(Curioso texto de un EP “conceptual” por llamarlo así de los
míticos PIG DESTROYER. Musicalmente está bastante por debajo de su nivel
habitual y no tiene nada que ver con sus brutalidades de epatante grind/punk, pero es un interesante experimento lírico/narrativo sobre un tema
clásico). Traducción por Luis Boullosa.
NATASHA
Han pasado dos solitarios años desde que ella desapareció y
estoy en el parque donde fue vista por última vez, un vasto claro verde
envuelto en arces desde cuyas hojas gotea la lluvia de la mañana. Yo solía
pasear por aquí con una chica de diecisiete que por entonces era la señora de
las diecisiete sonrisas sublimes, sus llameantes rizos rojos en otoño y de un
naranja ardiente en el verano. Nos sentíamos solemnes e incómodos aquella
última noche juntos, y ella estaba tendida a mi lado, con la vista clavada en
cielos sin estrellas, negros como como plumas de un ángel caído; yo miraba
hacia el bosque, fingiendo no ver los verdugos que ella ocultaba en sus ojos
verde serpiente. Ella dijo que había otro. Yo me negué a creerla. Había pensado
que nos besaríamos hasta que nuestras lenguas se hiciesen una. Todos mis
recuerdos del amor se convirtieron en escenas de enloquecida masacre, y mis manos
en crueles garras que se movían para destruirla. Su cuello se rompió como un
juguete que estrujase un niño descuidado, mis lágrimas llovieron sobre ojos
muertos y estallaron en sus labios sin vida. La puse en el suelo como como si
fuese una flor.
Aquí estoy, hoy, en pie en ese mismo lugar donde la concha
vacía de mi ángel yació por última vez, y mientras mis lágrimas comienzan a
aflorar de nuevo, veo un sendero entre la línea de árboles que nunca había advertido
antes. Lo sigo hasta un barranco y encuentro
un agujero en la tierra, formado entre las raíces de un abedul. Hay sutiles
ecos de su voz diciendo palabras que
nunca he escuchado antes, pero por el modo en el que sisea las eses tiene que ser ella… Huelo a madreselvas, luego
a opio, dos de sus esencias distintivas, aparto todos los cardos y las
enredaderas y, fascinado, desciendo. Mientras me arrastro hacia el interior, la
luz muere lentamente y empiezo a sentir como si la escoria fuera su piel,
tiemblo mientras paso mis dedos por las paredes, acariciando de nuevo su dulce
carne, me deslizo hacia abajo, tratando de no caer al resbalar en la sangre que
se filtra a través de las paredes, y después, de pronto, estoy rodeado por cien
ojos suyos que bañan el túnel en una extraña luz verde, y los ojos me muestran
imágenes, como fantasmales pantallas de televisión: todos sus inútiles forcejeos
finales y su desfigurado cadáver, sereno. El túnel se cierra tras de mí, empujándome
más y más hacia abajo, estoy siendo tragado por su tierra y consumido por su
suelo, y el final aparece a la vista: jadeo y grito mientras veo su maravillosa
boca, cinco veces más grande que yo, y como sus labios se rizan en una mueca en
torno a sus dientes torcidos que rechinan. Soy pulverizado y devorado por las
mandíbulas de una chica de diecisiete.
2 comentarios:
Una ardilla lolita y un hog destroyer.
No da usted puntada sin hilo.
la marea porcina abdujo a uno de los mejores
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