sábado, febrero 10, 2007

Bob Dylan - Alicia Keys down on her knees

Bob Dylan – "Modern Times" (Columbia) – Vale, las cosas como son: el nuevo artefacto de Dylan, sardónicamente titulado "Tiempos Modernos" no es tan bueno como "Time Out Of Mind" (97), porque casi nada lo es, y está ligeramente por debajo del excelente "Love & Theft" (01), funcionando, en realidad, como una continuación algo menos agreste y más estilizada de éste. Pero sigue siendo un discazo mayúsculo. Con la voz más en primer plano que en anteriores producciones, el abuelete de las llanuras procede a encabezar una nueva cabalgada hacia la intrahistoria de la música americana, fielmente escoltado por su pelotón de irregulares y quemando grácilmente las granjas que encuentra a su paso. Y es que si, ciertamente, las aristas musicales están algo más domesticadas, inyectadas de esa trotona dejadez de western swing con levita y media sonrisa que el judío errante maneja a la perfección, los mensajes que esputa mientras pasa, sin embargo, son cualquier cosa menos tranquilizadores. Cabronazo, como siempre fue, puede arrancar una canción (y el mismo disco) con una rijosa y humorística alusión a Alicia Keys para pocas líneas después estar mascullando lo de "Voy a crearme un ejército, algunos hijos de puta bien duros/Reclutaré mi ejército en los orfanatos" como si fuese el verdadero gran capullo en persona. En ese constante juego de referencias está gran parte del acierto de un tipo que hace tiempo que ha vuelto a firmar textos que pueden sostenerse orgullosos frente a su propio pasado, lo cual es mucho. Muchísimo. Si a eso se le añade que posee un fraseo y una voz capaces de conceder a la palabra patata matices de hondo alcance metafísico, la mitad de la guerra perdida está ganada. La otra mitad queda en manos de una instrumentación recia, incrustada de guitarras provenientes de otra época y con las filigranas justas; una arenosa ración de swing pionero, baladas mortecinas de tahúr con crisis de identidad (¿alguna vez ha dejado de tenerla, por Diós?) y nocturnos desarrollos de desencantada y sarcástica senectud. Añádasele a todo esto un temazo como "Workingman Blues #2" -ese tipo de cosa por la que Springsteen daría un riñón o dos- para iluminar el centro mismo del disco, y la reseca, sonora desolación de "Ain´t Talkin´", por ejemplo, y poco más queda que decir. No es una obra maestra, pero si un escalón más en el trabajo de un hombre cuya influencia ya no se cifra en discos sino en fases vitales. Y la que arrancó en el prodigioso saco de covers que era "Good As I Been To You" (93) y dura hasta hoy es de las que habría que estudiar en los colegios. Una vez le dije a un colega que, en cuanto a aspiraciones vitales, me conformaría con ser como un secundario de una película de Sam peckimpah. Nuestro amigo Alias hace tiempo que se ha ganado a pulso un protagonista en cualquier cosa que el viejo oso esté dirigiendo, al otro lado de la frontera. // Cowboy Iscariot

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