domingo, enero 31, 2010

GROWLERS – “Are you in or out?”



Hay bandas que parecen hermanos menores empeñados en que se les haga caso copiando los tics de los que llegaron antes. Y a veces lo consiguen. Otras no. Si Intelligence, por ejemplo, son un intento algo fallido de alcanzar la cabreada y cabreante dimensión paralela de The Fall, los Cosmic Psychos -por irnos a un negociado totalmente distinto- son una especie de versión minimal y cervecera de Motorhead que termina por tener su propia gracia y personalidad a base de cazurrismo, humor y honestidad. Jóvenes freaks playeros de Baja Mesa, California, Los Growlers juegan de alguna manera en esa liga de bandas de bolsillo, y suenan en sus mejores momentos como un remedo casero de The Doors. Ni que decir tiene que carecen del engolamiento y el brillo que tenían aquellos y que la voz, funcional, está a años luz de la del Rey Lagarto, pero lo cierto es que tienen oficio y desparpajo y apuntan los suficientes destellos de personalidad para que se les tenga en cuenta: su apaño tiene gracia y funciona porque las canciones son buenas y la banda las despacha con pedregosa solvencia, facturando una especie de rock ácido sesentero recio, evocador y algo oscuro que convence de inmediato y mantiene el pulso durante todo el LP. Curiosamente, su anacronismo casa bien con estos tiempos, quizá porque obedece a fórmulas eternas y a ritmos y progresiones profundamente afirmados en la psique colectiva; circularidades e hipnóticas invocaciones que más que a patrones clásicos responden a pulsaciones eternas. O quizá porque pese a parecer una banda menor venida de otra época (esa California mítica y siempre discutida que dió parte de lo mejor y lo peor que parió la cultura hippie), constituyen también un ineludible síntoma de estos tiempos nuestros en los que todo cristo parece estar convencido de que las grandes cosas ya han sido hechas y de que el único camino hacia la sabiduría es el de mirar una y otra vez hacia atrás. El disco se abre con la excelente “Someone Jr” y avanzan apestando a Manzarek & Co por varios temas de sustrato lejanamente bluesy y nocturno. Les faltan quizá palos mayores, pero la nave maniobra a la perfección con velas ligeras y prestadas, y consigue momentos de oscura elegancia dignos de destacar en temas como “Wet Dreams”, fantasmal balada de árida y amenazante psicodelia. Y se curran las letras, lo que siempre es de agradecer para el mínimo reducto de rockeros que sabemos leer. “Cree en el viaje/Cuanto más aprendes/más encuentras que no sabes una mierda/Deja de intentar saberlo todo/A veces está bien estar equivocado”, dicen en “Hoopity Hip". Y la reflexión vale, acaso, para explicarlo todo. A la postre es satisfactorio entregarse a su familiar y extraño paseo por las playas en sombra de una California más imaginada que tangible. Cuando termines, los puedes archivar en la zona mental donde yacen Edgar Broughton Band y otros disfrutables mitos ocultos y desguazados de la contracultura y el Rock&Roll.//LUIS BOULLOSA

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