había canciones en los Angels of Light… Estaba esta canción, “Joseph Song”… yo le llamo a este individuo Joseph. Se sienta en mis hombros y mete sus manos dentro de mi cabeza. Es como un… hermano demoníaco (quizá “demónico” sería una palabra más ajustada para la expresión “demon brother”. N. del T.); aunque supongo que tu estás asumiendo que hay algo relacionado con Dios o la espiritualidad… pienso sobre eso pero no necesito nombrarlo, no creo que haga falta nombrarlo

K- Pero tu música, repetitiva, tiene algo de ritual, y lo ritual siempre está conectado con el concepto de la divinidad…

M.G.- Tengo un amigo que es un devoto católico. El dice que no tengo entrenamiento espiritual… ¡Es mi música! ¡Esa es mi práctica espiritual! Y creo que es lo mismo que meditar… cuando va bien eres capaz de llegar a un estado en el que puedes expresarte y simultáneamente perderte dentro de otra cosa distinta, y ambos os disolvéis dentro de algo que está al tiempo dentro y fuera de ti. Eso es lo que intentan las religiones, y lo que la gente quiere, por eso quieren religión. No necesito una religión como tal, aunque las historias son magníficas…

K- En tus letras siempre has hablado mucho de las relaciones de poder, encarnadas en el sexo, la violencia o los medios de comunicación de masas. Este último aspecto me preocupa. A veces pareciera que cuantas más supuestas opciones de elegir tienes, más controlado estás…

M.G.- Creo que la situación empeora y empeora. Los anuncios, por ejemplo están enfocados a crear una gran ansiedad, estableciendo una serie de objetivos que te hacen sentirte incompleto, y entonces necesitas lo que te están vendiendo para sentirte entero, coches, zapatos, logos, camisetas de bandas, todo eso… la sociedad de consumo en la que vivimos está totalmente creada por los medios y el apetito, las corporaciones… Supongo que en los primeros días quizá hubo algo romántico en los anuncios, ¿verdad? Fumas estos cigarrillos y te harán parecer más como un gangster o algo así… pero ahora es tremendamente sofisticado y están teniendo éxito en su empeño de delimitar una sociedad en la que todo el mundo… bueno, no todo el mundo es un esclavo, pero… una sociedad de gente cuyas identidades dependen del consumo. Es bastante terrible, porque el consumo masivo es una de las cosas que está destruyendo el mundo.

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K- Te dicen que estás solo y que deberías tener todos estos contactos… han llegado hasta ahí…

M.G.- Se están introduciendo en tu mende, sí. La gente se vuelve más y más superficial, disolviéndose en el paisaje que crean los medios masivos.

K- ¿Te afecta personalmente?

M.G.- Lo uso mucho. Soy sujeto de eso también. Cuando yo era un hombre joven… un joven… vi muchísima televisión, entró directamente en mí y formó la persona que soy; la publicidad, todo… es algo psicódélico, de algún modo, pero nada comparable a lo de ahora.

K- ¿Hay una postura que pueda tomar el artista para evitarlo, una lógica tendencia hacia la misantropía?

M.G.- Es una pregunta demasiado importante para que la conteste yo… Está esta gente que son los individuos más puros… y está toda esta gente, también, que están deseando ser parte del canon, que están deseando ser esclavos. Pero siempre ha sido así, y siempre será asi.

K- En “No words/No thoughts” pareces hablar del ego y quizá tenga alguna conexión con todo esto…

M.G.- Esta canción la escribí para los Swans, y la música vino primero y es lo principal. Me estaba entrando pánico porque tenía que grabar las voces y no tenía nada escrito, y finalmente, de algún modo, me di cuenta de lo que tenía que decir, más sobre un proceso mental que sobre una historia en sí misma. Lo hice un par de días después… como decíamos antes, algo se abrió…

K- “Reeling the liars in”…

M.G.- Esa es muy Angels of Light.

K- Sí, pero parece que el predicador que la canta hablase de los demás y de sí mismo a un tiempo…

M.G.- No creo que ningun predicador que diga algo contra la el sexo o la homosexualidad o el mal o el demonio tenga derecho a decirlo a menos que se de cuanta que está también dentro de él.

K- ¿Existe, a este respecto, la posibilidad de convertirse en lo que uno odia cuando trabaja demasiado cerca del asunto…? Lo percibo en algunos mitos del Hardcore como Henry Rollins o Jello Biafra.

M.G.- Soy solo un individuo, sólo escribo canciones. Jello es fenomenal, pero es verdad que es un poco así, un poco mesiánico…

K- ¿Cuáles han sido tus influencias no musicales en los últimos tiempos? A veces tu música me recuerda más a algunos pintores, como El Bosco, que a otros músicos o estilos…

M.G.- ¿El Bosco?

K- Jeronimous Bosch…

M.G.- Ah… En una ocasión paseé una semana en el museo de El Prado, viendo a El Bosco, y los maravillosos Rembrandts… nunca había estado allí antes. Creo que esa semana, sencillamente no fue suficiente… ocho horas al día… me recuerdo paralizado delante de… creo que era un Rafael, esa mujer bellísima que mostraba sus pechos y de repente sentí que tenía una erección (risas)… ¿Qué es eso, el siglo quince? La miraba y la miraba, y la miraba, tan sensual, tan bella… quería tocarla (risas). Asombroso…

K- ¿Y crees que esa fascinación pictórica tiene una influencia en tus letras, en tus visiones?

M.G.- No se si específicamente sobre mis letras, pero una gran influencia sobre mi, sobre mi vida, sobre mis ideas artísticas, sobre la percepción de lo que quiero alcanzar, sería Francis Bacon, ¿sabes? Creo que es un artista tremendo. Hay algo en la manera en que trabaja desde la intuición, aunque era también muy formalista, al final. Cuando empezó a trabajar no tenía realmente idea alguna de lo que iba a hacer y esta cosa creció y creció saliendo de quien él era; esta cosa creció, pero el la informó, con esta estética tan personal y disciplinada…Al final, ¿sabes?, era improvisado…

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Seguramente se refería a la Venus de Botticelli.

Cide Hamete Ferlinghetti dijo...

La Venus está en Los Ufizzi, pero santas y putas en pelotas no faltan en la pintura de todos los tiempos. La vida misma.