miércoles, julio 02, 2008
TODAY IS THE DAY (Ritmo y Compás, Madrid)
Promoción deficiente o desinterés por la buena música, quién sabe. Los de Steve Austin, una de las mejores bandas de música extrema de los últimos 20 años, merecerían una sala grande preñada a reventar de metalheads y amantes del lado brutal de la vanguardia, pero tuvieron que conformarse con los treinta o cuarenta martires del tímpano que acudieron a Ritmo y Compás aquella noche lluviosa. No pareció importar. Cuando lo que se traslada a escena es el nervio mismo expuesto al aire, el doloroso nucleo de la experiencia, y se hace con el urgente salvajismo que dicta la necesidad, parece ser que te da igual quien haya delante. Así, más corpóreo que en sus grabaciones, con la inevitable toma de tierra que implica el directo, pero igualmente blindado, espectacular en lo técnico y estremecedor en su intensidad, el trÍo se embarcó en una incursión de metal esquizoide y hardcore bipolar de las que no dejan indiferente aunque puedan perfectamente no gustar. No es plato para cualquiera, aunque esa noche comprobé que alguien no iniciado siquiera en los rudimentos del metal puede perfectamente disfrutarlo y quizá entenderlo mejor que los que ya estamos viciados por las comparaciones y el trabajo de bibliotecario. A la batería figuraba un dos por dos que parecía estar tomando el te en casa de su abuela, impertérrito, pero que mientras tanto ejecutaba una descarga de depurada técnica y doble bombo demoledor de las que hacen época. En el bajo, un larguirucho desmañado pero preciso y enérgico. Le bastan a Steve Austin para desplegar sobre ellos un trabajo de guitarras y voz termonuclear, al borde de la histeria y absolutamente personal. Sonó bastante material del insuperable «In the Eyes of God», pico indiscutible de una discografía prodigiosa, alguna cosa del también excelente «Temple of The Morning Star» y temas de su nuevo «Axis of Eden» que les retrata en excelente forma creativa y por momentos incrusta cosas casi «indies» en el magma de metal técnico e hiperagresivo que es marca de la casa. Nunca ha sido fácil describir lo que hacen Today Is The Day. Para empezar, hay que purgar su discurso con un cedazo de malla fina para poder sacar algo en limpio de unas letras tan alienadas y violentas como ambiguas. Y luego está la esquizofrenia (tan bien descrita en unas voces que pasan del rugido brutal al agudo inquietante en un segundo), los demonios interiores y la confusión; el dolor agudo sólo expresable mediante una cirujía musical extrema. Juegan en una liga en la que probablemente solo están ellos, un planeta que nos resulta extraño y tan atractivo como amenazador hasta que descubrimos que es el mismo por el que transitamos nosotros. Quizá la definición que el mismo Austin usaba hace unos años sea la más adecuada: «Heavy Mental». Un viaje alucinante al interior de la mente colectiva. Acabado el pase, la cabeza pensante de semejante anomalía tira su guitarra al suelo, escupe sobre ella y se baja al público, estrechando manos, chorreando sudor. Mi acompañante lo intercepta y le pide un autógrafo... ¿Qué escribe en el anverso de la entrada el angelito? Escribe: «LOVE». Miediiiiiiiito, es la palabra.
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