(Entrevista realizada por LUIS BOULLOSA y publicada originalmente en la revista RUTA 66 en enero de 2011)
Aviso para adoradores de medianías con sello “americana” y defensores de la teoría de que ya no hay grandes discos y todo lo que nos queda es recrearlos a escala para nuestras ficciones masturbatorias: por Australia no os hacen ni puto caso. Al menos no los Kill Devil Hills. Tres trabajos dan fe de ello. El primero (Heathen Songs, Bang 2004) fue un toque de atención en clave de western crepuscular y country malsano incendiado en bourbon. El segundo (The Drought, Bang, 06), una obra maestra poco apreciada aún, guiada por el innato, bronco talento para la emoción a flor de piel de Brendon Humphries. Con el tercero –todavía creciendo a cada escucha- lo dejaron clarito definitivamente: mucho sentimiento, pero pocas hostias. Cuando bajan el pistón alcanzan con holgura ese punto de emoción confesional que Springsteen lleva tratando de reencontrar más de veinte años. Cuando pisan a fondo oscilan entre los hits inmediatos de glorioso rock encabritado (“Nasty Bussiness”, “It´s Easy When You Don´t Know How”) y esas canciones tensas, hondas y de largo recorrido que se hacen más y más grandes a cada escucha (“When The Wolf Comes”, “The Drought”). Esta entrevista comenzó de manera medio ortodoxa, con Brendon Humphries (voz, guitarra, compositor principal) y Alex (violín, guitarras) acompañados por James Cruickshank (telonero, ex The Cruel Sea, pensador independiente, estrella de los patios traseros del rock y el tío que mejor controla una loop station que me he echado a la cara). Tras un rato de charla, comparecieron el bajista y el mayúsculo guitarrista que es Steve Joines, cuya clara intención de trasegar Jack Daniels a voz en cuello permitió que la entrevista se fuese a tomar por el culo y derivase noche arriba hasta atracar en el bar de cabecera de un servidor. La hermanante borrachera se repetiría unos días después, tras un bolo en la Boite de Madrid al que acudieron poco más de veinte personas, aunque dentro de unos años -al tiempo- la mitad del país jurará que estuvo allí. Documenta, pues, tan sólo el arranque de dos noches de caos alcohólico y excelencia artística que obviamente, no caben en el limitado formato pregunta/respuesta al que a veces nos vemos abocados. One for the road.
(Ruido de fondo en el bar) (pregunta ininteligible)
James Cruickshank - Es difícil y caro llegar hasta aquí, pero una vez que has llegado, girar es más barato que hacerlo por Australia. Los promotores te llevan a sus casas, te dan alojamiento y te alimentan. Eso no pasa ni de coña allí. Vienes a Europa y te sientes parte de una comunidad artística, mientras en Australia te sientes casi como un desempleado por el hecho de ser músico. En Australia la cultura musical tiene que ver con el hecho de beber e ir a los bares. La gente quiere escuchar algo de música, pero quiere hacerlo MIENTRAS BEBE. Así que tienes que hacerlo a mucho volumen para que se oiga y lo entiendan, y por eso, creo, se ha producido tanto buen rock&roll.
Brendon Humphries - En Australia es difícil ganar dinero fuera del mainstream porque sencillamente no hay gente suficiente. En cierto modo es necesario irt a Europa y a América.
J. C.- Puedes dar dos shows en Sydney y dos en Melbourne y ya habrás metido a toda la gente de allí que pueda estar interesada por tu trabajo, mientras que por ejemplo en Berlín podrías hacer veinte conciertos y en cada pequeño pub encontrarte a alguna gente interesada.
Alex Archer- Y las distancias aquí son más pequeñas. El otro día estuvimos en un pequeño pueblo francés del siglo doce, en una colina, y estaba bien ver como la gente del pueblo se acercaba a ver de que iba lo nuestro. En Australia la cosa va así: tocas, te pagan poco. Y después tú te pagas la cena y te buscas el alojamiento. Para mí, este es el verdadero paraíso para venir a tocar.
B. H.- Además, Australia es un sitio tremendamente conservador en muchos aspectos. Quizá tu puedas pensar que tu país es conservador, pero comparado con aquello es tremendamente liberal.
Sin embargo, han surgido bandas enormes en Australia, y sigue siendo así…
J.C.- Es cierto que ese sustrato a veces puede ayudar al nacimiento de grandes bandas. Por ejemplo, los Saints eran de Brisbane, y ese era un lugar terrible para vivir en los setenta. Probablemente te necesita un sitio así de chungo para componer “Stranded” y ese tipo de material. Pero luego necesitas largarte para poder desarrollarlo.
B.H .- Curiosamente, las bandas australianas que son más populares aquí no lo son en australia. Los Triffids, por ejemplo, tienen un buen número de seguidores en Bélgica. O Nick Cave… probablemente no llegó a ser realmente conocido en Australia hasta que cantó con Kylie Minogue, que está en el corazón de la cultura pop australiana y es un icono allá.
A. - En Australia desarrollar un asunto creativo que sea original es complicado. La gente busca la popularidad a toda costay eso lo vuelve todo muy conservador. Si no entienden algo, se alejan de ello, y eso te mata creativamente, porque lo que necesitas es lo contrario, que te animen, que te empujen.
¿Cómo creéis que afecta a vuestra música al entorno físico, geográfico y cultural en el que vivís?
J. C. - Con The Cruel Sea hacíamos esa música de desierto tropical y estaba super orgulloso de que los australianos estuviésemos siendo capaces de llevar nuestra música a ultramar. Quizá no sonara en la radio… pero si gustaba en Europa eso nos permitía tener un sentido sentido de lugar, porque Australia es un país muy joven, no tenemos la enorme herencia cultural y musical de siglos que puede haber en España, por ejemplo, sólo algo de folclore irlandés… y un montón de chicos blancos con el blues de la escuela privada (risas).
B. H. - Bueno, en Australia hay que conducir largas distancias, hay mucho espacio, creo que la particularidad de nuestra música tiene algo que ver con experimentar esa sensación de espacio abierto que hay allí.
A. – Creo que los australianos escriben, en una enorme parte, música para australianos; no creo que esperen o dejen de esperar tener éxito en otros mercados, como el americano. El aislamiento… Yo crecí cerca de Seattle durante aquel ridículo rollo del Grunge… ¿Todos se preguntaban ¿Qué demonios está pasando allá arriba? No digo que haya una fórmula, pero sí que cierto tipo de aislamiento termina por convertirse en estilo; de lo contrario, tampoco existirían los distintos idiomas y dialectos… llega un momento en que escribes música desde tu propio medioambiente y para la gente de ese medioambiente. El aislamiento juega un gran papel ahí, y después de años y años y años cada zona ha desarrollado una cultura particular.
Me interesa que me hableis de el modo en que componeis y sobre dos canciones del nuevo álbum que son algo diferentes: “Cockfighter” y “Words from Robin to Batman”.
B. H.- La banda la empezamos yo, Joines y Gibson, fue una suerte que nos encontrásemos. Una noche, Gibson escribió “Drinkin´ too much”, que es nuestra canción más famosa en Australia, y tuvo mucho éxito entre l
El tipo de gente que llamamos “Bogans”, que no son exactamente hooligans pero que si están relacionados con esa cultura del beber en exceso. En todo caso, pese a que no estamos conectados con ese rollo ni lo apreciamos demasiado, la canción sirvió de entrada para mucha gente, la gente hizo versiones de ella y, al final, fue lo que nos permitió girar por el país. Con el tiempo, pese a que los tres escribamos, resultó que el que lo hacía con mayor constancia era yo. Tiendo a luchar por mis ideas y constantemente llego: “Aquí está la canción”. No escribimos mucho juntos, así que venimos con la estructura en bruto y las letras.
A.- Y luego nosotros lo jodemos todo (risas)
B. H.- Y luego ellos lo joden todo y ese es el punto de partida. En todo caso, la formación ha cambiado y con ello ha cambiado también un poco la aproximación a los temas. No hacemos muchas jams, sólo de vez en cuando.
A.- El primer disco le gustó a mucha gente, ya sabes, canciones sobre beber, pistoleros, ese sonido salvaje… Luego llegó el segundo y muchos fans se desilusionaron… ¡Quérían la misma canción! Nosotros tenemos que crecer como músicos y como banda, y ellos querían que fuésemos como AC DC, que siguiésemos dándoles exactamente ese rollo que les había gustado. Esa es otra parte del problema.
Veo un punto común en tus letras. Los personajes suelen estar al borde de un cambio, aunque sea porque están al borde de un precipicio.
Escribo cuando algo… bueno, ya sabes, las putadas ocurren (risas). Luego tratas de entenderlo, y quizá las canciones sean eso, una manera de poder entenderlo. Lo que hace Steve (Joines) es mucho más duro y menos meditado. Yo estoy muy obsesionado con la escritura y la poesía. Muchas veces, de todos modos, estás leyendo algo y te sale una primera línea, y esa línea ya tiene su música. Y así sigues. Suelo empezar con la letra, raramente con la música. En “Cockfighter” lo que pasó es que siempre quise escribir una canción con ese título, llevaba diez años queriendo hacerlo y al final me salió ese montón de mierda, se la enseñé a la banda y me dijeron “tío, es horrible”. Pero soy insistente, a veces la táctica es cambiar algo en la instrumentación u otras cosas. En cuanto a “Words..:”, cuando la traje algunos dijeron “es una puta estupidez”, pero alguien más dijo “bueno, a mi me gusta”. Se requiere una cierta diplomacia para hacer pasar una canción por la puerta
A.- …es una cómica pero poética historia de amor entre dos hombres (risas)
H- Creo que al final todos hemos terminado estando muy orgullosos de esa canción. Potencialmente era una canción muy deprimente. Soy bastante consciente cuando escribo… “vale esta es otra canción desesperada sobre el amor que acaba mal o sobre la violencia…”, pero en este caso incluso el título cambia la intención original de la canción… fue una búsqueda… Es la primera o una de las primeras veces que trato un tema serio y duro desde un ángulo gracioso. Creo que ello consigue un cierto equilibrio.
J.C.- Eso es muy importante. Saber hacer que las cosas sean al tiempo tristes y graciosas, duras y tiernas… Sería una postura realmente amateur sobre el arte de escribir canciones el pensar que si no me pongo realmente serio sobre algo, nadie me tomará en serio…
Cuéntale eso a un chaval de dieciséis…
J.C.- Es verdad (risas), pero por eso me gusta el blues, el gran blues. Poque se puede bailar. Te pueden estar diciendo “mi chica me ha dejado y estoy totalmente jodido”… pero se puede bailar con ello (chasquea los dedos, risas). Creo lo siguiente: Si estás tocando en una banda y consigues hacer bailar a las chicas, tu ganas. (risas).
Steve Gibson.- ¿Teneis Jack Daniels?
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1 comentario:
Vaya tíos, me gusta su visión. En el fondo llevan el mismo rollo de todos los viejunos que llevan 20 años tocando r'n'r en españa, mucho sentido del homor, mas bien ácido, y muy poco reconocimiento. Ruock ¡
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