miércoles, agosto 01, 2012

ALQUIMIA Y FERTILIDAD - Una entrevista con PINK REASON


Repetitivo, desarticulado, soterradamente pop y oscuramente luminoso, “Shit in the Garden”, el Segundo largo de PINK REASON es una epifanía que muchos recuperarán con el tiempo, asombrados de no haber estado allí cuando sucedió (aunque no lo confesarán, ya se sabe que en el primer concierto de Ramones estuvo todo dios). Esta en él todo lo que se les pide a los hypes underground y que tan raramente dan, además de una saludable visión punk, un ojo innato para el hit de ultratumba y un detallismo tan cacharrero como cautivador. Con dificultad, conseguimos contactar con Kevin Failure, el genio de la lámpara, que contestó amablemente a las preguntas de KAPUT. Lejos de su convulsa vida anterior, parece haberse equilibrado y la nueva encarnación de la PINK REASON es una banda en toda regla y no un vagabundo a la fuga que va dejando perlas tras de sí. La versión original en inglés de esta entrevista, perpetrada por LUIS BOULLOSA, ha sido publicada en PERFECT SOUND FOREVER, uno de los magazines musicales on-line más antiguos en activo, y puede ser leída AQUÍ (con una introducción distinta y acaso más reveladora). Disfruten, el autor afirma que es una de las mejores entrevistas vía mail que ha hecho jamás.

KAPUT- Has dicho que en un tiempo estuviste obsesionado con transformar toda la mierda de tu vida en oro, y que la música era el ritual mágico para eso. Suena como alquimia, alquimia vital… ¿Puede la música curar y transformar las cosas? ¿Cómo? ¿Funcionó?
KEVIN FAILURE- Ciertamente, la música ha tenido un papel transformador en mi propia vida. Yo fui un descastado social desde el mismo momento en que entré en la escuela. Todas las escuelas tienen un chaval como yo, al menos en los Estados Unidos, y yo era el de la mía. Ya conoces el tipo, ese que es universalmente odiado a un tiempo por alumnos y profesores. Ese chaval con el que todos se meten, incluido el maltratado de la clase. Tuve muchos líos allí por “instigar problemas”. Así es como justifican el castigar a alguien por ser la víctima de los abusos. Me pusieron en clases para “necesidades especiales”, con niños que estaban mental o emocionalmente discapacitados. Se me consideraba un estudiante “en riesgo”. En riesgo de qué estaba yo exactamente nunca fue explicado. Así que dejé la escuela a la edad de 15 años, y en la época en que los chavales que hubieran sido mis compañeros de clase se estaban graduando en el instituto yo ya tenía una condena por drogas que impedía que pudiera conseguir un préstamo para estudiantes e ir a la universidad. Mi familia estaba atenazada por la pobreza. No había gran oportunidad para que alguien como yo tuviese un final feliz. Y no lo ha tenido mucha gente a la que he conocido en esta vida, desafortunadamente.
Mientras crecía, la música fue mi evasión ante la hostilidad y la violencia con la que hube de encontrarme en el mundo. Durante la pubertad, me convertí yo mismo en músico y empecé a usarla para canalizar mis emociones y experiencias convirtiéndolas en algo tangible que pudiese usar como moneda. Era un chanchullo. Era un pase que me permitía el acceso a la gente más mayor de la escena punk y a su comunidad. En ocasiones, usé el hecho de ser músico para poder encontrar comida o cobijo. Era duro, era una lucha, pero había un cierto sentido de orgullo en lo que estaba haciendo, y eso era algo.

Finalmente, supongo que cuando llegó el momento apropiado, me permitió un acceso aún mayor a mundos exteriores a aquel que yo ya conocía. Eso me permitió viajar y conocer gente. Conocí a mi mujer a través de la música. Me ha conseguido la mayor parte de los curros que he tenido. Me ha llevado alrededor del mundo.
En estos tiempos, tengo un lugar en este mundo. La vida no carece de problemas, pero mi posición ahora es muy distinta de aquella en la cual nací. Ha sido la música la que me diferenciado de mis coetáneos mientras crecía. La he usado para, esencialmente, construir la vida que quería. Suelo estar ocupado, y a menudo estresado, y siempre habrá problemas, pero la música me proveyó de libertad, independencia y algo que se asemeja a la satisfacción.

K.- ¿Es todavía ese tu objetivo o ya has transformado la mierda en oro? ¿Tiene todo ello algo que ver con el título de tu disco “Shit in the garden” (Mierda en el jardín)?
K.F.- “Shit in the garden” era sobre la alquimia, pero también sobre la fertilidad. No hay final, por lo que yo puedo ver, en aquello que hago. Los tiempos y las circunstancias cambian, pero, como alguien que ha viajado toda su vida, he aprendido a adaptarme a esas cosas.

K.- Se ha hablado mucho de tus tiempos de chaval en Rusia y se te ha retratado como un vagabundo, yendo de ciudad en ciudad. ¿Aún vives así?. Qué te trajo ese tipo de vida y como influyó en tus letras y tu modo de componer?
K.F.- Ese estilo de vida me trajo la música que hago. Hoy, tengo una mujer y un hijo. Pero eso también es nuevo para mí. No puedo predecir qué traerá el futuro, pero seguro que habrá movimiento. Mi mujer también tiene un corazón aventurero y ha estado en unos cuantos sitios por su cuenta.

Creo que debería ser obvio como en el pasado ese tipo de vida me llevó hasta las grabaciones caseras de baja fidelidad. Y creo que la gente que escuche lo que estamos haciendo ahora como banda podrá oír el hecho de que ahora tengo una vida más estable. Tengo una banda a tiempo completo. Grabamos en un estudio. Puedo permitírmelo ya que permanezco en un lugar el tiempo suficiente para ahorrar algo de dinero de mi trabajo. Pink Reason lo consigue de la manera que pueda. Por cualquier medio necesario, pero también por cualquier medio que esté a nuestro alcance económico.
K.- El DIY (siglas de Do It Yourself, hazlo tu mismo. N. del T.) suele ser dibujado como una elección política, pero a menudo parece más un método de trabajo inevitable. ¿Te gustaría tener mejor equipo y más dinero para grabar libremente?

K.F.- Desde luego. Especialmente ahora que estoy relativamente estable y de algún modo fijo por un tiempo. Es más fácil tener un buen equipo cuando no tienes que preocuparte de cómo lo vas a meter en tu mochila. No me importa mucho el fetichismo “lo-fi”. Venimos de la pobreza, y es por ello que hemos grabado “lo-fi” en el pasado. Siempre habrá idiotas viviendo “a lo pobre”. Son buitres de la cultura, que les den.
K.- Consideras que tu música está cerca de la técnica de collage? ¿Cómo construyes las canciones y cuál es la importancia de los accidentes en el proceso?

K.F.- Es siempre diferente. A veces son como collages, fijo. A veces es solo la típica construcción rock. Trato de no quedarme estancado en ningún modo particular de hacer ninguna cosa. Hay elementos de improvisación incluidos en lo que hace la banda, y los “accidentes” son bienvenidos a veces, pero soy muy critico con mi trabajo y el de los músicos con los que toco. Intento no dirigir demasiado a la gente con la que trabajo, pero sino estoy contento con como interpretan, no trabajaré con ellos.
K.- ¿Consideras que tu música es urbana, que la ciudad, como concepto, tiene una importancia en ella?

K.F.- A veces. Viví en Brooklyn durante cuatro años mientras tocaba con Pink Reason. Mientras estaba allí, el sonido de la banda estaba ciertamente influido por la ciudad misma. Las experiencias y emociones sobre los que canto, sin embargo, no se limitan a “la ciudad” y la banda se formó en la comunidad, bastante rural, de Superior, Wisconsin, en la punta más al norte de aquel estado. Mucho del trabajo primerizo de la banda se hizo en una granja lejos de cualquier cosa que se pareciese a una ciudad, en el norte de Wisconsin. La verdad sea dicha, preferiría vivir en el campo, aunque hay también sin duda muchas ventajas en vivir en una ciudad.
K.- ¿Cuál es la importancia de la repetición en tu música?

K.F.- A veces tiene un papel muy importante. Especialmente al principio de la carrera de la banda yo estaba haciendo intencionadamente música que fuese hipnótica. En este momento diría que es menos importante, aunque mucha música utiliza la repetición. Los ritmos, los riffs y los estribillos se repiten a través de la música que está basada en el rock. Hay una fina línea entre algo que te succiona a través de la repetición hipnótica y algo que simplemente es aburrido. Supongo que el lugar en el que esa línea se encuentra para ti depende de si te gustan o no las drogas.
K.- Aunque tu música y la suya son diferentes, el nivel de caos de Pink Reason me record a Royal Trux, una banda que me encanta. Con bandas así siempre me pregunto a mí mismo… ¿qué parte de ese caos está bajo control?

K.F.- Supongo que depende de cuando lo preguntes. Intento trabajar con gente que entiende lo que es de buen gusto y lo que no, para no tener que trazarles límites, sean sonoros o de comportamiento. Me gustaría pensar que hemos ganado más control con el paso del tiempo. La primera vez que Pink Reason tocamos con la formación actual, yo acabé sangrando hasta quedar inconsciente mientras aullaba una oración para la audiencia. En aquel punto, tenía poco control del caos.
K.- ¿Qué tipo de gente va a tus conciertos?

K.F.- De todo, desde jóvenes y hermosas mujeres hasta viejos gordos. Tenemos estudiantes, yonquis, coleccionistas de discos. Algunos abogados, algunos criminales. Algunos maderos. Sí, hay al menos un par de maderos que son fans y vienen a todos nuestros espectáculos cuando venimos al pueblo. Uno de mis fans en la ciudad en la que vivo ahora apuñaló a alguien hace poco. Conocí a mi mujer en un bolo al que la había traído por la fuerza un tipo que está metido en la brujería… También varía de ciudad a ciudad: a veces son punks crust, otras, indie rockers. Supongo que la distinta gente le gustarán cosas distintas de la banda, pero no creo que tengas que ser un tipo concreto de persona para apreciar las canciones.
K.- ¿Cuál es la formación actual?

K.F.- Yo toco la guitarra y canto. Matt toca la guitarra solista, él es el líder de Psychedelic Horseshit, también. Nuestro bajista, Shawn, estaba originalmente en TV Ghost y nuestro batería, Rich, ha tocado la bataca con Horseshit y Eat Skull y es también humorista.
K.- La primera vez que escuché “Sixteen years” me quedé alucinado. Para mí, esa canción es como un violento y moderno punto medio en un triángulo formado por el Lou Reed más experimental, el trabajo en solitario de Michael Gira y, quizá, los Joy Division… ¿te interesan esos artistas?

K.F.- Todos esos artistas fueron influyentes para mí al final de mi adolescencia. Todavía me gustan bastante todos ellos, aunque ya no escucho nada de ese material regularmente, excepto quizá a la Velvet, sobre todo el material en directo. No hay ninguna gran influencia que pueda definir el sonido de Pink Reason. Tomo mis influencias de todos lados, siempre están cambiando. Últimamente me he sentido influido por bandas como Hanoi Rocks, los primeros Skrewdriver, los Pagans/Dead Boys y otras bandas de Rock&Roll crudo.
K.- Has girado por Chile, que no parece un país habitual par alas bandas independientes americanas. ¿Podrías hablarme de la experiencia y la escena de allí?

K.F.- Fue una experiencia preciosa. La escena allí abajo es ¡totalmente psicodélica! Muy buena gente trabajando junta para construir algo chulo. Los conciertos fueron todos en bares o espacios que llevaba gente de la escena. Tipos de distintas bandas se unían y alquilaban un apartamento que era usado como estudio y local de ensayo, con camas para que de vez en cuando alguien sobara y una sala de estar para las fiestas. Fue genial, aunque estoy seguro de que también hay dificultades. Una cosa que realmente me impresionó es que la escena abarcaba generaciones y disciplinas. Había artistas, hooligans futboleros, skaters, y en las fiestas y los bolos te podías encontrar a alguien como Hugo, que diría que andaba por los sesenta y pico y era la principal fuente de  rock psicodélico en Chile, había abierto la primera tienda de skate del país y era un absoluto hedonista y un hombre salvaje… y lo podías encontrar conversando con Nico, de Vapourboat, una de las bandas más interesantes de Santiago, y que sólo tenía quince años. Creo que la juventud allí, al menos los que yo conocí, valoran grandemente todo lo que tienen, porque los miembros más viejos de la escena pueden recordarles, y lo hacen, con su música y su arte, que las cosas no siempre fueron así. Échale un vistazo a Especial 35 (http://www.especial35.net/) para investigar más a fondo y busca los discos en Pasta Base Records.
K.- ¿Puedes vivir de la música?

K.F.- No, tengo familia y la banda no hace dinero suficiente ni siquiera para arreglar nuestro equipo a menos que ahorremos todo lo que sacamos durante al menos un año. Es vagamente autosuficiente.

K.- ¿Qué significa para ti la palabra “punk” hoy en día?
K.F.- Hay una cita famosa de un juez del tribunal supremo sobre “la obscenidad” en la que dice “la conozco cuando la veo”, y yo siento lo mismo con respecto al punk. Es más que un estilo de música, es una actitud, es un estilo de vida. Te puedo decir unas pocas cosas que no son punk. Venderle tu música a una marca de coches no es muy punk. Conozco a punks que han hecho esto, y son sin duda punks, además de gente excelente, pero hacer eso no es punk en absoluto. Trabajar para una compañía de seguros es otra cosa que no es punk. No me importa que tu única otra opción sea ser un homeless. Lo he probado y no es tan malo. Ciertamente, es mejor que trabajar para una compañía de seguros.

K.- ¿Qué hay después de la muerte?
K.F.-Sólo hay una manera de descubrirlo.

2 comentarios:

XBauerX dijo...

El penúltimo parrafo, tremendamente cierto. Quizá en todo esto sea mucho mas sencillo encontrar lo que no es punk que lo que es.

Cowboy Iscariot dijo...

Demasiadas cosas no son punk... y conste que no soy un fundamentalista y que tengo un concepto amplio de lo que significa esa vieja palabreja, "punk" (aparte de, como apuntaba Burroughs "alguien que se deja penetrar en la cárcel")