miércoles, marzo 05, 2008

Times New Viking – “Rip it Off” (Matador)


Hubo una época en que un disco como este hubiese sido elevado a los altares del “indie” sin tardar un segundo, aquellas en las que las referencias de moda eran Sonic Youth o Yo La Tengo y el amargo almibar de guitarras de los Dinosaur Jr era palabra de Dios. Un tiempo en el que los Flaming Lips eran todavía una máquina de ruido donde la melodía pugnaba por sacar su fracturado cráneo fuera del agua y Sebadoh y Pavement la úlltima sensación en boca de los enterados juveniles de turno -esos que ahora, supongo, tienen un par de hijos, aburrido matrimonio en Arganda del Rey y toda la discografía de Wilco en un altar, que hasta en la madurez hay que intentar quedar cool-. El tiempo, decíamos, en que los hijos del hardcore finalmente liberados de la consigna pero nunca de la angustia cristalizaban, como extrañas flores, en nuevas formas de queja, crisálidas de caramelo y espinas, mientras aquí surgían, grapados y suicidas, fanzines que ya nadie recuerda, con Morrisey e portada, acaso, como icono de ambigua religiosidad, y los festivales daban, vacilantes, sus primeros pasitos bajo consignas de independencia. Ha llovido sí. Ha llovido anto. No creo, la verdad, que los actuales y autoproclamados “indies” (esa fauna pija y retro que poco ha dicho creativamente en la última década, demasiado ocupada en el modo de vida narcisista y superfluo que creen haber inventado) sean capaces de digerirlo, y mucho menos de valorarlo como lo que es: un mayúsculo disco de pop bañado a conciencia en coagulada, dulce sangre de distorsión de guitarras y teclas. Un caótico festín donde ruido y melodía luchan en el barro con encendida saña. Y eso que por comparación con su anterior muestrario, aquí los Times suenan enormemente POP, con mayúsculas. Donde antes el punkismo ganaba la partida, asfixiando las melodías hasta convertir su desenterramiento en trabajo de chinos bien entrenados, ahora relucen esas agridulces píldoras de limón de anfetamina que efectivamente deben mucho, a veces demasiado, a sus mentores, pero que en todo caso devuelven al paladar el olvidado sabor de la victoria. La victoria, tan lejana, sobre el aburrimiento, la normalidad y la epatante vaciedad de los “hypes”. Sean estos públicos o underground. Así que si los chavales le dejan tiempo, pongase usted, caballero, el pildorazo número 15 ("Times New Viking VS Yo La Tengo") en su estereo grande y nuevecito. E intente recordar por qué otra cosa cambió usted aquella emoción.// Luis Boullosa

Un directo al aire libre

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