viernes, abril 29, 2011
APUNTES DE MEDIA TARDE
(Transcrito de mi cuaderno en crudo, sin cambios. Escrito sobre las cinco de la tarde en mi salón vacío en el barrio de Maravillas, mientras mi compañero de piso dormía. Las negritas son palabras o frases subrayadas en el original)
Dias superpuestos. No me extraña que la gente se suicide. Aquí más. Cuánto más tiempo tengas para pensar en el absurdo, más fácil es. Por lógica, el mayor número de suicidas debería localizarse entre los varones blancos educados. Por supuesto, yo carezco de la pulsión, pero la evolución es una característica humana. Sí cambiamos -digan lo que digan-, y a menudo ese cambio es una carretera de dos vías. Una de ellas es la del progresivo embrutecimiento, la otra la de la progresiva lucidez, y ambas se enredan como serpientes hasta que a menudo parecen sólo una y son definidas como una sola en frases equívocas como la de Blake: "El camino del exceso conduce al palacio de la sabiduría".
Me gusta la figura del santón ermitaño que se retira del mundo. Lo veo, al cabo, como alguien que no sabe qué debe hacer pero sí sabe una parte de lo que no debe hacer. Y actúa. Nosotros, como él, sabemos una parte de lo que no debemos hacer, pero no actuamos. Nos limitamos a contarlo, hasta que a menudo nuestra obra termina convertida en algo similar a una larga cadena de quejas. ¿Sirven de algo? Quizá sí, quizá refuercen la posición de ese bloque de inoperante disidencia al que pertenecemos. Pero poco más. Somos de inmediato fagocitados por un sistema quen tiene para nosotros un nicho perfectamente definido -a veces hasta nos pagan- y una clara función asociada que es la misma de aquel falso grupo terrorista de la película Brazil: prevenir un estallido más grave de otros descontentos. Crear la ilusión de que existe una vía alternativa dentro de la vía general. Somos, pues, en un sarcasmo cruel, sujetos activos de la represión.
La disidencia debe ser operativa, no opinativa. La idea debe llevar a la acción y a la respuesta. La inacción, en algunos casos, puede ser una acción y una respuesta.
El ermitaño responde.
El terrorista también, siempre que su actividad no atienda a intenciones previamente envenenadas. Siempre que su única intención sea acercarse a la tábula rasa.
No se si el artista responde, puede que en algunos casos, los más radicales, sí. Parte de una cobardía o una incapacidad intrínseca, pero quizá puede redimirse mediante el sacrificio y la dedicación, en un camino de perfección en el que va incluyendo en sí mismo a las dos figuras modelo: el terrorista y el santón, el ermitaño y el destructor.
jueves, abril 28, 2011
POR EL REY DE PRUSIA!
(Cuatro reseñas publicadas en el Ruta 66 de este mes a cargo de LUIS BOULLOSA)
BO NINGEN - “Bo Ningen” (Stolen recordings)
Ver a los japoneses Bo Ningen en directo -hace poco, aplanando el paso para una Lydia Lunch que lastró a los Gallon Drunk hacia una versión efectiva pero castrada de sí mismos- fue un festín. Su mismo aspecto -con su cantante y bajista, sea hombre o mujer, ejerciendo de maga suprema entre la niña de “The Ring” y un sueño húmedo de Kurosawa- gana por sí solo parte del combate, en un mundo que sigue rindiendo instintiva pleitesía a la imagen (¿Cuál no?). Después, su rock pesado, amalgama blindada pero oscilante de metal setentero, contundencia punk y guitarreo tóxico, arde sobre las tablas con explícito y malsano fulgor. Puro cartílago de proto-rock con guitarras de psicodelia achicharrada en fuzz que podría poner de acuerdo sin mayor esfuerzo a Blacksabateños, Hellacoptos y lügerianos. Para sí querrían esa dinámica en la repetición, los pasmados de los Wooden Shjips, que unos meses atrás me aburrieron con su sobrevalorado, pétreo y derivativo drone. En disco, la cosa es distinta, menos sorprendente. Siguen estando varias cabezas por delante de muchos, pero falta esa llama interior en un sonido por momentos algo confuso. Es un trabajo apreciable, musculado, potente y visceral, pero aún así sólo lejanamente indicativo de la postnuclear alzada que alcanzan en directo. Que seguir pagando por ver a los Stooges (o a Metallica, si se quiere) lleva lustros siendo una pérdida de tiempo lo sabíamos todos (incluso los que lo hacían), pero barrabasadas así lo confirman gozosamente. No nos hacen falta las momias. Ya pasaron el testigo, la médula, la vida, a bandas como esta. A la espera de mayor concreción disco, la próxima vez, estate allí.
GARETH LIDDIARD – “Strange Tourist”
Gareth Liddiard es incómodo para el mundo del rock: obliga a pensar. La raigambre literaria de su primer trabajo en solitario -vease contar historias- echará para atrás a casi todos los que opinan que Lemmy Motorhead es una cima del pensamiento occidental. Peor para ellos. Se pierden esta hermosa, convulsa pelea (guitarra bronca, voz expresionista) de las canciones por sobrevivir; este titánico esfuerzo para que las pavorosamente certeras visiones sobre la humanidad de Liddiard no las devoren reduciéndolas a monótonos arpegiados de sostén. Se consigue, con preclaro sentido melódico, en la canción más bella del álbum, “Strange Tourist” (“Tangled Up in Blue”, caballeros). Se consigue con ayuda del oyente y puro talento narrativo en los áridos altiplanos que de “Blondin Makes an Omelette” y “The Highplains Mailman”, o en el incendiado y reverente retrato de mujer fatal de “She´s my Favourite”. Se consigue con los 16 estremecedores, mantenidos, tensísimos minutos de realismo sucio pero realismo que levanta en nuestra jeta “The Radicalisation of D” (al nivel de “Sixteen Straws” y “Jezebel”, sus cimas. Le da de sopapos a toda su quinta de escritores “rock” con este viaje a través la angustia del nuevo siglo, la culpa colectiva, la envidia, el dolor y la ocasional perplejidad de la redención. Envidio su mirada ligeramente distanciada pero turbadoramente interna, su lucidísima percepción de los pecados propios y ajenos y su inflamada frialdad de exposición. Todo lo que lo ha convertido, en fin, en el contador de historias por excelencia de su generación. A día de hoy, mi escritor favorito junto con Annie Proulx.
BURZUM - “Fallen” (Byelobog)
Habrá muchos puristas que no soporten este “Fallen”, con su concepto casi chicle de un estilo que siempre se tomo tan en serio a sí mismo. Para mí, en cambio, es como un libro para niños, muy bellamente ilustrado (a rotulador), y como tal lo disfruto: como un disco en definitiva pop (en un mundo en que Rammstein, por ejemplo, son considerados comúnmente “rock”). Perdérselo por filias y fobias jevis es perderse una inefable sucesión de hits del inframundo extrañamente pegadizos; versiones aligeradas, luminosas y planeadoras de sí mismo, plenas de gancho y efecto, con las que Vikernes se aleja amistosamente de su opacidad habitual: esto no es un bosque impenetrable, sino un campo de batalla donde se distingue perfectamente el colorido saco de los héroes, el brillo de los ojos, el gesto de la espada. Incluso las voces olvidan muy a menudo lo gutural para coger al oyente de la mano, “no temas”, en una visita guiada a los túneles tras la que se descubren hermosas galerías. Había vida, en efecto, en las profundidades. Si el más ortodoxo “Belus” anunciaba el triunfo del dios de la luz, “Fallen”, pese a su título, permite que la luz entre literalmente en la música; es un glorioso río en deshielo por el que desciende quien escucha, los muros de cristal fundiéndose a ambos lados. Una delicia para los encallecidos sentimientos de los seguidores de Odín, que se aburrían de jugar a la play en el Valhalla. Burzum ha hecho el primer disco de black metal primaveral del que tengo noticia. Escuchad el hermoso y trastocante sonido de la bestia en armonía con el cosmos.
KURT VILE - “Smoke Ring for my Halo” (Matador)
Su “Constant hitmaker” no me pareció tan bueno, pero”Childish Prodigy” (09) era un discazo de oscuro fulgor neoyorquino (aunque él sea de Filadelfia); una obra raramente expresiva que circulaba por los parámetros que antes usaran Dim Stars y otros tóxicos ocultos del guitarreo poético, y a los que él añadía un talento natural y propio que lo distinguía claramente del plagio. Aquí, bajo la producción de John Agnello, se queda a medio camino entre ambos, en una senda fantasmal que va por los patios traseros, entre escoria y hierbajos, y que camufla el instinto melódico en discursos traqueteantes y opiaceos. Sonic Youth, sin duda, detrás. Voidoids, Television detrás. Lou reed, sin duda, detrás (“Puppet to the Man”). Pero a veces, por desgracia, demasiado detrás, en una secuencia de somnolientos bocetos de campo y de ciudad, menos concretados en pop, más abiertos, que no siempre alcanzan la altura que se esperaba. Ocasionalmente -más a medida que el disco avanza-, Vile se despereza con destellos de talento que brillan entre su desmañada pulsación electroacústica (“Society is my friend”, “Runner Ups”, el vuelo a baja altura de “In my Time” y “Smoke Ring…”), miniaturas a media luz poseedoras aún de ese crujido, esa gloriosa imperfección, ese desaliño, ese vago desagrado con las cosas que es necesario para crear. “La sociedad es mi amigo/me hace descansar en/un baño de sangre fresca”, canta, con un talento para la letra que utiliza, también, sólo por momentos. Y yo pienso en Marat agonizando en su bañera, tal como lo pintó Jacques-Louis David. No sé porqué.
BO NINGEN - “Bo Ningen” (Stolen recordings)
Ver a los japoneses Bo Ningen en directo -hace poco, aplanando el paso para una Lydia Lunch que lastró a los Gallon Drunk hacia una versión efectiva pero castrada de sí mismos- fue un festín. Su mismo aspecto -con su cantante y bajista, sea hombre o mujer, ejerciendo de maga suprema entre la niña de “The Ring” y un sueño húmedo de Kurosawa- gana por sí solo parte del combate, en un mundo que sigue rindiendo instintiva pleitesía a la imagen (¿Cuál no?). Después, su rock pesado, amalgama blindada pero oscilante de metal setentero, contundencia punk y guitarreo tóxico, arde sobre las tablas con explícito y malsano fulgor. Puro cartílago de proto-rock con guitarras de psicodelia achicharrada en fuzz que podría poner de acuerdo sin mayor esfuerzo a Blacksabateños, Hellacoptos y lügerianos. Para sí querrían esa dinámica en la repetición, los pasmados de los Wooden Shjips, que unos meses atrás me aburrieron con su sobrevalorado, pétreo y derivativo drone. En disco, la cosa es distinta, menos sorprendente. Siguen estando varias cabezas por delante de muchos, pero falta esa llama interior en un sonido por momentos algo confuso. Es un trabajo apreciable, musculado, potente y visceral, pero aún así sólo lejanamente indicativo de la postnuclear alzada que alcanzan en directo. Que seguir pagando por ver a los Stooges (o a Metallica, si se quiere) lleva lustros siendo una pérdida de tiempo lo sabíamos todos (incluso los que lo hacían), pero barrabasadas así lo confirman gozosamente. No nos hacen falta las momias. Ya pasaron el testigo, la médula, la vida, a bandas como esta. A la espera de mayor concreción disco, la próxima vez, estate allí.
GARETH LIDDIARD – “Strange Tourist”
Gareth Liddiard es incómodo para el mundo del rock: obliga a pensar. La raigambre literaria de su primer trabajo en solitario -vease contar historias- echará para atrás a casi todos los que opinan que Lemmy Motorhead es una cima del pensamiento occidental. Peor para ellos. Se pierden esta hermosa, convulsa pelea (guitarra bronca, voz expresionista) de las canciones por sobrevivir; este titánico esfuerzo para que las pavorosamente certeras visiones sobre la humanidad de Liddiard no las devoren reduciéndolas a monótonos arpegiados de sostén. Se consigue, con preclaro sentido melódico, en la canción más bella del álbum, “Strange Tourist” (“Tangled Up in Blue”, caballeros). Se consigue con ayuda del oyente y puro talento narrativo en los áridos altiplanos que de “Blondin Makes an Omelette” y “The Highplains Mailman”, o en el incendiado y reverente retrato de mujer fatal de “She´s my Favourite”. Se consigue con los 16 estremecedores, mantenidos, tensísimos minutos de realismo sucio pero realismo que levanta en nuestra jeta “The Radicalisation of D” (al nivel de “Sixteen Straws” y “Jezebel”, sus cimas. Le da de sopapos a toda su quinta de escritores “rock” con este viaje a través la angustia del nuevo siglo, la culpa colectiva, la envidia, el dolor y la ocasional perplejidad de la redención. Envidio su mirada ligeramente distanciada pero turbadoramente interna, su lucidísima percepción de los pecados propios y ajenos y su inflamada frialdad de exposición. Todo lo que lo ha convertido, en fin, en el contador de historias por excelencia de su generación. A día de hoy, mi escritor favorito junto con Annie Proulx.
BURZUM - “Fallen” (Byelobog)
Habrá muchos puristas que no soporten este “Fallen”, con su concepto casi chicle de un estilo que siempre se tomo tan en serio a sí mismo. Para mí, en cambio, es como un libro para niños, muy bellamente ilustrado (a rotulador), y como tal lo disfruto: como un disco en definitiva pop (en un mundo en que Rammstein, por ejemplo, son considerados comúnmente “rock”). Perdérselo por filias y fobias jevis es perderse una inefable sucesión de hits del inframundo extrañamente pegadizos; versiones aligeradas, luminosas y planeadoras de sí mismo, plenas de gancho y efecto, con las que Vikernes se aleja amistosamente de su opacidad habitual: esto no es un bosque impenetrable, sino un campo de batalla donde se distingue perfectamente el colorido saco de los héroes, el brillo de los ojos, el gesto de la espada. Incluso las voces olvidan muy a menudo lo gutural para coger al oyente de la mano, “no temas”, en una visita guiada a los túneles tras la que se descubren hermosas galerías. Había vida, en efecto, en las profundidades. Si el más ortodoxo “Belus” anunciaba el triunfo del dios de la luz, “Fallen”, pese a su título, permite que la luz entre literalmente en la música; es un glorioso río en deshielo por el que desciende quien escucha, los muros de cristal fundiéndose a ambos lados. Una delicia para los encallecidos sentimientos de los seguidores de Odín, que se aburrían de jugar a la play en el Valhalla. Burzum ha hecho el primer disco de black metal primaveral del que tengo noticia. Escuchad el hermoso y trastocante sonido de la bestia en armonía con el cosmos.
KURT VILE - “Smoke Ring for my Halo” (Matador)
Su “Constant hitmaker” no me pareció tan bueno, pero”Childish Prodigy” (09) era un discazo de oscuro fulgor neoyorquino (aunque él sea de Filadelfia); una obra raramente expresiva que circulaba por los parámetros que antes usaran Dim Stars y otros tóxicos ocultos del guitarreo poético, y a los que él añadía un talento natural y propio que lo distinguía claramente del plagio. Aquí, bajo la producción de John Agnello, se queda a medio camino entre ambos, en una senda fantasmal que va por los patios traseros, entre escoria y hierbajos, y que camufla el instinto melódico en discursos traqueteantes y opiaceos. Sonic Youth, sin duda, detrás. Voidoids, Television detrás. Lou reed, sin duda, detrás (“Puppet to the Man”). Pero a veces, por desgracia, demasiado detrás, en una secuencia de somnolientos bocetos de campo y de ciudad, menos concretados en pop, más abiertos, que no siempre alcanzan la altura que se esperaba. Ocasionalmente -más a medida que el disco avanza-, Vile se despereza con destellos de talento que brillan entre su desmañada pulsación electroacústica (“Society is my friend”, “Runner Ups”, el vuelo a baja altura de “In my Time” y “Smoke Ring…”), miniaturas a media luz poseedoras aún de ese crujido, esa gloriosa imperfección, ese desaliño, ese vago desagrado con las cosas que es necesario para crear. “La sociedad es mi amigo/me hace descansar en/un baño de sangre fresca”, canta, con un talento para la letra que utiliza, también, sólo por momentos. Y yo pienso en Marat agonizando en su bañera, tal como lo pintó Jacques-Louis David. No sé porqué.
miércoles, abril 27, 2011
martes, abril 26, 2011
DOS CARAS ('09)
Vampiro Cachorro no usa dobles...
Pero sólo es real de noche...
Si lo ves de día, ha sido un deja vu, de esos...
Todo un poco más grande, AQUÍ...
Última bohemia actualizada
Antología realizada por Carlos Salem para reunir cuentos en torno a Malasaña (esa entelequia) escritos por gente que sabe de lo que habla. Bueno, la mayoría saben de lo que hablan, pero no todos, porque si aguzais la vista, allá al final de la lista aparece nuestro colaborador LUIS BOULLOSA, a quien ningún buen cristiano concede crédito ya. Descendió una tarde hasta el Dos de Mayo desde la quinta nube de White Label con cocacola en la que se exilió tras la rebelión de los arcángeles para conceder a los mortales unas cuantas páginas de calambre estético al estilo de la casa. El cuento se llama "El rey, la reina, tres peones y un caballo apestan a cerveza". Pronto más información//GATO PALUG
lunes, abril 25, 2011
PIRATAS APENAS BOCETADOS
Vampiro Cachorro aprendió a dibujar monigotes para evitar el sopor de las clases de matemáticas. Eso fue hace mucho (en términos humanos). Más tarde comprendió que la vida a menudo era igual de aburrida que las clases de matemáticas, así que siguió dibujando. Ahora medita la posibilidad de abrir un blog para ir colgando todos los manchones inacabados que ha ido acumulando en cuadernos, folios sueltos, bordes de libros, servilletas de bares, manteles de menú de ocho euros y posavasos olvidados. Todavía sueña con aprender a dibujar de verdad alguna vez, pero normalmente sueña con asuntos más heavys, como palomas blancas de las que llueve sangre y cosas así. A vampiro Cachorro le gustan los piratas, los gatos y cualquier otro animal que lleve una vida de riesgo y desprecio por el orden establecido, folle mucho y muera pronto. Lo que pasa es que los gatos son más difícles de dibujar. En la imagen el último asaltante marítimo que ha empezado. A Vampiro cachorro le gusta empezar cosas; terminarlas ya le cuesta más. Por eso no ha crecido, es de suponer.
Y aquí con algo más de resolución...
miércoles, abril 20, 2011
GUERRAS CON AMPLIFICADORES (Una entrevista con BRANDAUER)
Es fácil caer deslumbrado por la supernova emocional de aquella banda enorme que fueron Hüsker Dü. A muchos nos pasó y nos sigue pasando años después. Mucho más difícil es asumir parte de sus postulados para el grupo propio y no quedarse en simple y rídículo calco. Trabajar con referentes de ese porte es lo que tiene. Y sin embargo Brandauer lo han conseguido sobradamente; pasando sobre los fantasmas de Mould y Hart sin negar la influencia (no se puede) pero aportando perspectivas propias, un trabajo instrumental solidísimo, convincentes y trabajadas letras en castellano y dosis abundantes de intuición melódica y preclara visión pop (pop de alta intensidad sónico/emocional habría que matizar). Para comprobarlo basta con escuchar su disco de debut "Antiguas ilusiones/Nuevas decepciones", completísimo, compacto receptáculo de varios temazos de esos que son para repetir y repetir a volumen generoso en las tardes de duda y reflexión (un día de estos lo comentaremos con más tiempo). Gabriel, guitarra, voz y compositor principal nos explica su visión con la claridad de exposición del corredor de fondo y la ilusión más o menos intacta. Disfrútenlo.//Luis Boullosa
KAPUT- No escondeis vuestras influencias y se ve claramente que los Hüsker Dü (yo diría que sobre todo de “Flip Your Wig” en adelante y que más Mould que Hart) han sido importantes para vosotros. ¿Cuánto? ¿Se trata de una influencia sólo musical o también afecta en otros aspectos?
Gabriel- Para qué engañarnos: en las estanterías donde tengo los discos, los de Hüsker Dü, de Sugar, de Nova Mob, de Grant Hart y de Bob Mould en solitario ocupan un lugar destacado. Los tengo todos, además de grabaciones piratas de conciertos y material inédito. No hay día que no escuche algo de ellos. Después de ver tocar en directo a Bob Mould y a Grant Hart, estoy planeando un viaje a EEUU, para comer en el restaurante de Greg Norton (el bajista) y así poder morirme tranquilo. Creo que lo que me pasa con ellos es amor verdadero. Entiendo perfectamente a una fan quinceañera de Justin Bieber. Hüsker Dü (y todas sus extensiones entre las que no hago distinción) son el grupo con el que más he conectado en mi vida y que más me la ha cambiado, no solo en lo musical. Mi gusto por ellos va más allá de la música. Son un estado de ánimo. No quiero elegir entre Grant Hart o Bob Mould, pero sí es cierto que el segundo me ha marcado muchísimo: admiro su manera de componer, sus letras, su forma de tocar la guitarra, así como el sonido de todo lo que produce.
K- ¿No os da miedo que ese parecido (incluso lo reconocéis en un cartel, supongo que con bastante humor) haga que os etiqueten en exceso?
G- Las etiquetas no se pueden controlar. Todos las ponemos en el día a día, no solo cuando hablamos de música, también en nuestras relaciones. Son nuestra manera de tenerlo todo controlado, a mano, clasificado. Cuando una etiqueta es buena, aunque solo sea una palabra, es mucho más precisa que una definición de tres líneas. Las etiquetas no tienen por qué ser necesariamente malas. Pero también es verdad que cuando lo son, no se van ni con ácido ni con lejía. Y también es cierto que la mayoría de las veces, las etiquetas no son precisas, porque ponen el acento sobre un aspecto y dejan otros muchos fuera de la valoración. En cualquier caso, etiquetar es un proceso subjetivo que implica que quien lo hace tire de sus referentes y no de los que hay detrás de un grupo. Conozco a gente que no ha oído hablar de ni una de las bandas que nos gustan y que, cuando nos dicen “vuestra música me recuerda a”, mencionan grupos que no hemos oído en la vida o que no están entre nuestras referencias. Da lo mismo, sea cual sea la etiqueta, la obligación del grupo es hacerlo lo mejor posible. De todas maneras, aunque bromeemos con ello, como en el cartel que mencionas, no creo que seamos un clon de Hüsker Dü: por un lado, por nuestras propias limitaciones como músicos y por otro, porque creo que en Brandauer el único que tiene ese idilio con los de Minneapolis soy yo. Los tres escuchamos mucha música distinta e intentamos incorporarla a nuestra manera de tocar o de arreglar las canciones.
K- ¿Qué es lo que vosotros aportáis que no sea tributario de esas bandas? ¿Cuáles consideráis que son las características que os diferencian?
G- No creo que Brandauer vaya a pasar a la historia por ser una apuesta original. De hecho, no creo que Brandauer vaya a pasar a la historia. Si me gustaría que, quien nos escuche nos vea como un grupo honesto, que no se refugia detrás de nada y cuya única pretensión es tocar y hacer las mejores canciones que le permitan sus propios límites. Un grupo que siempre intenta componer una canción mejor que la anterior y tocarla de la mejor forma posible. No sé si son las características que nos diferencian, pero sí las que nos definen. No creo que la vida nos haya bendecido con el don de cambiar los postulados de la música para siempre o de marcarle el camino a los grupos que vengan detrás de nosotros. Tampoco lo pretendemos, la verdad. Si pienso en elementos diferenciadores, te puedo decir que hace un tiempo cantar este tipo de música en español era una rareza. “¿Por qué no cantáis en inglés?”, nos lo han preguntado mogollón de veces. Ahora ya no hay tanta novedad con respecto a eso y cada vez hay más grupos que cantan en nuestro idioma.
K- ¿Para qué sirve la música? (se que la pregunta es demasiado abierta, pero es que últimamente me da la impresión de que algo que debería ser comunicación e interacción se convierte más y más en una exposición, en un museo)
G- Realmente, si lo piensas, la música es algo bastante tonto. Un montón de gente dando gritos, golpes a tripas de animales, rasgando cables de metal que se amplifican con unos pequeños electroimanes, frotando unas tripas de cerdo para producir unas ondas de sonido… Lo que pasa es que eso aparentemente tan sencillo, tan físico, tiene una repercusión brutal en nuestras vidas, más de lo que imaginamos. La música es algo tremendamente poderoso. Cuando vamos a la compra, compramos de cierta forma, influidos por la música que nos están poniendo. Una canción nos puede poner o muy alegres o muy tristes (sobre todo las de ciertos grupos). Hay grupos cuya música te hace sentir en un sitio donde nada malo puede ocurrir. Hay grupos capaces de hacerte entrar en trance sin que hayas tenido que tomar nada para ello, solo escuchar. Si además de escuchar, también tocas, hacer coincidir el sonido de tu instrumento con el del resto del grupo y crear esa armonía, puede hacer que se te olviden todos los problemas y que, durante ese rato, no exista otra cosa, solo el sonido que estás produciendo con tu grupo. La música manipula nuestros sentimientos y nuestras emociones. No entiendo cómo las guerras no se hacen con amplificadores.
K- ¿Cuáles son vuestros primeros recuerdos relacionados con la música?
G- Durante la infancia, la colección de vinilos de mis padres: 1000 y pico discos de ópera y música clásica que mi padre, sistemáticamente, se oía durante todo el día del sábado y el domingo. Y lo sigue haciendo. La colección de discos de mi madre era más progre y popular. Mis primeros discos fueron de los Payasos de la Tele, del Show de los Teleñecos y de Enrique y Ana. Con 8 años o así alguien me grabó una cinta que tenía “My Sharona”, de The Knack. Ahí descubrí las guitarras eléctricas. Ahí se plantó la semilla.
K- ¿Hasta que punto es la música una necesidad para vosotros y hasta qué punto un hobby?
G- Creo que en mi caso, hobby y necesidad conviven en la misma proporción. Es un hobby, en el sentido literal de la palabra, porque no me proporciona un sustento, pero es una necesidad porque no puedo dejar de hacerlo. Los grupos se acabarán antes o después, es ley de vida, pero no creo que nunca, pase lo que pase, dejaré de componer, de escribir letras o de grabar canciones.
K- Las bandas que citáis como influencia son reverenciadas por mucha gente, pero no parecen haber tenido demasiada impacto en España en lo musical (como si tuvieron, por ejemplo, los Pixies) ¿Por qué creeis que es así?
G- No lo sé, es algo que yo también me pregunto. Los Pixies fueron una banda que transcendió las fronteras de sus propias etiquetas, como también les ocurrió a Nirvana; fueron grupos que recogieron las semillas que plantaron otros antes que ellos y supieron hacerlas suyas (más los Pixies que Nirvana, creo) y que, de alguna manera, conectaron con el “gran público” (más Nirvana que los Pixies, creo). Sin embargo, esos otros grupos primigenios puede que sean reverenciados por la crítica musical, algunos ser casi un secreto a voces entre los fans, pero por mucho que les influyeran, nunca “disfrutarán” de la proyección que gozan Pixies y Nirvana; bien sea por gusto musical, bien porque “mola mucho” apuntarse a cierta moda. Nevermind es el Brothers in Arms de los 90. En todas las casas hay una copia de ese disco. Por otra parte, creo que ocurre otra cosa, desde mi punto de vista. Das una patada y te salen un millón de grupos con las influencias más diversas, pero verdaderamente, solo transcienden unos pocos. Creo que es más que probable que muchos grupos influidos por esas bandas se hayan quedado por el camino o no hayan salido nunca de la oscuridad de su local de ensayo y sus bolos ante amigos.
K- ¿Es una banda viable económicamente en un momento tan complicado en el que nadie parece saber bien como enfocar el asunto y en el que (quizá por la sobrepoblación) las bandas parecen ser el último escalón de la pirámide e incluso hay que pagar casi siempre por tocar?
G- Por supuesto...por supuesto que no. Brandauer es el agujero por el que se va todo mi dinero. Pero no somos ninguna excepción. La mayoría de los grupos funciona así. Tener un grupo en un determinado nivel es como mantener un negocio ruinoso. Pero creo que ninguno de los que estamos en Brandauer lo estemos por una pretensión económica o para recuperar en euros una inversión. Hay gente que invierte su dinero en bonos del tesoro, otros en copas o gimnasios. Nosotros lo invertimos en música porque, de momento, los beneficios intangibles que obtenemos nos compensan.
K- Como crítico, creo que es necesaria una revisión a fondo de todos los conceptos sobre los que se basa el rock, empezando por su propia mitología… ¿qué opinais…?
G- Estoy de acuerdo: tenemos que pasar del mito al logos de una vez, pero no solo en la música. La mitología está guay, a todos nos gusta que nos cuenten historias, admirarnos por las proezas de los héroes de antaño. Todos necesitamos ídolos que nos inspiren. Pero también es muy sano conocerlos, hacerlos de carne y hueso. Hace poco conocí en persona a uno de mis ídolos musicales de todos los tiempos. Le vi fatal. Era un hombre roto. El mito se había caído. Solo quedaba la persona. Y es cuando te das cuenta que la admiración es la falta de perspectiva. Probablemente haya aprendido más de él en ese breve encuentro que de la imagen que me había montado de él a raíz de leer sobre él y su grupo. Le damos demasiada importancia a todo. La música es muy importante, es la llave que influye en nuestro ánimo, pero no podemos dejar que todo eso sea sinónimo de algo intocable.
K- Al hilo de eso, ¿Creeis que el esfuerzo de todos esos grupos del hardcore y post hardcore americano ha servido para algo? Ellos postulaban que había que hacer lo que uno quisiese y predicaban con el ejemplo: todos sonaban arriesgados y distintos. Sin embargo, no veo que a la larga hayan conseguido un cambio de paradigma mental/social... ¿O sí?
G- Aquello del DIY, del “do it yourself” o el “hazlo tú mismo” estuvo bien para esa época concreta, ese país en concreto y esas circunstancias en particular. Sin embargo, no sé hasta qué punto esos grupos pretendían tanto cambiar los paradigmas que mencionas, como buscarse las castañas con la música, hacerse un hueco al margen de la cultura dominante. Resulta significativo que para hacerlo, usaran las mismas armas que emplea la industria que les negaba un sitio, eso sí, a su manera, dentro de sus posibilidades, en versión “guerrilla”: si no salían en las revistas oficiales, se montaban fanzines; si las salas de moda no les dejaban tocar en ellas, daban un bolo en cualquier parte, alquilando ellos mismos las PAs; si había que hacer promo, y no había pasta para financiarse un anuncio, tiraban de pasquines y flyers, recorrían EEUU en furgoneta, dormían en el suelo…No me extraña que en cuanto pudieran ficharan por discográficas solventes, grande o no. Para mí eso no es venderse, para mí eso es sobrevivir y comprar la libertad de ser músico y que de los marrones que no tengan que ver con componer, ensayar y tocar se encarguen otros. Lo que ocurre es que luego el paso del tiempo y la mitología han convertido el DIY en una especie de religión donde algunos de sus acólitos son más papistas que el Papa. También hay mucho postureo. Pero eso es porque ninguna discográfica les ha puesto un buen cheque delante. Creo que, en realidad, el DIY nació como algo mucho más práctico que lo que la historia nos ha hecho creer. Y no sé hasta qué punto ese modelo se puede exportar a otros países, como por ejemplo el nuestro, que parte de una cultura musical para cogerla con pinzas y, mucho más grave, donde todo el mundo va a lo suyo.
K- Noto que pese a que los parámetros de sonido son similares en todos los temas de vuestro disco, las canciones en sí son definidas, autónomas y distintas. No sois pues, un grupo que se adhiera a una sola fórmula...
G- Bueno, supongo que eso es podría ser porque los discos que más me gustan son los que puedes oír de principio a fin sin saltarte un solo tema. Por eso, a la hora de componer me gusta que cada canción funcione por sí misma, que sea lo más perfecta posible, que no sea un tema de relleno. Pero también me gusta que una canción funcione como un engranaje dentro de un repertorio, ya sea en un directo, en una colección de maquetas o en el caso del disco.
K- Háblame un poco de la formación de la banda y el camino hasta esta grabación...
G- Todo empezó hace muchos años, en la iglesia de mi colegio. Varios amigos con ganas de montar un grupo nos juntamos allí. El cole nos cedió la iglesia como local de ensayo, a cambio de que los domingos asistiéramos a misa, tocando las típicas canciones religiosas. Entre semana hacíamos versiones de los Sex Pistols que hacían tambalearse los crucifijos y los domingos cantábamos con cara de no haber roto un plato y peinados con raya a un lado. En un par de años dejamos aquello y nos lanzamos “a tomárnoslo en serio”, con todos los delirios de grandeza que eso conlleva. Ahora los delirios son de minimeza. A lo largo de (bastante) más de una década, hemos cambiado varias veces de nombre y han pasado multitud de personas por el grupo. Soy el único que permanece desde el principio. Creo que nadie me soporta. Podíamos haber grabado mucho antes, pero no ha sido hasta hace relativamente poco cuando he sentido que las canciones estaban listas, que mi ejecución no me daba vergüenza y que la formación para grabarlas era la correcta. El grupo que se metió en el estudio de Paco Loco era relativamente un recién nacido, apenas llevábamos un año juntos. Me gusta pensar que todos los años previos a la grabación solo han sido de entrenamiento, de tanteo y preparación.
K- ¿Cuál ha sido la importancia de la producción para lograr un sonido tan particular y definido? La voz se distingue muy bien, por cierto, lo que es de agradecer...
G- La importancia ha sido vital y el trabajo de Paco Loco, encomiable, porque, a pesar de su experiencia en ningún momento ha pretendido imponer un sonido. Llegamos a su casa un viernes a las 12 de la noche. Nos citó a las 9 de la mañana del día siguiente, en el desayuno, “para hablar de lo que vamos a grabar”. Creo que no había escuchado ni una nota de lo que hacíamos y nosotros tampoco habíamos hablado con él de lo que queríamos. Durante el desayuno, le explicamos qué queríamos grabar, qué queríamos conseguir, a qué queríamos que sonara el disco. Básicamente, le dijimos que queríamos sonar orgánicos, de verdad, como si, al escucharlo, tuvieras al grupo en el salón de casa. En los meses previos, nosotros nos habíamos metido una buena paliza en el local. Tenemos unos 80 temas y sopesamos una lista de 40 sobre la que ponernos a trabajar, conscientes de que no más de 10 irían en el disco. Queríamos grabarlo en directo. Y Paco nos dijo que no podía estar más de acuerdo. Y así fue como lo grabamos, con los tres tocando en directo en la misma sala y las guitarras sonando por varios amplis a la vez. Después, añadiríamos algún detalle y arreglos mínimos, pero siempre primando la idea de que somos un trío y que luego en directo no queríamos que se echase de menos ningún arreglo del disco. El primer día grabamos el disco entero. Al día siguiente añadimos algún colchón de guitarra acústica, un par de solillos y Paco, además, desplegó unos cuantos cachivaches que hacían ruiditos. En total, lo grabamos todo en tres días y habíamos reservado el estudio por nueve. Así que tuvimos mucho tiempo para mezclar y para hablar mucho con Paco y aprender mucho de él. Probablemente, es lo más cerca que he estado de un genio musical en la vida, además, (junto a Muni, su mujer) de ser una persona cariñosa, cercana y humilde. La voz y los coros los grabamos a lo largo del segundo y tercer día y todos teníamos claro que queríamos que se entendieran las letras, si bien no queríamos que el disco pareciera la típica producción española, donde la voz, ultrapresente, parece estar haciendo Karaoke sobre el resto de la instrumentación. En definitiva, toda la producción ha estado orientada a la verosimilitud.
K- ¿Qué aporta cada componente a la banda aparte de lo obvio?
G- Bueno, en cuanto a lo obvio: cada uno aporta, principalmente, su parte del local de ensayo, que no es poco. Además, Nacho toca la batería y hace coros, Alex toca el bajo y yo toco la guitarra y canto. También me encargo de componer las canciones y escribir las letras y, entre todos, las arreglamos. En otros niveles, yo aporto los agobios, los estados de ánimo contradictorios y el humor autodespreciativo; Nacho la mesura, la cabeza fría y “el tirar para adelante”. Alex, que se acaba de incorporar hace un mes, el plantearnos por qué no lo hemos conocido antes, el hacer que las cosas parezcan fáciles y unos descuentos muy interesantes en la tienda de instrumentos musicales para la que trabaja.
K- Últimamente reflexionaba sobre los blogs y concluí que eran exactamente como los fanzines: un arma perfecta porque son un vehículo suicida, es decir, no tratan de ser más que lo que son. No tratan de conquistar el mundo. Su propia falta de pretensiones parece ser su fuerza o su interés… ¿Qué opináis?
G- Pues que muchas veces llegan más lejos las cosas que surgen con ganas de hacer cosas, pero sin un plan previo, que aquellas que nacen con la intención denodada de conquistar el mundo. La pretensión de que lo que haces sea un fin en sí mismo y no un medio para otras cosas, es lo que a la larga convierte lo que haces en un medio. Menudo trabalenguas. En más de una ocasión he pensado exactamente eso de los blogs que, efectivamente, para mí también son como los fanzines de antaño. Internet ha hecho tabla rasa, nos ha dado a todos las mismas oportunidades. Si esto fuera una carrera de atletismo, sería como si internet nos hubiera puesto a todos en la marca de salida. Es cierto que a la meta seguirán llegando solo los mejores. La diferencia es que ahora lo que es mejor lo decide el gran público, no los intermediarios, no las editoriales o las discográficas. Y también es cierto que “lo mejor”, decida quien decida, sigue siendo algo completamente subjetivo, por mucho que lo decida un editor, una A&R, o un buen número de visitas a una página.
K- También pienso mucho últimamente que a estas alturas el rock ya se ha convertido en folk, es decir, en cultura popular… ¿estáis de acuerdo?
G- En 1977 la NASA lanzó al espacio la sonda Voyager 1, no solo con el propósito de recabar datos sobre el espacio en el que estamos flotando, sino también procurar información sobre la cultura de la Tierra a posibles civilizaciones alienígenas. Entre otras cosas, la Voyager lleva unos discos de oro donde está grabada una representación de nuestra ciencia, nuestras imágenes, nuestros pensamientos y también nuestra música, la que, supuestamente, nos representa a todos: Beethoven, Guan Pinghu, Mozart, Stravinsky y… Chuck Berry, un tipo al que apenas unos años antes del lanzamiento del Voyager, querían quemar porque su música, sus letras y sus movimientos sobre el escenario estaban alimentados por el diablo e instaban a la decadencia moral de la juventud y por tanto del futuro de la sociedad. Yo creo que esto siempre ha sido así. La sociedad primero se escandaliza de todo, lo convierte en contracultura y luego lo incorpora a su día a día. Y en cuanto al rock, yo iría más lejos que tú: no es folk, es música clásica.
K- Dificultades de escribir en castellano e importancia de las letras en Brandauer. Método de construcción de estas y de las canciones...
G- A mí escribir las letras en es castellano me cuesta mucho. En inglés puedes estirar las sílabas, jugar con la pronunciación, decir cursiladas y tonterías sin sentido y que queden bien. El español es mucho más rígido y además, todo el mundo lo entiende. Hay gente que no le da importancia a las letras. Yo sí. Una mala letra puede estropearme una buena melodía o la progresión de acordes y los arreglos más increíbles del mundo. Una mala letra me saca completamente de la canción. Intento que las letras de Brandauer no sean letras “cerradas” o que describan situaciones concretas. Intento describir más las emociones que los hechos que las provocan. Me gustan las letras con las que te puedes identificar, para eso tienes que buscar referentes comunes. Normalmente, me cuesta más escribir letras que buscar la música o la melodía de una canción. Tampoco tengo un momento del día en que diga: “Hale, me siento a escribir una letra”. Las voy escribiendo poco a poco. Me voy empapando de lo que ocurre a mi alrededor, a mí, a mis amigos, las cosas que se sueltan en una conversación, que lees, que escuchas. Todo eso lo voy acumulando, lo voy apuntando donde sea. Cuando tengo toda la música de canción terminada, tiro de esas notas y aunque estén separadas en el tiempo o inspiradas por circunstancias distintas, intento encajarlas con la melodía. Es un proceso laborioso. A veces me ha ocurrido que tiempo después de haber escrito una canción la letra toma completo sentido, todo encaja. Me produce mucha satisfacción cuando alguien me dice que le gustan las letras y que se siente identificado con tal y cual canción y, cuando me explica el porqué, no tiene nada que ver con el motivo que a mí me inspiró. Es lo mejor. En cuanto a las canciones, soy un tirano. Normalmente grabo demos donde programo las baterías, hago los arreglos de bajo, de guitarra, las voces y los coros. Luego le paso al resto del grupo esas grabaciones para que las tomen como punto de partida y las trabajamos en el local. Todo el mundo es libre de aportar los arreglos que quiera, a partir de esa base.
K- ¿Cómo influye vuestra vida “real”, vuestros trabajos, etc, en vuestra música?
G- Para mí la música forma parte de mi vida real. Es uno de los pilares en los que se apoya, aunque tenga que compatibilizarla con esa minucia que es ir a la oficina todos los días. Nuestros trabajos marcan el horario de toda la semana y el tiempo libre que tenemos. Pero, afortunadamente, podemos combinarlo todo (toquemos madera) sin problema alguno. En cualquier caso, yo lo veo todo como una fuente de inspiración para las letras.
K- ¿Influencias no musicales?
G- Mi mujer, mis padres, mis amigos y mis enemigos. Y en cuanto a los conocidos, los típicos: Groucho, Woody Allen, los teleñecos, Roald Dahl, Diógenes de Sínope, Indiana Jones, Han Solo y John McClane, el cine y la tele de los 80 y Emilio Aragón,
K- Bandas esenciales de ahora en vuestra opinión.
G- Tengo que confesar que lo que yo entiendo por bandas de “ahora”, son formaciones en activo pero que llevan funcionando desde años. Si por “ahora” entendemos de reciente aparición, tendré que esperar 10 años para responder con propiedad, que es lo que tardo en procesar las novedades.
K- Breve análisis de la escena en Madrid (Ayer me encontré el segundo número del Factory en casa -del 94- y en aquel momento ya había una escena floreciente. Siempre parece haberla, pero aquí no termina de vivir dedicarse cien por cien a esto ni dios...)
G- ¿pero que hay una escena? Yo solo veo codos.
K- Sois de los que consideráis el Rock&Roll esencialmente una diversión o es algo más?
G- Para mí, la diversión es esencial, pero no puede ser la excusa para justificar que se hagan mal las cosas o que todo valga. Eso sí, tampoco estamos hablando de un templo sagrado. En fin, que cada uno haga lo que le apetezca.
K- ¿Tiene vuestra música una parte estética? ¿Cuál? ¿Y ética? ¿Cuál?
G- Por convicción nuestras canciones son estructuralmente sencillas, respetan los esquemas y la accesibilidad del pop (intro, estrofa, estribillo, puente). Tenemos como norma que no duren más de tres minutos y medio. Las letras tienen que ser en español. En cuanto a nuestro aspecto, que cada uno se vista como quiera. Nunca me han gustado los uniformes, ni que porque te guste o hagas una música concreta se te suponga una manera de vestir. Siempre me ha gustado que Stephen Malkmus, el adalid del indie, se vista como un estudiante de ICADE. Éticamente, me gustaría decir que somos honestos, que vamos de cara y que todo el que quiera, puede contar con nosotros. Pero lógicamente, ¿qué voy a decir yo?
K- Momentos musicales que os cambiaron la vida.
G- Tenía 15 años y perdía el tiempo en B.U.P. Aquel año llegó un chico nuevo a clase y pronto hicimos buenas migas. Con la perspectiva del tiempo, me doy cuenta de que nos cambió la vida a más de uno. Fue nuestra propia Mary Poppins. En mi caso, aquel amigo vino un día a mi casa, de merendola. Estuvimos charlando de música. Miraba con educación mi (escasa) discoteca de por aquel entonces. Sin darle mucha importancia me dijo: “Le he prestado a fulanito una cinta, dile que te la deje”. Mi amigo me la dejó. Aquella cinta contenía el último disco de Hüsker Dü, “Warehouse: Songs and Stories” y “Copperblue”, el primero de Sugar. Todavía recuerdo lo que sentí al oírla. Hasta ese momento, me había encontrado con música que me gustaba. Pero, por primera vez, aquella me emocionaba de verdad. Fue la primera vez en toda mi vida que sentí esa sensación tan maravillosa de que una canción te ponga los pelos como escarpias, la piel de gallina, te dé calambres en la espalda y en el cogote. Las guitarras no sonaban como las guitarras que había oído hasta entonces. El sonido general de cada canción era una mezcla de tristeza, nostalgia, rabia y algo de esperanza. Las letras hablaban de cosas que me interesaban mucho, no como las que había oído hasta entonces. Hablando de estas cosas, siempre se exagera y se tiende a la hipérbole, pero Hüsker Dü cambiaron mi vida. Ellos me abrieron la puerta a otros grupos, a otros estilos, a otras maneras de entender la música. Muchos de los discos que he comprado a lo largo de los años no tienen nada que ver con ellos, pero si no hubiera sido por ellos no los hubiera comprado.
K- ¿Pop, Punk o rock?
G- Si te refieres a Brandauer, creo que la cosa va así: 35% Pop 40% Rock 23% Punk 2% NS/NC. En cuanto a la música en general, con que esté bien hecha y transmita, da igual cómo se la etiquete. Antes, era mucho más radical con el tema de la música, para que me gustase algo tenía que pertenecer a cierto movimiento, sonar de cierta manera. Pero me hago viejo y no me puedo permitir desperdiciar el tiempo o las canciones que me hagan bailar, solo porque estén producidas de determinada manera o cantadas por ciertos artistas.
K- ¿Qué hay después de la muerte?
G- Ni puta idea, pero si hay algo con que sea más barato que esto, estará bien. Probablemente no haya nada. Lo importante no es qué hay después de la muerte sino qué hay durante la vida. En cada eyaculación un hombre expulsa 500millones de espermatozoides. Solo uno llega a uno de los 100.000 óvulos que tiene una mujer. Teniendo en cuenta, además, que no todas las eyaculaciones ni todos los óvulos terminan en fecundación… estamos aquí de chiripa. Hay más probabilidades de que nos toque el Gordo de Navidad que de existir. La muerte no importa un carajo. Lo que importa es existir.
martes, abril 19, 2011
10 años en la BRECHA!
Imprescindible para amantes de los sonidos más incómodos y de la tralla menos obvia, el sello y promotora Holy Cobra Society lleva diez años siendo uno de los pulmones principales de la música subterránea en Madrid y nosotros nos inclinamos ante su condenado buen gusto. Son tantos ya los bolos mayúsculos que han gestionado que uno se acostumbra y termina por creer que eso es lo normal, pero si no estuviesen el socavón sería irreparable.
Aquí una ilustrativa entrevista del año pasado en Ipunkrock.
jueves, abril 14, 2011
FIRST OF THE LAST CALLS (HOME)
BRANDAUER son un magnífico grupo de Madrid que descubrimos el otro día mientras hacíamos nuestro raid habitual por internet en busca de porno gratuito y teorías de la conspiración. Fuertes influencias de Hüsker Dü (benditos sean Hart y Mould) son solventadas con potencia, intuición melódica y emotivas mareas de guitarra. Su disco, el excelente "Antiguas ilusiones/Nuevas decepciones", ha sido grabado con Paco Loco y está cantado integramente en castellano. Hombres y mujeres de poca fe pueden comprobar lo dicho AQUÍ. ENTREVISTA EN BREVE!!!
P.D.- Por cierto, visto lo visto, va a acabar siendo más fácil avisar de los pocos discos en los que no esté Paco Loco a los controles y demás.
martes, abril 12, 2011
BURZUM - “Fallen” (Byelobog)
(Reseña originalmente escrita para y publicada por esa excelente web musical que es RATED MUZIK)
Varg Vikernes parece estar en vena tras haber salido de la cárcel y con ganas de dar que hablar de nuevo, al menos artísticamente. Ya se aproximó a la rehabilitación total con “Belus“, un álbum excelente que hablaba del triunfo del dios de la luz y del renacimiento vital, pero que mantenía los parámetros clásicos de SU metal más o menos intactos. Ahora, con “Fallen”, adecuadamente publicado justo antes de la llegada de la primavera, se abre finalmente, como una flor delicada y gutural, concediéndonos el primer disco de black metal pop del que tengo noticia. Poco queda del viejo lobo aquí, o quizá es que nos muestra una parte desconocida de su dentadura en un disco que está más cerca del rojo de la sangre y el dorado de la luz del sol filtrada entre los árboles que del violento y lluvioso gris ceniza al que nos tenía acostumbrados. No es, entendámonos, que falte energía, sino que aquí reluce plena y matizada, en un paseo metafísico disfrazado de mitología nórdica, coloreado a mano y remachado con una lista de inapelables hits del inframundo (ni un desperdicio desde ese impresionante “Jeg Faller” hasta el final). Empezó siendo un brujo adolescente, oscuro y ejecutor, y puede terminar siendo el Marc Bolan del “Black”. Por mí perfecto (no se que pensarán los puristas, que abundan) siempre que sea con discazos de este calibre. Quizá el sistema penitenciario noruego sí funcione, vaya usted a saber. O quizá es que la libertad es dulce para quienes saben esperarla enteros a través de los años de oscuridad.//GATO PALUG
KURT VILE - "Smoke Ring for my Halo" (Matador)
Pequeña decepción el nuevo trabajo del geniecillo de Filadelfia, después de un disco anterior (Childish Prodigy), oscuro y evocador, desaliñado y bronco, que era puro calambre subterráneo y lo había situado con brillantez en la estela de los grandes nombres del underground neoyorquino. Aquello era personalidad, por mucho que las fuentes fueran evidentes. Aquí, en cambio, queda siempre por detrás de sus mentores: ni alcanza a Sonic Youth cuando bordea sus lejanas tormentas eléctricas, ni puede ser Lou Reed (bueno, nadie puede, al menos “aquel” Lou reed) en acercamientos tan evidentes como “Puppet to the Man”, ni llega a la callejera alzada de Dim Stars o la excelencia de Television. Se enreda, en cambio, en somnolientos bocetos de siesta electroacústica que no se acaban de concretar; venas abiertas cuyo caudal deja poca huella pese a la excelente producción de John Agnello. Hay buen hacer general y destellos de talento, claro (“Society is my friend”, “Runner Ups”, “In my Time” , “Smoke Ring…”), apuntes por donde se cuela ese malsano crujido que inundaba todo su álbum anterior, pero el resultado final es tibio. “La sociedad es mi amigo/me hace descansar en/un baño de sangre fresca”, canta en un tema. Eso es lo que queríamos de él: un baño de sangre fresca. Lo queremos aún. Nos hace falta. //GATO PALUG
¡ME HAGO HAMBURGUESAS CON TU VACA SAGRADA! (Una entrevista con Henry Rollins)
(Entrevista realizada por LUIS BOULLOSA y publicada originalmente en la revista Ruta 66 en abril de 2008)
Aquejado como tantos compatriotas suyos de una hiperactividad rayana en lo compulsivo, Rollins no ha dejado jamás de ser un personaje controvertido. Activista político incansable desde que saltó a las tablas en el 81 para ser la cara más visible de los legendarios Black Flag; devoto progresivo de un culto al cuerpo y una intensidad en la puesta en escena que le han granjeado por igual admiradores y escépticos; guía de una carrera en solitario cuando menos interesante que ha terminado asociándole con los muy recomendables Mother Superior; finalmente, figura pública, moderno predicador contra lo establecido que dirige interesantes espacios radiofónicos (Harmony in My Head) y televisivos (The Henry Rollins Show, con conciertos en vivo seleccionados con bastante buen criterio), pero que no ha podido evitar caer no pocas veces en la garras de aquello que critica, con una discutible carrera cinematográfica, por ejemplo, edificada por lo general dentro de la comercialidad más intrascendente (Johnny Mnemonic, Jackass, etc). Es la suya, en todo caso, una visión de primera mano sobre las contradicciones de la disidencia creativa en occidente.
KAPUT- En los últimos tiempos has trabajado mucho en la defensa de los derechos de los homosexuales pese a que tú no lo eres.
HENRY ROLLINS- No puedes estarte callado con cosas como esta, sencillamente no puedes. Si alguien quiere vivir su vida con otro hombre o acostarse con él, a ti qué te importa, en qué te afecta. ¡Preocúpate tú por encontrar una mujer y ya está! ¡Vete a tu puta casa y ponte a trabajar, tío! Si alguien está lo suficientemente mal de la cabeza para casarse, pues que se case con quien le dé la gana. Como tengo ese punto bocazas y me niego a callarme cuando empiezan las discusiones, supongo que me he convertido en una especie de icono para la gente gay. Mira, yo crecí en D.C. en una época en que la tensión racial entre blancos y negros era muy evidente y violenta. A mí me pegaron muchas veces cuando era un adolescente sólo por ser blanco. Estoy absolutamente en contra del racismo y por las mismas razones exactamente estoy en contra de la homofobia. Es lo mismo. Recuerdo que en aquella época muchas veces echaban a gente de su trabajo sólo por ser ‘’queer’’, el nombre que se daba entonces a los homosexuales. Yo era tremendamente naif e inocente, y un día me encontré con un amigo que era homosexual. Lo acababan de echar del curro y yo no entendía por qué, ya que no había hecho nada, no había robado dinero, nada, y él me miró a los ojos y me dijo ‘’Henry, despierta’’. Yo no soy ningún ejemplo de virtudes, pero no creo que se pueda tomar represalias sobre nadie por cosas que ni tu puede evitar ni ellos pueden evitar. Me gusta ser muy intenso y claro sobre estas cosas. Si ellos son beligerantes tu les respondes inmediatamente, del mismo modo. Es magnífico ver la expresión en su cara cuando se dan cuenta de que no te vas a acojonar y son ellos los que reculan, porque no están acostumbrados a eso, sabes. ¡Vuestras vacas sagradas solo son vacas y a mí me sirven para hacer hamburguesas! ¡Evolucionad o apartaos del puto camino! La gente tiene que civilizarse un poco y dejar de vivir en la mentira. Se trata sólo de sentido común.
K- También has visitado varias veces a las tropas estadounidenses que están en Irak y Afganistán, colaborando con United Service Organizations (organización privada sin ánimo de lucro que da apoyo moral y recreativo a los soldados estadounidenses en todo el mundo) pese a que estás en contra de la política militar de Bush…
H.R.- Me siento cerca de la forma de funcionar de un soldado, porque ellos no empiezan las guerras, simplemente obedecen órdenes. No son gente que busque o cree problemas. Otros los crean. He estado varias veces con las tropas, en tiempos libres que tengo entre mi trabajo y las giras. Les digo que tengo estas semanas aquí y aquí. Y ellos me llaman. He estado en los hospitales, he hablado con los heridos. Es deprimente, sí, pero te da muchísima información valiosa desde el punto de vista humano. Simplemente estoy allí, no hago ‘’shows’’, técnicamente hablando, ni voy a darles charlas sobre política, ni nada de eso. Son gente, hay que entenderlo, cuyo trabajo es conseguir que no les maten durante doce horas. Luego vuelven, comen, duermen, y otras doce horas de intentar que nadie te mate. Si alguien tiene que venir a hablar de política que sea el vicepresidente; de eso y de cosas como Black Water, ya sabes, los mercaderes de la muerte…
K- Es difícil para cualquiera que piense un poco, tomar partido en el conflicto global donde por un lado está la fuerza bruta de EE.UU. y por otra la ceguera religiosa del fundamentalismo musulmán…
H.R.- Eso es cierto, y sabemos que hay países donde impera la Sharia, que es una ley injusta y opresora. El problema es que está claro que la misión nunca tuvo que nada que ver con liberar a los iraquíes. Va sobre ‘’cállate y haz lo que yo te diga’’. Sobre someter a ese país a sus dictados. Sobre eso va la misión, y no se le da la menor importancia a la vida humana de las personas de ese país, no están preocupados por esas vidas. Solo sobre el petróleo. Si quisieras ser el gran liberador que los salve de la opresión, el régimen actual en Irak sería muy distinto. La posición de los Estados Unidos es voluntariamente engañosa y falsa. Si te has autodesignado a ti mismo como el gran pateaculos que vas a salvar a los países de sus opresiones y problemas, además, tendrías que ponerte ya a ayudar a Corea del Norte, ¿no? O a la mayor parte de África, donde los medicamentos retrovirales son absolutamente necesarios. Hay decenas de países con graves problemas donde Estados Unidos no hace absolutamente nada.
K- ¿Qué opinas de la situación actual del punk, que fue el género donde comenzaste y actualmente se ha convertido, en gran parte, en un cliché?
H.R.- Cualquier forma de expresión que aguanta el tiempo suficiente en funcionamiento termina por caer de algún modo en la fórmula, como ha sucedido con el rock&roll más clásico o con el blues. En todo caso, considero que el punk rock fue algo enorme cuando sucedió, con un impacto brutal sobre aquellos que lo vivimos. Nunca, creo, en los treinta años que han pasado desde entonces, he vuelto a experimentar esa pureza y esa belleza en la expresión. Además, muchas veces la fiesta vale por sí misma. Ya hay demasiada gente tomándoselo todo en serio, con mucha charla, así que a veces hay que llegar y simplemente hacerlo. Es cierto, sin embargo, que el punk rock ha desarrollado un aspecto ritual que lo ha ido convirtiendo, en gran parte, en un cliché y en una mascarada. Sin embargo, estoy en desacuerdo con los que piensan que ya no sale nada original, que todo es réplica. Este año, desde mi punto de vista, ha sido un gran año, creativamente. Por supuesto hay gente que aguanta el paso del tiempo de manera asombrosa. B.B. King, Iggy Pop… ese tipo de música sigue siendo motivadora después de tantos años. Yo no toco nada, ni siquiera el piano, así que de algún modo mi verdadero medio de expresión son las palabras. No creo que haya que relegarlo todo al simple sonido, a la canción.
K- ¿De qué hablarás en tus shows españoles?
H.R.- Hablaré principalmente sobre lo que sucedió en el mundo el año pasado y lo que me sucedió a mí. Fue un año en el que viajé por muchos países que pasan por momentos complicados, como Israel, el Líbano, Siria… estaba en Pakistán cuando Buttho fue asesinada. Fueron todas experiencias de esas que te hacen abrir los ojos. Puedes estar seguro de que nunca me quedo sin cosas sobre las que hablar.
K- Recuerdo una entrevista en la que dijiste que cuando leíste a Kerouac por primera vez te pareció un blando porque las experiencias por las que tu estabas pasando, en la carretera con Black Flag eran mucho más duras…
H.R.- Simplemente, Kerouac nunca fue mi rollo. Nunca me capturó del todo. Toda esa gente, Corso, Ferlinghetti, no son lo mío. Me gusta Ginsberg, él sí. En todo caso, no niego su importancia histórica.Hace poco entrevisté a Jello Biafra y me pareció que, con toda su crítica a los telepredicadores, el había acabado convirtiéndose en uno de ellos.
K- ¿Cómo se consigue no acabar así cuando te dedicas a algo tan cercano a la prédica?
H.R.- Creo que, en efecto, es difícil y que es necesaria una mirada retrospectiva que te permita evaluarte a ti mismo si quieres mantenerte fresco cuando haces lo que yo hago. Biafra, al que yo aprecio y que me gusta, puede que nunca haya tenido exactamente un rollo introspectivo. Estaba contra Reagan. Y luego contra Bush igual que contra Reagan. Y por supuesto contra todos los radicales cristianos, de manera frontal. Eso es lo suyo. Pero sí, es muy importante la autocrítica para no perder el impulso y al tiempo poder redireccionarte a ti mismo y mantenerte centrado.
K- Tú has acabado siendo famoso haciendo cosas que normalmente te garantizan el ostracismo…
H.R.- El bajista de Black Flag, Chuck Dukowski, era un tío muy interesante, tanto él como Dez (Cadena, guitarrista) lo eran, tenían ideas filosóficas sobre lo que estaban haciendo en aquel momento. Él decía siempre: ‘’La revolución sí será televisada’’. Bueno, cuando yo empecé con lo mío en solitario, me llamó y me dijo, ‘’Henry, tío, te vas a convertir en algo muy grande’’, y yo le contesté, ‘’¿de qué me hablas?’’, y él me dijo ‘’que sí, que vas a ser muy grande’’. El consideraba que se trataba de encontrar un lugar en el mundo. No sé si he llegado a tenerlo o no, pero entiendo lo que quería decir. Supongo que hay un momento en el que la situación mental de la masa está preparada y demandando algo en concreto que tu ofreces. En todo caso, sea como sea, fue mérito mío. Seguí haciendo lo que hacía y aquello en lo que creía. Y ese es mi triunfo. Sacar el trabajo adelante. Va sobre eso. Mira, hace veinte horas llegué en avión desde Australia y desde entonces estoy aquí, sentado en mi oficina, haciendo entrevistas con medios. Eso es lo que yo hago, sacar el trabajo adelante.
miércoles, abril 06, 2011
"Energía es una palabra llena de paz" (una entrevista con NOMEANSNO)
(Esta entrevista con Nomeansno realizada por nuestro insigne fundador y profeta supremo Luis Boullosa ha sido publicada originalmente por la web de la revista Ruta 66, donde puede ser localizada junto a mucha otra chatarra interestelar de dudosa procedencia. De hecho, han colgado también una vieja entrevista del mismo autor a Henry Rollins que ni siquiera él recordaba.)
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Leyendas del hardcore que siempre hicieron mucho más que hardcore. Perfectos exponentes de que la música más seria y deshidratada del mundo podía vivir también a base de toneladas de humor (negro, político, sarcástico, pero humor) y de adecuadas inyecciones de pop, jazz o heavy metal. Los canadienses son leyendas por derecho, amparados por varios clásicos paridos en el final de los ochenta y la primera mitad de los noventa (“Wrong”, “0+2=1” o “Why Do They Call Me Mr. Happy” aún noquean) y por un presente vivo y en evolución pese a las décadas de carretera. Sucinta pero coherentemente, John Wright (batería, teclados y voces), aclara nuestras dudas existenciales sobre Biafra (Jello), la coherencia artístico/personal y la vida después de la muerte.
KAPUT- Cuando habláis de vuestros principios soleis citar a Sex pistols, Ramones, etc. Sin embargo, vuestra aproximación musical es mucho más amplia que la de esas bandas. ¿Cuál es la connexion? ¿Permanece todavía?
JOHN WRIGHT- Fueron esos años tempranos del punk-rock los que nos inspiraron para salir fuera y tocar. Demonios, si ellos podían hacerlo, nosotros podíamos también. La actitud elitista dominante en el rock “mainstream” estaba disolviéndose. Ahora llevamos un montón de años en ello, pero l placer de la música lo sigue siendo lo central.
K- Teneis influencias del pop, el jazz o el hevy metal. Muy abierto para la escena hardcore donde se os suele localizar. ¿Ha sido eso un problema o un acicate para vuestra carrera?
J.W.- Nunca nos han importado mucho las estrategias de mercado, pero a los sellos de la industria sí, y ahí yace el problema. La música como mercancía debe estar bien definida y empaquetada. Con la música que nosotros hacemos se puede decir que somos como “una tuerca redonda en un agujero cuadrado” (expresión inglesa que podría traducirse como “estar fuera de lugar” N. del T.), además nunca nos interesó añadir una imagen pública a nuestra música. Somos unos bichos raros, pero estamos cómodos así.
K- Rob dijo en una entrevista que esperaba que vuestra música pudiese hacer que la gente se sintiese viva, porque para eso estaba la música. ¿Necesita la gente crear cosas para sentirse más vivos? ¿Por qué?
J.W.- Todo el mundo necesita encontrar su camino en la vida, y el arte a menudo les inspira para mirar más profundamente dentro de sí mismos. El proceso de creación puede ser vivido o se puede experimentar a través de otra persona. Por qué la gente necesita crear cosas para sentirse viva es una pregunta que no puedo contestar.
K- La alienación parece ser uno de vuestros temas recurrentes…
J.W.- Si no lo fuera, estaríamos encantados de seguir hacienda interminables versions de “Baby, I love you”. Hay quien siente que está en otro lugar y mirando hacia otro lugar. Fuera/dentro. dentro/fuera, junto/en torno a, por aquí o por allá. Supongo que la inclinación filosófica tienta a los narcisistas que hay ahí fuera, ja, ja.
K- Vuestra múscica es variada, pero está claro que la masa prefiere esquemas que se repitan una y otra vez, quizá para no tener que reprogramar su cerebro constantemente…
J.W.- Creo que nos gusta tener la música como un telón de fondo para nuestras vidas y que le dice al mundo cómo definirnos. Nos ayuda a vivir en una realidad fuera de la que habitamos. Nos asociamos a nosotros mismos con una tribu, supongo. Pero, en su fuero interno, existen aquellos que aman la música por sí misma y por el placer del descubrimiento o el de apreciar el talento ajeno, y quieren sacar algo más de ella. Puedo divertirme con el género y con la originalidad.
K- Hay ideas de las que estaba convencido con 16 que no sostendría veinte años después. ¿Sucede, en una carrera tan larga como la vuestra, que escucháis el material antiguo y ya no estáis de acuerdo con cosas que habéis dicho y cantado?
J.W.- En veinte años, espero poder mirar atrás y tener ya una perspectiva distinta que cuestione aquellas viejas ideas. Si intentas anticiparte a ti mismo no llegarás a tener ninguna opinión en absoluto. Vivimos y pensamos y opinamos, pero crecemos y, con suerte enmendamos nuestros pensamiento, convirtiéndolos en un reflejo de nuestro continuo deseo de ser más sabios. Eso o dejas de crecer y empiezas a morir.
K- ¿Sigue siendo vuestra música experimental? ¿Cómo definir vuestra evolución?
J.W.- Hemos experimentado con nuestras ideas y seguimos haciéndolo, pero lo hacemos en el contexto de un trío de rock de alto volumen.
K- ¿Consideráis que pertenecéis a una tradición musical ¿Qué habéis añadido a ella?
J.W.- No creo. Hemos tomado lo que había llegado antes, lo hemos filtrado y lo hemos vuelto a escupir. Espera un minuto… ¡eso es tradición!
K- A menudo el hardcore ha sido música muy seria, pero vosotros siempre habéis usado el himor como arma ¿Cuál es su importancia? ¿Lo echais de menos en la música actual?
J.W.- Si, creo que siempre conectarás a un nivel más profundo si usas una saludable dosis de humor. No somos una pandilla de tipos tan serios; somos bastante idiotas en realidad…
K- Siempre habéis dicho que la imagen no era importante en vuestro trabajo, no hacíais videos, etc… Sin embargo vuestras portadas son siempre muy curradas y probablemente son parte del mensaje. ¿Creeis que esa “parte del mensaje” sigue siendo importante ahora que la gente se descarga la música masivamente y el objeto ha perdido importancia?
J.W.- Hay gente que There are those that evitan todos los aspectos ajenos a la música, como los artistas de electrónica que sacan portadas en blanco, y tal. Creo que está bien identificarse con imágenes relacionadas con una banda, por ejemplo, cuando estas tratan de hacer que se piense, y en ese contexto una imagen no es una imagen. Hacer portadas es divertido, promover un estilo de vida para vender algo es aburrido. Para mí esa es la diferencia. Y para la gente que se haya perdido, siempre volverá. Pero si portadas de álbums significa más fotos de Justin Beiber, entonces podemos pasar sin ellas.
K- El punk ha sido violento a menudo, pero parecéis estar más por la energía que por la violencia. ¿Es “energía” una palabra pacífica?
J.W.- Desde luego.
K- Parece que el enfado, la ira es el sentimiento dominante en el hardcore, el metal extremo, etc, durante las últimas décadas. Pero la mayor parte de las veces las letras de las bandas se limitan a retratar ese sentimiento de cabreo sin indagar más allá en las razones… como si ese estar cabreado fuese de por sí un honor o un título que te hiciese ser un hombre o te convirtiese en algo. ¿Qué piensas?
J.W.- Ese “cabreo” es un instrumento de márketing, sin embargo, la música masculina adolescente está llena de necesidades que son sentidas pero no comprendidas. Ese cabreo es un síntoma de necesidades no cubiertas, y el rock&roll ha tenido ese elemento que alimenta su energía, dándole a la música una particular pasión. Eso hace esa música atractiva, pero, de algún modo también vacía, sin profundizar mucho más. Cavar es trabajoso. El Rock&Roll como un modo de vida no está interesado en cavar.
K- Hay algo de vuestro trabajo (sobre todo al principio de vuestra carrera) que me recuerda a los Minute Man e incluso a cosas que Mike Watt ha hecho en solitario más adelante. Y hay un par de bandas más con las que veo que vuestro trabajo podría estar conectado: Alice Donut & Propaghandi…
J.W.- Creo que compartimos una determinada actitud con esas bandas. El esquem amental que teníamos sobre por qué estábamos tocando música era similar, aunque nuestros entornos diferían. Pero no pudo hablar por otros. Por supuesto hemos hecho muchos shows con Alice Donet, y alguno con Mike Watt, así que también compartimos cierto público. Los admiro a todos ellos.
K- “Jesús fue un terrorista/enemigo del estado/por so los romanos lo trincaron/y lo condenaron a morir/Murió por sus creencias/¿Qué ha cambiado hoy?”. ¿Es útil la música política? ¿Puede cambiar algo?
J.W.- ¿Es útil la música disco? Lo es si quieres bailar en una discoteca. La música es paradójica y tiene la habilidad de ser muy volátil y al mismo tiempo afectar de manera innegable, pero realmente existe en el momento. Aquellos que la tocan seguirán cambiando y la música cambia con ellos, desvaneciéndose o creciendo, o quedándose igual. Del mismo modo, el oyente también cambia y se desvanece o crece hacia la música de su pasado o su futuro.
K- "Canadá esta cabreado/Desapareceremos y no se nos echará de menos/Nuestro país se ha hecho tan pobre/cuando la gente es tan rica (...)". Desde fuera, Canadá se ve como un país casi perfecto. ¿Qué problemas existen allí ahora? Todavía cabreado?
J.W.- Lejos de ser perfecto, pero no me puedo imaginar vivir en ninguna otra parte excepto aquí mismo en BC (la Columbia Británica). Nuestra política es frustrante, como en cualquier parte, pero no nos enfrentamos con tanta violencia y privaciones como muchas partes del mundo. Estoy cabreado, pero soy realista.
K- ¿Qué hay de los Hanson Brothers y otros proyectos paralelos?
J.W.- Ahora mismo, seguimos con nuestro proyecto de los “Tour eps”, de los cuales esperamos hacer dos más. No hay nada preparado para los Hanson.
K- ¿Sentís que vuestro público ha evolucionado de alguna manera con vosotros a través de los años?
J.W.- Hemos disfrutado de un seguimiento muy leal a través de los años y tenemos que agradecer a ese núcleo duro de fans nuestra longevidad. Espero que todavía estemos llegando a nuevos fans y siento que nuestra música todavía ofrece una perspectiva fresca, pero eso lo deben decir otros. ¡Old is the new young!
K- he visto a alguna de las mentes maestras del hardcore que han acabado no solo predicando para aquellos que ya estaban convertidos sino convertidos ellos mismos en predicadores. Existe un riesgo de convertirte finalmente en aquello que odias cuando trabajas demasiado cerca del problema? Uno de los casos que he observado es el de Jello Biafra, al que entrevisté en Sevilla hace unos años –habéis colaborado con él y lo conocéis bien-. Parecía estar tan preocupado sobre cómo le habían lavado el cerebro a su generación que cualquier intento de hacerle pensar sobre otra cosa era inútil. Un hombre voluntarioso, sin duda, pero ni siquiera parecía estar interesado en saber en que país estaba.
J.W.- Este punto parece más un comentario que una pregunta. No se muy bien como contestar si no es con otra pregunta… Alguna gente se define claramente a sí misma por su postura política, y, ¿Cuando deja la postura política de definirlo a uno? La política es una preocupación que se autoperpetúa, una batalla que no puede ganarse o perderse. Supongo que tú hablas de aquellos a los que los árboles no dejan ver el bosque. Biafra, como americano, tiene un punto de vista político de californiano del sur de los Estados Unidos que ha sido su centro de atención durante la mayor parte de su vida. Como todos los politicos americanos, es muy insular y se proyecta hacia fuera. Sus preocupaciones son muy reales para él y sus ideas siguen siendo tan relevantes como eran hace años. Es su batalla.
K- Siempre he pensado que los músicos, como cualquier otro artista, son necesarios para la sociedad, y que esta pronto fracasaria sin ellos. Pero últimamente he cambiado de opinión. Todavía creo que son necesarios, pero creo también que la mayor parte de la gente no se da cuenta de ello, así que los artistas lo tienen jodido de todas maneras, y casi siempre son tratados injustamente. La ironía es que seguirán hacienda lo que hacen, porque no pueden evitarlo…
J.W.- Cuál es el papel del artista en nuestra sociedad es una pregunta mucho más extensa… Creo que la urgencia creativa es innata y siempre existirá, y que lo hará sin importarle las prerrogativas o caprichos de la sociedad. Siempre he creído que el arte es su propia recompensa, pero sé que eso no paga el alquiler. Yo, personalmente, he tenido la suerte de haber podido dedicarme a la música durante tantos años fuera de los confines del sótano.
K- ¿Alguna nueva banda canadiense que no deberíamos perdernos?
J.W.- Últimamente hemos estado trabajando mucho con dos bandas de Vancouver: The Pack AD e Invasive.
K- ¿Qué podemos esperar de Nomeansno en directo a día de hoy?
J.W.- Venimos a España y Portugal solos esta vez y hace ya unos años desde la última. Tenemos, otra vez, una mezcla de nuevo y Viejo para tocar, así que con suerte hacemos tu canción favorita.
K- ¿Qué hay después de la muerte?
J.W.- Más impuestos.
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