miércoles, enero 18, 2012

SÍ, PAPÁ

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Bebiendo de firme, ya casi me había olvidado de escribir. La P con la A, pa. La S con la I, sí... Y efectivamente Charlie Parker no era un pájaro por el burro, sino pese al burro. ¿O me equivoco? Ah, la sensación de estar perdiendo tu vida. Uno la recuerda con mucho cariño cuando viene a sustituirla la sensación de haberla perdido ya definitivamente. ¿Y luego qué? ¿De qué me ha servido la música, ya que esto iba de música? Para perderla con alguna elegancia, supongo, que era lo único a lo que se podía aspirar. Joderse con estilo. Hay todo un largo artículo sobre piratas de agua dulce del Rock&Roll que se podría titular así; "Aprendiendo a joderse con estilo". Y oigo cantar a Nikki Sudden, in the backyard of my mind, “We drink small sour drinks/and smoke blonde cigarretes”, en aquel disco maravilloso que yo le regalé a mi novia, ella se olvidó en mi casa cuando se largó para siempre y el hijo de puta de Krapoola me robó después de una pinchada en El Alivio (el bar que Javier Colis, Silvia Grijalva y Justo Bagüeste tuvieron en Malasaña). Algún día le partiré las piernas y él ni recordará la razón. También me robó uno de los Stooges, pero ese no lo echo de menos. “We drink small sour drinks/and smoke blonde cigarretes”. Y eso es todo. Voces dañadas. Barcos fantasma. Hay una fina línea que une a los Jacobites, Los Only Ones y los Saints tardíos y que, en tardes como esta, constituye la diminuta vena que mantiene unidas mis distintas partes. No es malditismo vocacional, lo juro, no es pose de outsider ciudadano, aunque también; es anatomía y tripas. Es la esperanza misma, minusválida pero aún no mendicante. Y va por el centro de las cosas, como un hilillo diminuto de sangre. Uno se ha convertido en eso sin querer ni dejar de querer, mientras los demás trabajaban duro en su equivocación. He hablado alguna vez de la capacidad curativa de la música. Quizá me haya equivocado y no cure, sólo adormezca. Opio. Un amargor forzado como el del licor, para fingir que se siente. Un humo alado, como el del tabaco rubio, para que sepan que sabes que todo se va exactamente así. Llevo casi un mes optimista, pero escribo cuando eso se acaba. La ola retrocede, y tras ella corre Nikki, con zancadas de garza espástica, agitando un pañuelo de encaje, persiguiendo a su camello imaginario. La Pimpinela Escarlata. John Silver El Largo, Keith Richards mirando al mar, todos los mendigos de todos los puertos.

-¿Ya no te metes heroína, verdad?
-No, ya sólo coca, pero bueno, si hay caballo lo pillo POR SI ACASO.

Por si acaso... ¿Por si acaso qué? Le decía hace tiempo a un amigo que nuestros bares oscuros eran repúblicas piratas, lugares al margen de otra ley que no fuese la propia e inventada, calas protegidas del viento de la vida donde, paradójicamente, la vida era posible. Pero él tenía alma de juez, no de furtivo. Bueno, con eso se nace. Si te toca una u otra cosa, lo que resta es llevarlo con dignidad, joderse con estilo. Y le oigo, le oigo. “Sometimes I wish I was born/In Paris and not in London”. Nacidos fuera de tiempo. Exiliados de este más por asco que por voluntad. Todos los que creyeron que la vida era algo más. Pobres. Pobres todos. Bebiendo sus tragos amargos y fumando su rubio a la sombra del final del principio del final.

-Pepiño, ¿ves ou quedas?
-Sí.
-¿Sí qué?
-Sí papá.

Sí papá.
Sí, papá.






1 comentario:

Proyecto Fake dijo...

pepiñooooooooooooooo

cómo engañas con la diestra para acabar atizando con la siniestra

Nos lo llevamos puesto!!!!!

PD: un día, nos matará una de esas de "porsiacaso"