lunes, marzo 03, 2014

TODAY IS THE DAY – “Pain is a warning” (2011)



Estrategia del viejo rey, aún vigoroso, pero ya nublado por el tiempo mismo: auséntate de la masacre, bebe hidromiel en tu trono vacío, sal a cazar animales por las tardes; no tienen que ser grandes, unas perdices y una liebre incauta valdrán de sobra para la cena. Cuida a tus perros, son como tú. Admira el fuego. Satisfaz tus instintos sin dudar que eso no es, a la postre, ningún tipo de satisfacción, sólo anestesia.

Noisecore, le llaman algunos a esa especie de auto-terapia de choque que Steve Austin lleva haciendo con Today is the Day desde hace algo más de dos décadas. Un intento inútil como otros tantos de acotar y clasificar a una de las bandas más personales y libres de la música extrema de todos los tiempos. Lo suyo era en inicio una especie de hardcore mutante, histérico y oscuro que se fue metalizando después, y enrareciéndose más y más hasta dar a luz a dos cumbres no superadas del cuelgue y la introversión: el masacrante, hipertécnico, originalísimo “In the eyes of god” (que contiene, quizá, el título más perturbador que recuerdo: “The russian child porn ballet” y donde Bran dailor daba un clinic de batería esquizoide y jazzy aún no superado) y el multiforme, experimental, aberrantemente psicodélico “Sadness Will Prevail”, que los que fueron capaces de tragarse completo (me incluyo) siguen considerando a menudo su obra maestra. Su camino posterior ha sido brillante y coherente, aunque menor por comparación, y ha desembocado en este “Pain is a Warning”, un disco menos metálico, más punk, más hardcore, más Rock&Roll, incluso, si se quiere, siempre que se entienda el Rock&Roll como una idea de bronca, confrontación y desafío, más que como una fórmula de sonido.

Nadie lo recordará, probablemente, como uno de sus picos de lucidez, y harán mal, porque, además de enormemente disfrutable –llevo dos días con él a todo trapo en la soledad de mi escritura, y es casi curativo- es un perfecto ejemplo de cómo administrar las fuerzas creativas cuando uno se empieza a retirar de esa zona de luz que reclaman para sí aquellos que creen que tienen algo absolutamente nuevo que formular. Un disco en segunda línea. Un disco de marine con muchas cicatrices que aún es capaz de disfrutar de una buena noche de combate: apariencia común, pegada demoledora, núcleo oscuro, formulación sintética. No hay artificios; sí, en cambio, paladeables variaciones sobre el propio canon compositivo, desde la rockera y adictiva “Pain is a Warning” que titula hasta ese “Remember..” que puede recordar lejanamente a unos Cave In menos pretenciosos, pasando por “The devil’s Blood”, un pelotazo de hardcore reforzado que funciona a modo de educado cartel de advertencia: cuidado con el mastodonte, sigue por aquí.

Mención aparte para la ajustadísima producción de Kurt Ballou, que consigue lo más difícil: ser cojonuda sin hacerse notar. Todo un ejercicio de claridad y sobre todo de profundidad que dota al conjunto de una naturalidad poco frecuente en estos ‘géneros’.

Es, quizá, en definitiva, su disco “para todos los públicos”, si eso no sonase a sarcasmo. Lo es por su punkarra concisión, por el aliento confesional de un Austin que nunca dejará de estar obsesionado con los turbios mecanismos del control emocional y con las preguntas sin respuesta, pero que ejecuta momentáneos giros hacia la tierra madre en los que se vuelve por momentos más “social” en las letras (Samurai) o más despojadamente íntimo, si ello es posible (This is You, casi una balada). Todo un ejercicio de síntesis, de modestia y de autocontrol viniendo de alguien cuyo exceso lo convirtió alguna vez en el equivalente ‘core’ a Calígula. O quizá es que uno se ha encallecido también y ya ve estas barrabasadas como quien disfruta de un buen bolo de pub rock. Quién sabe.

Estrategia del perro viejo: retírate a tus cuarteles, haz tus zarpazos menos pretenciosos y más concisos, deja que inventen otros, tú simplemente mata y devora: para eso fuiste hecho y el resto es vanidad.//LUIS BOULLOSA

 

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