lunes, julio 05, 2010
CHICOS EXTRAÑOS EN TU CIUDAD
Hay quienes los adoran, por razones obvias. Hay quienes no los soportan porque alegan que su público está trufado de modernetes de sombrero y bigotillo de esos que ahora salen como las setas. Los de Ryan Sambol están el trece de este mes en el Wurlitzer Ballroom para despejar dudas. No es que yo las tenga, después de su concierto de hace diez meses, en el que dejaron bien claro que clase, energía, entrega y talento les sobra. Añado una entrevistilla de nuestro colaborador L. Boullosa recientemente publicada en Ruta 66 y una traducción de una de sus letras para que conozcais algo más al amigo Sambol y sus niñatos.// GATO PALUG
TU, YO Y LEONARD COHEN
No es difícil enamorarse de Ryan Sambol cuando se lo escucha al mando de Los Chicos Extraños, comandando a la cuadrilla con esa voz de cartoon esquizoide que escupe verdades como puños. Menos aún, cuando se lo encuentra uno frente a frente. Muy joven, muy inteligente y con ese brillo aventurero en el verbo -y en los enormes ojos somnolientos- propio de los que han decidido que les gusta esta vida y que la van a explorar de punta a punta sin miedo a las cicatrices que tengan que venir. Basta para amarlo con ser capaz de soportar la visión de alguien que posee nuestras propias ilusiones de los veinte pero es capaz de transmitirlas con sentido y precisión. Su nuevo disco “Be Brave” es muestra de esto: una joyita esbozada que confirma lo bueno de su debut y apunta brillantes signos de una personalidad propia, compleja y en expansión. Vida más allá del garaje cabezón y el magnético dylanismo que ya le conocíamos. Y una existencia entera por gastar.
Sois jóvenes. ¿Cómo empezó todo?
Empezamos hace tres o cuatro años. Al principio estábamos en Dallas, que es de donde somos, pero allí no había mucho rollo musical, así que nos fuimos a Austin. La escena de Austin apoya enormemente a las bandas nuevas. No es que haya demasiados grupos, en realidad, pero hay muchísimos clubs, y también casas, espacios donde puedes tocar fácilmente cuando empiezas. Cerca, en Denton, esta la casa amarilla que es el primer sitio donde tocamos. Basta con llamar, pillar una fecha, hacer un flyer y ya está. Ese tipo de facilidades son básicas para arrancar.
¿Cuál es la evolución entre “And Girls Club” y “Be Brave”?
El primer disco siempre es como una colección; una colección de lo que has hecho desde que montaste la banda. Así que en un par de años hicimos 11 o 12 temas que valían para el disco, y en los siguientes cuatro meses ya tengo otros once (risas). Escribí “Be Brave” en dos días, al regresar de la gira europea. Siempre llevo encima uno de estos –enarbolando un cuadernito pequeño de tapas rojas, lleno de apuntes y garabatos-, así que me encerré con la guitarra y con todos los papeles que había escrito, durante el tour, los extendí frente a mí y… en dos días había escrito todo el material. Los grabé en un cassette y se los envié a unos colegas de Los Ángeles. En sayamos ocho días y ¡a grabar! James Brower de Mika Miko toca el saxo y nuestro nuevo batería es un chaval que estaba en una banda que se llama Darker My Love… Matt se fue cuando volvimos de esa gira…
¿Por qué se fue?
Bueno, no se fue, exactamente… No se como hablar de esto ni si debo hablar de ello…
¿Te aporta algo hacerlo todo de esa manera tan rápida?
Hay problemas en el estudio si piensas demasiado. Estas canciones son casi simplemente el “riff”. A menudo el solo nunca llega aunque el oyente esté esperándolo (risas). Eso es curioso. De hecho en uno de los temas está el espacio que dejamos en el que supuestamente iba a ir un solo, pero nunca se llegó a grabar (risas). No tenemos tiempo ni dinero para más, y en todo caso preferimos ser Link Wray que Radiohead, con su excesiva producción. Nos parecen más divertidos y más honestos los discos en los que se pueden escuchar los errores.
¿Cómo se construyen los temas?
Los mejores temas me suelen salir del tirón cuando estoy inspirado. Me viene un riff y un nombre y en un momento está cerrado. El tema “Be Brave” salió así. A veces comienzo cantando la letra de otra canción sobre la nueva que estoy sacando. Eso es interesante. Me gusta la manera en la que unas cosas te van llevando a otras, permitir que el material que ya has creado vaya creando el nuevo… hay que escribir una canción para poder llegar a la siguiente, ya sabes. En ese inicio no hay solos ni nada. Tengo mucha suerte con Greg, porque lo pilla todo enseguida. Sólo si noto algo es que alguna cosa no va bien, y casi nunca pasa. “Un solo aquí” y él lo hace, y es perfecto…
Tu voz es muy peculiar. Hay gente a la que le encanta y otros que no la soportan. Tanto en ella como en el sonido de la banda se detecta una influencia de Dylan.
Si, claro. Lee hazelwood, Fred Neil, Calvin Johnson… Me gustan los compositores que no se asustan ante los problemas. Una canción puede ser lo que tu quieras, no hay reglas. Eso lo aprendí de Dylan; que no hay una versión definitiva, que todo es un proceso de trabajo, que hay que estar abierto a todo, escribiendo o pensando, y no dejar que nada coarte tu pensamiento. Por eso tengo tanta suerte de hacer lo que hago y trabajar en lo que me gusta. Pero si te soy sincero, mis influencias provienen más de otras artes que de la música. Me preguntan y esperan que les diga nombres de bandas… y yo les digo: Jack London. El primer disco estaba fuertemente influido por Jack London, y en concreto por su libro “Martin Eden”. Me gustan muchos escritores. Se me ocurre ahora André Breton. Me importan las letras. Trato de que mi voz se entienda mejor cada vez. No le pongo ningún efecto, ¡es así! (risas). Me gusta mucho como escritor Jarvis Cocker, que separa la letra de la música. Te das cuenta de que canta muy bien, pero intentando que todo se entienda porque no quiere sacrificar nada. Eso no pasa siempre en el Rock&Roll, pero yo no puedo hacer lo que no quiero hacer. Siendo honestos, no quiero hacer “Love Me Do”. No quiero ser naive. A veces pienso que nuestra generación no ha tenido la oportunidad de pasar por determinadas experiencias como las que narra Jack London. Nosotros jamás hemos experimentado lo que es tener tanta hambre o tanto frío que estás al borde de la muerte… jamás hemos luchado con un oso… y sabes, no es que yo quiera morirme, claro, no es eso, pero a veces me da la sensación de que no puedo esperar a que suceda, que de algún modo lo deseo porque es algo que nadie puede contarte, Sólo tu podrás saber cómo es… Hace poco estaba en la cama con una chica y después de hacer el amor nos estábamos fumando un pitillo, y cuando le empecé a contar todo esto me dijo que la estaba deprimiendo, se levantó y se fue (risas).
En al menos un tema del nuevo disco detecto una influencia de Leonard Cohen, que siempre ha sido esa especie de músico-escritor…
Siendo sinceros, Cohen me ha influido tanto como Dylan o más… esa manera en la que parece tener una gran confianza en sí mismo pero al mismo tiempo no tenerla. Esa manera de no ser atractivo pero al tiempo serlo, de ser una mujer y un hombre... Me he leído su novela “Los hermosos vencidos”…
¿No has leído “El juego Favorito”?
No, ¿debería?
Si, deberías
(apunta el nombre en su cuaderno rojo)
Me gusta el sentido del humor subterráneo que tiene Cohen. ¿Qué opinas?
Sí, desde luego. Hay muchas maneras de decir cosas muy graciosas sin ni siquiera sonreír.
¿Te interesan esos juegos que hacía Dylan en los setenta alterando los sujetos de las canciones. El “él” o el “ella”, el “nosotros” y el “vosotros” mutando constantemente hasta que no sabías exactamente quién era quién…
Si… muestra que todo el mundo tiene los mismos pensamientos. En realidad toda la gente piensa las mismas cosas, sólo que no las escribe así o sencillamente no es capaz de escribirlas con ese fraseo, tan bien explicadas. Todos somos la misma persona: tu y yo y Leonard Cohen… Es un modo de pensar bastante oriental. Del mismo modo no hay que pensar que porque alguien sea profesor vas a aprender de lo que supuestamente enseña. Puedes aprender, en cambio, de cómo se comporta y habla, de cómo mira, de lo que hace… Es un poco como decía Breton: La vida es un espectáculo total, un show todo el rato, no solo durante un espacio de tiempo. A veces se dedicaba a ir a ver cinco o diez películas distintas, sólo un rato a cada una, y el resultado era mucho más interesante que si hubiese visto una completa…. Los Beat heredan un poco esa idea de que puedes ser un artista en el momento que quieras, aunque seas la persona más normal, el más “blue collar” (clase obrera cuyo trabajo implica una labor manual. N del T.). De ahí nace el Blues, ¿no? Eran artistas, pero también gente que trabajaba todo el día en los campos. La semana recogiendo la cosecha, el sábado a tocar. Fumar maría, no trabajar… eso no te convierte en un artista. Ni siquiera el escuchar música.
¿Cómo llegasteis hasta el sonido que tenéis ahora?
Bueno, Philip y yo empezamos a escuchar buena música y meternos en ella de una manera muy noventera… Su tío se compro el directo de Nirvana “From the Muddy Banks of the Wihskah” (96). Y de ahí pasamos al blues, simplemente siguiendo la línea de la música que a ellos les gustaba. Ahora hacemos “Keys to the Kingdom” y algunas cosas más que son tradicionales; Martha Wright, Washington Phillips… esas grabaciones de campo, ya sabes…
¿A veces pienso que el Rock&Roll no es sino folk, que opinas?
Se supone que toda la música es folk… toda es “for the folk”, ¿no? (Folk: gente, pueblo. N. del T.). No hay nadie que no se englobe en ese “Folk”. Todo el mundo es folk. Es música hecha por humanos para humanos y sobre humanos, no Space Rock (risas).
¿Qué tal la gira europea?
La gira fue a la vez el mejor y el peor de los tiempos. Según llegamos, Greg tuvo un ataque epiléptico en parís. Nos asustó bastante, la verdad. “Friday in parís” va de eso. Por otro lado fue increíble. La primera vez que tocamos en Austin podía haber unas diez personas, y hete aquí que en nuestro primer bolo en Amsterdam es en un garito grande, y sin otras bandas ni nada, ¡y estaba hasta arriba!… Nos hemos ganado lo que tenemos en Estados Unidos a base de trabajo, girando mucho y no tocando nunca lo mismo, con un repertorio de unas 100 canciones, que yo haya escrito. Pero esa gente en Holanda no sabía nada de esto. ¡Y habían venido a vernos sólo a nosotros! Fue increible.
¿Has publicado algún libro?
Me gusta mucho escribir, pero no tengo nadie que publique lo que hago. Es más fácil componer unos temas y conseguir un bolo (risas). No soy un tipo muy sociable, y montar una banda, salir de gira… es una manera estupenda de conocer gente. Por eso “Los chicos extraños”. Ya sabes… has ido a tocar a otra ciudad y estas en el bar… ¿Quiénes son esos? No se, unos tipos de fuera, tienen una pinta lamentable, aquel es majo, el otro un cretino… “The Strange Boys”.
MLKs (Ryan Sambol. Trad: L. Boullosa)
Si lo que se pensó
en mi apartamento
fuese pensado fuera, en las calles.
Si lo que se amó
en el salón de tu casa
se amase fuera, en las calles.
Si lo que se dijo
en mi cama
se dijese fuera, en las calles,
entonces me temo que seríamos
sólo tu y yo...
así que me quedaré donde puedas verme.
¿Harás lo mismo por mí?
Si lo que se vio en la película
fuese visto fuera, en las calles.
Si lo que se leyó en el libro
se leyese fuera, en las calles.
Si hubieses escuchado lo que estaban diciendo,
los Martin Luther King,
etonces ya sabrías
que cualquiera puede venir
pero que yo quiero sentarme junto a ti.
¿Quieres tú estar a mi lado?
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
1 comentario:
...fantástica entrevista. Estos chicos extraños prometen.
Publicar un comentario