martes, diciembre 09, 2008

VACACIONES SECRETAS


A veces siento unas ganas irresistibles de dejar el país, inadvertido... ¿Pero qué sería entonces de vosotros?

jueves, diciembre 04, 2008

TWISTIN´THE NIGHT AWAY

GASMASK PRESS

Nuestro colaborador Luis Boullosa (en la imagen, con soldado) tiene un nuevo blog sobre música y otros desaguisados aquí.

jueves, noviembre 20, 2008

HANK III - "Damn Right Rebel proud"


Bastardo purasangre, si tal cosa puede existir, el nieto de Hank Williams parece salido de un cuento de Poe como reencarnación en cuerpo futuro de aquel abuelo mítico que se fue pronto (con 29 años, el uno de enero del 53) pero lo suficientemente tarde para dejar bien escrito, de puño y letra, el libro de estilo del country “outlaw”. Los fuera de la ley, una casta cainita, individualista y orgullosa que daba fe con canciones y cicatrices propias de lo que significaba vivir al filo de las leyes (humanas y divinas) en los Estados Unidos de América y que se refleja, ahora, en el espejo amenazante de esa cara, igual de enjuta que la del abuelo, y esa dicción masticada pero clara que le canta a uno las cuarenta sin aparente esfuerzo. Pretender que esa supervivencia vital y expresiva al filo de lo posible siga siendo igual hoy en día que hace sesenta o setenta años sería absurdo, pero filosóficamente nunca faltan molinos contra los que arremeter, y el nietísimo lo hace con el proceloso brío de una sangre en la que la tradición familiar recibe los afluentes de rebeldías similares en esencia aunque formuladas de formas diversas. Ahí está el heavy metal de ascendencia sureña y querencia por Black Sabbath y el cannabis (fue colaborador de Superjoint Ritual, junto con el ahora algo olvidado Phil Anselmo, de los brutales Pantera) y el redentor salvajismo “scumfuck” que predicara G.G. Allin con sus brigadas nihilistas (recientemente giró con los Murder Junkies, que ahora dirige Merle Allin, hermano de la difunta fiera). Así, sureño, de campo, rebelde, orgulloso y convencido de estar en lo cierto, encara Hank su cuarto trabajo de estudio, grabado en una habitación de madera en East Tennessee, culo del mundo libre. Lleva también, por suerte para él, otro bagaje, la sencilla y pesada carga de un talento que rezuma en los trece temas del disco, ya sea cuando arremete con su “Hellbilly” marca de la casa, banjo a toda mecha y dicción de dibujos animados, como cuando templa los tiempos y factura maravillas oscuras como “Three Shades of Black” (¿son imaginaciones mías o anda por ahí el Dylan época “Hollis Brown”?). Igual cuando bordea el punk aberrado a la Allin (P.F.F) como cuando se lanza a la carretera con la tormenta a cuestas (magnífica “Long Hauls & Close Calls”). “Keep it simple” es su lema, y así comienza y remata. Para abrir, patada en los cojones del country establecido con ”The Grand Ole Opry (ain´t so grand)”, para cerrar la versión de “Workin´ Man” de Bob Wayne, recio y sentido homenaje a una casta de currelas orgullosos de su trabajo bajo cuyo impulso, con sus luces y sus sombras, se ha creado música eterna. Trabajo de más calado de lo que puede aparentar en un primer momento (lo tenía crudo después de su monumental álbum anterior) y cuajado de mensajes de exceso y libertad (alguién debería preguntarse el porqué de esa eterna asociación), “Damn Right Rebel proud” planta cara con la chulería del que sabe que, perdida la guerra, tiene todas las de ganar contra un mundo de plástico y mentiras. Ahora que se reeditan las rarezas del abuelo y que Dylan se asocia con Jack White (White Stripes) para recuperar otras partes perdidas de su cancionero, en vísperas, pues, de una exhumación probablemente digna pero exhumación al cabo, es lo suyo volver la vista a la parte de la familia que sigue viva, coleando y dando por culo con una saña y un estilo que al muerto le hubiese gustado ver. Cresta y alma. Costra y pureza. Bronca borracha y tatuado honor rebelde. Cara al peligro, que diría Jorge Ilegales. Discazo.// Luis Boullosa

miércoles, noviembre 19, 2008

5 COBRAS VS GODZILLA (Gruta 77)

Photobucket


Estamos demasiado dentro del cotarro para ser críticos con los Cobras, así que tendreis que conformaros con las fotos del evento y acercaros el próximo día 26 al Wurlitzer para probar en vuestro gaznate su devastador cocktail de semen, sangre y napalm. Los nipones, arrasadores, eso sí, para disfrute de los cuarenta o cincuenta parroquianos que desafiaron el frío del domingo en busca de un poquito de Rock&Roll. Lo encontraron, y con mayúsculas, si entendemos por Rock&Roll la energía desbocada, el temperamento orgiástico y la puesta en escena demoledora. Terminaron llevando el show al medio de la pista, con los manga-guitarras y el cramposo clon de Elvis que enarbolaba el bajo rodeando al bataca, una bestia parda que después de ser invitado a choricito y morcilla de la buena por los anfitriones parecía tener cuerda para poner el bombo de vuelta en Kobe de un patadón. Un triunfo de la voluntad, en definitiva, que hizo que los valores y disvalores musicales de la banda (de ambos había) quedasen inmediatamente en segundo plano. La próxima vez que vengan, sala llena. Se admiten apuestas.

Fotos by Agua

jueves, octubre 30, 2008

HUSH ARBORS - "Hush Arbors" (Ecstatic peace)


Siempre hay quien se empeña en extraer con forceps los colores de un mundo que persiste en ser gris. Y es del intento, no de la consecución, de donde sale la obra de arte más intrigante, que no la más perfecta. De eso parece hablar la portada del trabajo de los ingleses Hush Arbors (Keith Wood y Leon Dufficy, con diez años de brega a las espaldas), una especie de pírrica lucha contra el feísmo de los suburbios que trata de inyectar vida (el bosque verde ácido, ese volcán que humea ocre contra el cielo macilento) asumiendo al tiempo que hay pequeños secretos -los de siempre, eso sí- que encontrar en el corazón mismo del muermo cotidiano (el pub y la mujer tras la ventana que se adivinan al fondo de la composición). En primer plano, ese sempiterno hombre de gris que, por sorpresa, nos entrega esta modesta joya turbia e invernal. Una de esas que probablemente aún luzcan con opaco fulgor en nuestras manos cuando haya pasado el tiempo de las esmeraldas. No cambiarán la historia del folk psicodélico, los Arbors, eso está claro, pero son un disfrutable entremés envenenado que circula, gracias a Dios, lejos de lo melifluo y lo pastoral, enredado en la grisedumbre misma de los paisajes que revelan el interior o se reflejan en él. Brillan los pasacalles oscuros ("Gone"), igual que desfiles de carrozas pintadas por una metrópoli miserable y sucia donde saluda, al fondo, el desvaido fantasma de Syd Barret; brillan las pequeñas gemas de sol saliendo entre las nubes sobre la playa en sombra (magnífica "Sand", reminiscente de Bashti Bunyan) y las excelentes incrustaciones de guitarra ácida y plomiza que aportan ese tono amenazante de tierra yerma y bosque perpetuo. Y si en un par de ocasiones (las más ortodoxamente folkies, siempre de raigambre inglesa) hubiesen necesitado una voz más pura para salir del paso, se les perdona por la asumida modestia y el borrascoso empeño. Inesperados paisajistas emocionales, mirando a la cara al día de lluvia y a la piedra, lavada por los años.// Luis Boullosa

martes, octubre 28, 2008

VICTOR COYOTE EN CONCIERTO

WIRE - "Object 47" (Pink Flag)


“¿Qué pasó con tu plan, aquel que ambos empezamos?/¿Eres un perdedor?/¿Acabado? ¿intrascendente?”. Bruce Gilbert (en la imagen) ha dejado Wire y las primeras palabras de “One Of Us”, que abre el nuevo disco, parecen dedicadas a él sin demasiada piedad. Siguen Colin Newman, Graham Lewis y Robert Grey, y acaso escuece la parte de talento que se ha llevado a otro lugar, porque “Object 47” se define, tristemente, por ese mismo primer tema: letras interesantes (sin exageraciones) y música mayormente prescindible si se la compara con la leyenda de la banda. Y es que decir que un trabajo de Wire es algo así como un cruce entre New Order y Six By Seven pero en malo es un insulto, lo sé. Pero es un insulto fiel a la verdad. No es que sea un desastre total, claro, pero se queda en funcional muestra de como un trío de veteranos puede facturar nueve correctas canciones de pop pesado para salir del paso cuando la inspiración real se ausenta del edificio. O sea, un maduro ejercicio de enroque contra la decadencia creativa que resulta, como siempre, inútil. Sin excesiva alma (hay que rascar en busca de ocasionales guitarras de valía), demasiado contenido, demasiado pulcro en sus sonido anclado a los graves, sin pasión alguna en las voces... sólo “Perspex Icon”, “Patient Flees” y “All Fours”, que si abrasa entre las manos, se salvan de la quema, quedando como hito negativo ese “Four Long Years” donde tocan un irritante fondo de pop sintético. Si viniesen de una tradición de lechuguinos y sibaritas, quizá todo eso sería un valor, esa mesura ausente; pero perteneciendo al rock visceral, ala inquieta, y con sus precedentes, es este un paso en falso de los que pueden llevar a más de uno a prescindir de ellos para los restos. Poco se puede hacer con el disco, en fin, más que tratar de escucharlo olvidando por completo quién lo ha facturado. Así, termina por ser un decente remedo de lo que decenas de bandas han venido haciendo con la mortaja de los Joy Division desde hace más de 20 años. Demasiado tiempo en el alhambre, suponemos, y alguna vez tenían que caer. Pero el silencio era mejor// Luis Boullosa

jueves, octubre 23, 2008

DAVILA 666 - “Davila 666” (In The Red)


Portorriqueños transmitiendo para In The Red (eso sÍ que es un sello y lo demás son coñas), perdidos en una dimensión intemporal y mitómana que igual les retrata colgados de un garaje asalvajado y brutote berreado en castellano que inyectados de vacilón impulso cincuentero, anacrónicos roquetas caribeños preparados para una noche de fiesta. Pero la cosa no queda ahí: por encima de la aparente simpleza inicial planean sobre el disco numerosos tributos al método Velvet, disfrutables plagios a los Stooges de “Search And Destroy”, momentos muy, muy cercanos a aquello que se cocinaban los Jesus & Mary Chain cuando les ponía calientes Hope Sandoval y arranques en los que parece que sobre esa pista de baile “greasy” hubieran soltado a Neil Hagerty y Jennifer Herrema (“Bla, bla, bla”, de lo mejorcito del asunto) con el consiguiente estropicio, traqueteo y ejecución de inocentes. Deudores evidentes pues, de una o varias tradiciones y también de quienes las pervirtieron después, hundiéndoles la cabeza en un magma de drogas duras y sexo chungo, armados con los simbolismos y las consignas de siempre, consiguen, sin embargo, sacar la cabeza entre el millón de bandas que obedecen a iguales impulsos atávicos. Rareza y manjar, si eres de los que entiendes que a veces hay que sacrificar parte de la técnica y la pulcritud en aras de esa pasión por los bajos instintos, la juerga y el “wildside” que en su momento se llamaba Rock&Roll. Y todo en el idioma de Cervantes, o lo que quedó de él después del huracán.//SOUL GUAYABO

viernes, octubre 10, 2008

FIVE DOLLAR PRIEST - “Five Dollar Priest” (Bang!)


“Soy bueno en el arte de perder. Pero parece que tengo una mano ganadora”, canta Ron Ward, con voz de lija y excesos, en “Bobbychen”, chirriante paseo por un lluvioso y eléctrico Chinatown que constituye el segundo corte de este atípico disco debut. Buen intento, Ron, probablemente todos lo hemos pensado alguna vez. Excelente retrato, en todo caso, de lo que da de sí el Cura de Cinco Pavos pasado a disco. Una narcisista, chulesca y espasmódica declaración de principios que amasa en un puño la fibra del garage punk menos conformista y en el otro el oxidado filo de la no-wave neoyorkina. Facturado por un comando de perdedores con talento en el enésimo intento de derribar las columnas del farisaico templo del rock a bases de esputos cocainómanos, el resultado es explosivo. Todos tienen pinta de necesitar unas vacaciones y no poder pagárselas y, quizá por eso, tocan con una mala baba cercana al colapso pero siempre reconducida, en última instancia, para construir un retrato poliédrico y enervante de su propia megalópolis particular, que es, parece, la de los combates de boxeo amañados, el tráfico de drogas a pequeña escala, la comida china, los subfusiles, el dandismo de casa de empeños y el swing callejero, ese que una vez tuvo Tom Waits, pero cargando más a guitarras que a percusión. Nocturnos, puntillosos (aquí los mendas saben tocar, no te equivoques), con un punto libre que realza pero no emborrona y capacidad para crecerse en los medios tiempos (la cojonuda “Whisky Filled Lips” en sus dos versiones), son puro ladrido de perro viejo y batido en las miserables batallas del underground vocacional. Han estado en los palacios y en las cabañas, en la galería de arte y el callejón. Y han elegido para el combate el desolado patio trasero en donde, una vez inservibles, los sueños se hacen a la parrilla, vuelta y vuelta y bien regados con cerveza barata. De Mars, Contortions y compañía heredan el desinhibido instinto experimental y el cariz expresionista (ahí está James Chance poniendo su saxo desquiciante a mayor gloria del aquelarre urbano). Sin embargo, ellos no se pierden en el chirrido y aguantan con pulso firme el tirón de unas canciones que son como perros de presa pasados de anfetas, fibrosos arrebatos de sinceridad precarcelaria; temas concretos, pese a las derivaciones, esenciales como un jadeo de polvo barato, dañinos cual garrafa nocturna o efluvio de infecto comedor de caridad. Lo mismo recuerdan a un John Zorn que predicase en un cruce de Brooklyn bajo la lluvia ("Conway Twitty´s Bag") que le pasan por la banda a los mejores Gallon Drunk, dejándolos en tiernos escolares de primaria. La formación que levanta esta cloaca a mayor gloria del Rock&Roll (del de verdad) es de gala, con Ward (Speedball Baby) a la cabeza, facturando las letras, Norman Westberg (Swans, Sulfur, Heroine Sheiks) a las sobresalientes guitarras, George Porfiris (Heroine Sheiks) al bajo, el ubicuo Bob Bert (Sonic Youth, Chrome Cranks, Knoxville Girls, Pussy Galore, Bewitched) dándole cera a los parches y Patrick Holmes aportando un bien medido clarinete. Los demás colaboradores, sin ser esenciales, aportan detalles y lustre subterráneo (Jon Spencer, Cristina Martínez, Matt Verta Ray...). En fin, que el inframundo existe y sale a la superficie a boquear y chillar blasfemias a poco que uno le de oportunidad, aunque rara vez con tan salvaje brillantez. Si no eres de los convertidos al Alt-Country para padres primerizos y otros miembros de la tercera edad (es decir, un caso perdido) y todavía prefieres un bolo sudoroso en un garito pequeño a un estadio lleno de idiotas dispuestos a decir amén a cada “Hey”, sólo te queda rendirte a su siseante encanto post blues y su turbia, necesaria dosis de realidad cortada en negro. “Soy bueno en el arte de perder” canta, el muy cabrón. ¿Y quién no, Ron, quién no, de entre los que te escuchan aún? //COWBOY ISCARIOT

BOB DYLAN - TELL TALE SIGNS (The Bootleg Series VIII)


Toda la vida reclamandole a Bob Dylan la VERDAD, descifrando entre crípticos versos la oscura intencionalidad del autor, intentando arrancarle la máscara para vislumbrar un atisbo de luz en su mirada que nos guíe a través de los oscuros pasajes de nuestras propias (y miserables) existencias. Toda la vida al acecho de la certeza, listos para parafrasear su mensaje en nuestro propio beneficio ético y moral. Dylan salva, pensábamos.

Cada paso en el camino
los seguimos por la linea marcada
tus días están contados
los míos también
El tiempo se amontona
luchamos y arañamos
estamos metidos en una caja
no hay donde escapar.


Así comienza "Tell Tale Signs", el octavo volumen de las Bootleg Series. Se trata de los primeros versos de una versión distinta de "Mississippi", canción desechada por ser demasiado "mundana" de Time Out of Mind y regrabada posteriormente para Love and Theft.

Muchas otras canciones excepcionales cohabitan en este disco: "Red river shore" o el amor perdido visto como un difuso fantasma, "Cross the green mountain" o los soldados que eligieron muerte antes que deshonor; la toma infernal de "Cold irons bound" más dolorosa y lasciva que la original; el gospel de "Marchin to the city", en el que Dylan recrea (me aventuro, no lo tengo claro) las vivencias de un pobre negro que lo ha perdido todo camino de Washington en la marcha de un millón de hombres para ver a Martin Luther King; el boceto terrorífico de versión de Robert Johnson que es “32-20 Blues”; los acordeones al estilo de Augie Meyers; la voz de Ralph Stanley; el espíritu de Jimmie Rodgers; la sirvienta que llega hasta el mismo frente bélico para acompañar a su amante en “Mary and the soldier”; el viejo Bill; Charley Patton ahogándose en una destructiva y atronadora “High Water”; ese tren cargado de dinamita a punto de descarrilar que es “Things have changed” en directo; el impecable clip de “Dreamin of you”, con un decrépito Harry Dean Stanton persiguiendo a Dylan por esos mundo inhóspitos de carreteras desiertas y moteles destartalados… personajes reales algunos, inventados otros, actores todos que conforman el mayor y más imaginativo amalgama de referencias nunca vista desde, oh well, “Modern times”.

Cada paso en el camino
los seguimos por la linea marcada
tus días están contados
los míos también


Vosotros, los aficionados de bajo perfil que aún creeis en los inocentes e inocuos versos de “Blowin in the wind”, los que creíais que la respuesta estaba en el viento, los que pensábais que los tiempos estaban cambiando, ahí tenéis la verdad. Y ahora, aprended a vivir con ella.//PEPE REGIDOR

jueves, octubre 09, 2008

El desesperado Reino del AMOR (PJ Harvey - "Uh Huh Her"', 04)



Siguiendo con nuestro angustioso paseo doctrinal por las habitaciones del desamor y su reconversión en canciones (es un hotel largo y solitario) recalamos en esta pequeña y envenenenada divagación sobre lo inevitable del daño. PJ la parió con su habitual radicalidad, experta como es en hacer de tripas corazón y viceversa hasta dejar las canciones resumidas en una tensa y cortante línea de víscera. Howe Gelb la rescata para los Giant Sand en su reciente "Provisions", con el buen gusto y el punto de alterada emoción que lo caracteriza. Ambas versiones altamente recomendables.

El desesperado reino del amor

Oh, amor, fuiste un niño enfermizo,
¡Y cómo te derribaba el viento!
Ponte las espuelas, pavonéate por ahí,
en el desesperado reino del amor.

El agua bendita no te puede ayudar ahora.
Tus ojos misteriosos no te pueden ayudar.
Vender tu razón no te permitirá regresar a través
del desesperado reino del amor.

Hay otro que mira, tras tus ojos.
Yo aprendo de tí cómo esconderme
del desesperado reino del amor.

Al final de este mundo que arde
permanecerás orgulloso, con la frente alta,
y yo te seguiré, al cielo o al infierno
y me convertiré, como una niña
al desesperado reino del amor.


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The Desperate Kingdom Of Love

Oh love, you were a sickly child
And how the wind knocked you down
Put on your spurs, swagger around
In the desperate kingdom of love

Holy water cannot help you now
Your mysterious eyes cannot help you
Selling your reason will not bring you through
The desperate kingdom of love

There's another who looks from behind your eyes
I learn from you how to hide
From the desperate kingdom of love

At the end of this burning world
You'll stand proud, face upheld
And I'll follow you, into Heaven or Hell
And I'll become, as a girl
In the desperate kingdom of love



PJ EN DIRECTO

miércoles, octubre 08, 2008

DICTATORS (Sala Heineken, Madrid. 3-9-08)


Recuerdo que la primera vez que vi a los Dictators (Madrid ‘95, creo recordar), los cinco pasaron junto a mí, en las taquillas de la sala Sol y yo pensé: ¡menudos viejos! Una impresión que el bolo inmediato hizo saltar en añicos y redujo a pulpa informe, claro. Yo tenía veinte años de impresionable fibra rebelde y Manitoba y compañía andarían recién pasados los cuarenta pero eran una apisonadora: conciertazo, tres bises y un sentido de la fiesta que siempre ha sido su baza ganadora. Trece años después a veces me da la impresión de que ahora yo soy más viejo que ellos. El público que acudió a la cita -protopadres entre los veintimuchos y los cuarentaitantos, amantes del rock de los cuatro puntos cardinales, veteranos de las guerras malasañeras y otros losers varios- tampoco parecían ser la vanguardia de la juventud. En escena, los Tators dejaron claro que superar el nivel de aquel primer encuentro ya no está a su alcance, y que las décadas de tralla hacen que pesen los pies, que los ritmos se ralenticen y que su sabrosa turmix de Rock&Roll al cuello, arrabalera chulería neoyorquina e instinto circense gane en contundencia lo que pierde en ligereza y frescura. “The Party Starts Now”, segundo tema, sonó prototípicamente lento, fofo y poco convincente, pese al generoso volumen. Por suerte tienen oficio de sobra para remontar el vuelo: canciones espléndidas en su sencillez pop y su cromado punk (¿o era al revés?), soleado instinto melódico por el lado de Andy Shernoff, guitarras en contraste de Scott Kempner y Ross The Boss (yo, particularmente, soy de Kempner y su molona efectividad roqueta; Ross me carga con sus dejes jevis), contundencia a las baterías y sentido innato del espectáculo por parte de un “Handsome Dick” Manitoba que no guarda la línea pero le pasa por la banda a Toni Soprano y Robert de Niro juntos con esa reconocible gestualidad italianesca de mafiosi de barrio. Son el orgullo (subterráneo, pese a que llenasen la Heineken, menudo nombre para una sala de Rock) de un New York, New York que, como el vocalista se encargó de dejar clarito, ya no está allí. Pero ¿qué ciudad de juventud sigue estando allí? El caso es que con esos mimbres y sin escatimar parafernalia, palmas, coros, elogios al producto nacional (“Las mujeres españolas son las mujeres más hermosas del mundo. Manitoba ha hablado”) y despistes ocasionales (al fin y al cabo son una banda de verdad), la cosa fluyó bien. Siempre se agradece escuchar temazos como “Stay With Me”, “Who Will Save Rock&Roll?”, “California Sun”, “Pussy and Money”, “Avenue A”, Two Tub Man” o la definitiva declaración de principios que es “I am Right”. Ya sabes: “puedes besarme el culo, porque... ¡Tengo razón!”. Dignos y orgullosos (aunque más bien fosilizados) paladines de una disciplina en proceso de extinción. Ya conoces su nombre. //DROP OUT

lunes, octubre 06, 2008

"Si la ves dile hola" - Bob Dylan (Blood On The Tracks, 74)


"Mucha gente me dice que disfruta con ese álbum. Para mí es algo difícil de asumir. Quiero decir, ya sabes, que la gente disfrute con ese tipo de dolor". El comentario, extraido de una entrevista radiofónica de la época, vale para definir el que es para muchos el mejor disco de Dylan en los setenta. Un compendio de impresiones sobre las relaciones sentimentales fallidas y el agónico proceso de disolución de éstas hasta que terminan por convertirse en un amasijo indistinguible de rencores, errores sin solución y vacío interior. No lo recomendamos a nadie que pase en el momento por la misma situación, excepto si ha decidido optar por la terapia de choque: hay que tener estómago para ver la propia miseria reflejada en este trozo de vinilo y no echarse a llorar como una magdalena. "If You See Her, Say Hello" es un buen ejemplo. Está menos cargada de imaginería que "Tangled Up In Blue" o "Idiot Wind", las dos canciones más densas, violentas y redondas del disco, y no posee su fuerza narrativa, pero su sencillez es letal cuando la canta el de Duluth con esa sufriente mezcla de melancolía terminal, desdén y aullido de pérdida. Un favorito de la casa, aunque por aquí preferimos la versión incluida en las Bootleg Series que la original.


Si la ves, dile hola

Si la ves, dile hola, podría estar en Tanger.
Se fue de aquí al principio de la pasada primavera,
y he oido que está viviendo allí.
Dile por mi que estoy bien, aunque las cosas van algo lentas.
Podría pensar que la he olvidado,
no le cuentes que no es así.

Tuvimos una discusión, como les suele pasar a los amantes,
y pensar en como se marchó esa noche todavía me produce un escalofrío.
Y aunque nuestra separación me atravesó hasta el corazón,
ella aún vive dentro de mi, nunca hemos estado separados.

Si llegas a estar cerca de ella, bésala una vez por mí.
Siempre la he respetado por hacer lo que hizo y liberarse.
Oh, sea lo que sea lo que la haga feliz, yo no me interpondré en su camino,
aunque el poso amargo permanece desde la noche en que intenté
hacer que se quedara.

Veo a mucha gente cuando hago las rondas.
Y oigo su nombre aquí y allá, mientras voy de pueblo en pueblo.
Y nunca me he acostumbrado a ello, solo he conseguido “desconectarlo”.
Una de dos, o soy demasiado sensible o me estoy volviendo blando.

Puesta de sol, luna amarilla, revivo el pasado,
tengo cada escena grabada en el corazón, todas pasaron tan rápido.
Si ella vuelve por aquí, no soy tan difícil de encontrar.
Dile que puede pasarse a verme, si es que tiene tiempo.


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If You See Her, Say Hello

If you see her, say hello, she might be in Tangier
She left here last early spring, is livin' there, I hear
Say for me that I'm all right though things get kind of slow
She might think that I've forgotten her, don't tell her it isn't so.

We had a falling-out, like lovers often will
And to think of how she left that night, it still brings me a chill
And though our separation, it pierced me to the heart
She still lives inside of me, we've never been apart.

If you get close to her, kiss her once for me
I always have respected her for doing what she did and gettin' free
Oh, whatever makes her happy, I won't stand in the way
Though the bitter taste still lingers on from the night I tried to make her stay.

I see a lot of people as I make the rounds
And I hear her name here and there as I go from town to town
And I've never gotten used to it, I've just learned to turn it off
Either I'm too sensitive or else I'm gettin' soft.

Sundown, yellow moon, I replay the past
I know every scene by heart, they all went by so fast
If she's passin' back this way, I'm not that hard to find
Tell her she can look me up if she's got the time.

martes, septiembre 30, 2008

6TH DEGREE MINDFUCK - IMPALED NAZARENE (“Rapture”, 98)


Para unos una repugnante amalgama de nazismo encubierto, satanismo de pacotilla y homofobia explícita envuelta en monocorde matraca metálica. Para otros un chiste maestro de humor negrísimo que pone en solfa a la mojigata sociedad de lo políticamente correcto y que ha dejado dos o tres obras maestras por el camino (al menos los inapelables “Ugra Karma” y “Suomi Finland Perkele” y el punkoide y expeditivo “Rapture”, de donde se extrae el tema en cuestión). Reyes del “nuclear metal”, en todo caso, un territorio que dominan en solitario desde hace casi veinte años.

Jodienda Mental de Sexto Grado

Primer grado, un simple paso, quémate la piel con un cigarrillo.
Para el segundo grado, coge un cuchillo, corta lentamente y deja que sangre.
Y para el tercer grado, bebe tu orina, deja que el amargo sabor llene tu estómago.

Aullando por los que viven.
Aullando por los muertos.
Juntos vamos a través
de esté infernal viaje de ácido.
Jugando con tu cuerpo,
jugando con tu mente.
Devastación total.
Es hora de joderse y palmar.

Cuarto paso, comete tu propia mierda, cuidate de no vomitar.
Para el quinto grado, abre tu mente, observa como brillan, ardiendo, los pentagramas.
Y para el sexto grado, coge tu arma, vamos a cazar a todos esos mierdas.

Esto es lo que quiero, esto es lo que necesito.
Esta es la razón por la que pasé a través de los seis grados.
Esto es lo que quiero, esto es lo que necesito.
Perdí mi alma edades atras, el infierno es mi santuario.

Mindfuck!

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First degree, one simple step, just burn your skin with a cigarette
For the second degree, take a knife, slowly slice and let it bleed
And for the third degree, drink your urine, let the sour taste fill your
stomach

Screaming for the living
Screaming for the dead
Together we go thru
This acid trip from hell
Fucking with your body
Fucking with your mind
Total devastation
Time to fuck off and die

Fourth degree, eat your shit, keep it in, dare not to vomit
For the fifth degree, open up your mind, see those burning pentagrams
now shine
And for the sixth degree, get your gun, let's go hunting the scumfucks

This is what I want, this what I need
This is why I go thru all the six degrees
This is what I want, this is what I Need
I lost my soul ages ago, hell's my sanctuary
Mindfuck!

viernes, septiembre 26, 2008

I APOLOGIZE - Hüsker Dü ("New Day Rising", 85)


Toda esa mezcla de absurdas mentiras
flotando alrededor.
Tener que asumir esas cosas me deprime.
Y tu mantienes los labios apretados, ¿cómo puedo saber lo que piensas?

¿Es por algo que dije cuando se me fue la cabeza?
Un genio inestable, me ciega.

Pido perdón

Dije “lo siento”,
dije “lo siento”,
ahora es tu turno,
¿puedes mirarme a los ojos y pedir perdón?

Así que ahora nos sentamos aquí, con la vista
clavada en las paredes,
y no hacemos nada en absoluto.
Saca la basura, quizá,
pero los platos no terminan por lavarse.

Pido perdón

Dije “lo siento”,
dije “lo siento”,
ahora es tu turno,
¿puedes mirarme a los ojos y pedir perdón?


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All these crazy mixed up lies
Floating all around
Making these assumptions brings me down
And you get tight-lipped, how do I know what you think?

Is it something I said when I lost my mind?
Temper too quick, makes me blind

I apologize...
Said I'm sorry, now it's your turn,
Can you look me in the eyes and apologize?

So now sit around staring at the walls
We don't do anything at all
Take out the garbage, maybe, but the dishes don't get done.

Is it something I said when I lost my mind?
Temper too quick, makes me blind

I apologize...
Said I'm sorry, now it's your turn,
Can you look me in the eyes and apologize?

MAGO (MAGICIAN) - Lou Reed (Magic & Loss, 92)


Mago, Mago...
Tómame sobre tus alas
y, con delicadeza, aparta de mí las nubes.
Lo siento, siento tanto no tener hechizos
sino sólo palabras para arrastrarme lejos...
¡Quiero un poco de magia que me arrastre lejos!
!Quiero un poco de magia que me arrastre lejos!
Quiero contar hasta cinco,
darme la vuelta y encontrar que ya me he ido,
volar a través de la tormenta
y despertarme en la calma.
Libérame del cuerpo
de esta mole que se mueve junto a mí;
permíteme dejar este cuerpo muy atrás
Me enferma mirarme a mi mismo.
Odio este cuerpo dolorido
que la enfermedad ha desgastado lentamente.
Mago, toma mi espíritu.
Por dentro soy joven y vital,
por dentro estoy vivo, por favor,
llévame.
Tantas cosas por hacer - es demasiado pronto
para que mi vida termine,
para que este cuerpo simplemente se pudra.
¡Quiero un poco de magia que me mantenga vivo!
Quiero un milagro... no quiero morir...
Tengo miedo de irme a dormir y no despertar nunca,
no volver a existir.
Cierro mis ojos y desaparezco
y floto, entrando en la niebla.
Por favor, que alguien me oiga
mi mano no puede sujetar ni una taza de café
mis dedos son débiles - las cosas se me caen.
Por dentro soy joven y hermoso.
Demasiadas cosas sin terminar...
Mi último aliento, arrancado de mí.
Doctor, tu no eres ningún mago - y yo no soy ningún creyente.
Necesito más de lo que la fe puede darme ahora.
Quiero creer en milagros - no sólo creer en números
Quiero algo de magia que me lleve saque de aquí.
Quiero algo de magia que me arranque de aquí,
me visite en esta noche estrellada y
reemplace las estrellas, la luna, la luz - el sol se ha ido.
Hazme volar a través de la tormenta
y despertar en la calma.
Vuelo directamente a través de la tormenta
y me
despierto
en
la
calma.


...........................................



Magician Magician take me upon your wings
and ... gently roll the clouds away
I'm sorry so sorry I have no incantations
only words to help sweep me away
I want some magic to sweep me away
I want some magic to sweep me away
I want to count to five
turn around and find myself gone
Fly through the storm
and wake up in the calm
Release me from the body
from this bulk that moves beside me
Let me leave this body far away
I'm sick of looking at me
I hate this painful body
that disease has slowly worm away
Magician take my spirit
inside I'm young and vital
Inside I'm alive please take me away
So many things to do - it's too early
For my life to be ending
For this body to simply rot away
I want some magic to keep me alive
I want a miracle ... I don't want to die
I'm afraid that if I go to sleep I'll never wake
I'll no longer exist
I'll close my eyes and disappear
and float into the mist
Somebody ... please hear me
my hand can't hold a cup of coffee
My fingers are weak - things just fall away
Inside I'm young and pretty
Too many things unfinished
My very breath taken away
Doctor you're no magician - and I am no believer
I need more than faith ... can give me now
I want to believe in miracles - not just belief in numbers
I need some magic to take me away
I want some magic to sweep me away
Visit on this starlit night
replace the stars the moon the light - the sun's gone
Fly me through this storm
and wake up in the calm ...
I fly right through this storm
and ... I ... Wake ... Up ... In ... The ... Calm

sábado, agosto 16, 2008

BUFFALO KILLERS - «Let it Ride» (Alive Records)


Se dice que una banda tiene toda la vida para parir su primer disco y apenas un año para cerrar el segundo. Teniendo en cuenta que ese año, si ha habido suerte, se lo pasa uno en la furgona de bolo en bolo, no es raro que el resultante no esté a la altura del debut. No es el caso de los de Ohio; El segundo largo de los Killers los apuntala como una referencia ineludible en el Rock&Roll americano de esencia setentera; una especie de relevo agreste de los Black Crowes con innata capacidad para fagocitar influencias y un sonido de los que ya no se facturan (notable aquí la naturalista producción de Dan Auerbach). Es cierto que se nota en las letras que el lapso ha sido de carretera y manta: una sarta de lamentos no demasiado articulados sobre la lejanía del hogar, nostalgias sentimentales, apuntes de viaje y poco más. Pero en lo estrictamente musical se deshacen del reto de la confirmación sin aparente esfuerzo, con una nueva demostración de estilo, delicadeza, potencia y clase. Sus temas discurren como un río que fluyese desde un pasado profundo y frondoso donde el Rock&Roll todavía era más artesanía que fabricación en serie. El río, claro, arrastra sedimentos, y estos terminan por formar un delta de densa vegetación y paladeable fauna infestada de referentes clásicos (Muuuuucho Beatles, Cream, Neil Young, Faces, The Band, La Creedence y el rock sureño de mejor cosecha). Se nota, sin embargo, un tono más ligero y soleado que convierte el artefacto en una especie de añejo trip desde los espesos bosques del interior a la soleada costa; un punto levemente ácido, californiano, por llamarlo de alguna manera, si esa palabra nos evoca la California de hace 40 años, más una idea que un lugar, al menos para quienes jamás la pisamos. Un matiz que se aprecia especialmente en la recta final, donde parecen haberse chutado a la vena lo mejor de The Eagles y las guitarras brillan con edulcorado candor. Cierto que no hay canciones tan definidas, hits redondos que si abundaban en su primer álbum, pero «Let It Ride» no deja de ser un delicioso cajón de música para levitar mientras uno conduce hacia la playa, con el olor a sal inundándole ya los pulmones. Cómo demonios pueden unos chavales de veintitantos facturar rock sesentero del este nivel con semejante naturalidad es algo que habrá que preguntarles a ellos. Derivativos, pero soberbios. // Venice Beach Speed-Freak

MOHO - "Chotacabra" (Alone Records)


Un día, un disco. Parece que teniendo las cosas claritas, a los madrileños Moho no les hace falta más. Facturan su tercer largo así, a pelo, un trío en directo haciendo lo que sabe hacer. Y el resultante es oscuro, poderoso y agreste, con el halo luminoso de las cosas imperfectas pero en cierto modo únicas. Embrutecido sueño húmedo de Tommi Iommi. Guerrero de cromagnon puesto de anestésicos. Música de batalla y marcha por senderos embarrados. Gélido aliento de aquelarre rural en la españa oculta. Como le sucede a toda la música realmente buena, la capacidad de evocación de «Chotacabra» es intensa; los paisajes acuden a la mente del oyente en vívida y desordenada secuencia. Virtud máxima cuando se juega con cartas simples y de sobra conocidas. Extrañamente atrayentes en su saturado ataque de infantería pesada, convencen tanto cuando son el hermano eremita y desaseado de los High On Fire (los muy notables tres primeros trallazos y en particular el arrollador «Gargantor») como cuando se convierten, de pronto, a ese metal agónico de paso lento y acorazado, casi procesional e indefiniblemente autóctono, que ocupa la segunda mitad del disco. Cierto que a veces no queda muy claro a donde quieren llegar; que vacilan, derivan y vuelven a arrancar; que desdibujan la estructura de la canción; que pasan de los siete minutos sin razón ni guía aparente. Pero hasta en eso tienen una especie de rupestre encanto. Cierran con la barrabasada de Trash punkoide de «Garage Champion» que reafirma lo seco y áspero del envoltorio, el austero cariz punk de un engendro basado en la ausencia de ornamento innecesario, la repetición y la reverberante simplicidad. En una reseña usaban para definirlos la palabra mostrenco (««que no tiene casa ni hogar, ni señor o amo conocido»). Unámosle otro palabro, atrabiliario («de genio destemplado y violento»), y andaremos cerca de la verdad de «Chotacabra». Aunque siempre hay algo indefinible en la creación que el diccionario es incapaz de captar. Misteriosos y únicos. //Cowboy Iscariot

viernes, agosto 01, 2008

NADIE TIENE DÍAS NORMALES (una casi entrevista con el Eremita del Fuzz BORIS SUJDOVIC)


A veces no hay mucho que hacer, por más que el entrevistado esté predispuesto a colaborar y el entrevistador se exprima el coco para intentar no preguntar lo de siempre o para preguntar lo de siempre con un enfoque algo diverso. Y es que cuando se es, se es. Y lo que Sujdovic plasma en su reciente Fuzz Machine, reseñado aquí hace no mucho, es lo que él mismo debe ser en esa vida de barrio y bareto que se atisba tras sus pocas palabras. Ese Raw Power franciscano, magro y árido, fantasma en los huesos de lo que en los Stooges fuera oropel explosivo y en la Velvet exhibicionista oscuridad; esa expresión que no gasta dos notas si le basta con una es respaldada por unas contestaciones igualmente cortantes, sintéticas a veces hasta el absurdo. Ciertamente, todos pensamos a menudo que quizá no haya apenas cosas de las que hablar, en realidad. Aunque llenemos páginas y más páginas cada día. Disfruten, pues de los vacuos esfuerzos del preguntón y de la extrema concisión del artista, que a estas horas ya estará de vuelta en su rincón del “local pub”.// Void George

KAPUT– Tus temas principales parecen ser las interrelaciones humanas y las drogas. ¿Podemos comparar ambas? Las relaciones parecen funcionar como adicciones la mayor parte del tiempo.

BORIS SUJDOVIC- Bien, tienes razón, pero supongo que simplemente escribí unas cuantas canciones y cogí las que me salieron mejor. No me di cuenta de que los temas estaban tan concentrados.

K- Tu álbum parece ser una síntesis, cómo decir ”vale, solo hay un par de cosas sobre las que valga la pena hablar, y puedo resumir todos mis pensamientos al respecto en seis o siete canciones”… ¿Qué opinas?

B.S.- Fue grabado con la actitud de que esto es lo que hago y que me importa un carajo que es lo que esté haciendo el resto de la gente.

K- ¿Por qué usaste la caja de ritmos? Le da a las canciones un toque curioso que me recuerda a Devo.

B.S.- Quería hacer un disco totalmente por mi mismo y como no se tocar la bacteria use la máquina.

K- Las otras dos bandas que parecen influir en tu trabajo son The Stooges y The Velvet Underground. ¿Qué significan para ti?

B.S.- Para mi son las mejores bandas que ha habido.

K- ¿Qué ha significado la heroína para ti? Pueden las drogas ayudar cuando estás creando o proporcionar una base de visiones que usar posteriormente en tu trabajo. ¿O es sólo un impulso autodestructivo?

B.S.- Es un impulso autodestructivo. Este álbum fue grabado cuando estaba borracho. Iba al bar, bebía y luego me iba a casa, al estudio casero que tengo, y grababa. Si lo intentaba sobrio no funcionaba. Cada nota ha sido tocada ciego.

K- Tu punto de vista sobre la adicción en “Give Up” es quizá habitual, pero raramente se expresa así de manera libre. ¿Hay todavía un tabú sobre las drogas? La gente parece dividirse entre los que las glorifican y los que están abiertamente en contra, pero hay una carencia de reflexión seria al respecto.

B.S.- Yo no tengo una personalidad adictiva, así que encuentro débiles a los adictos, pero también se que cada adicto tiene una historia que contar, así que estoy suavizando mi visión al respecto.

K- ¿Cuáles son tus primeros recuerdos musicales? ¿Cómo empezó todo?

B.S.- Demasiado difícil

K- Tu estilo al bajo es sencillo, yendo al hueso y evitando los adornos. En el disco tocas la guitarra, pero la intención parece la misma. ¿Menos es más?

B.S.- Si, simplemente intento hacero que me sale y me suena bien, sin preocuparme de ser muy técnico.

K- ¿Cómo describirías tu música? Mi palabra es “ascético”… eres algo así como el San Francisco del Fuzz…

B.S.- Gracias.

K- ¿Cuáles son tus influencias no musicales?

B.S.- Simplemente vivir.

K- Has trabajado con muchos músicos brillantes. Puedes contarme algo sobre la época en que empezaste a tocar con The Scientists y The Beasts of bourbon? ¿Cómo era la escena? ¿Qué ha cambiado? Parecen bandas difíciles con las que lidiar, turbulentas…

B.S.- Podría contártelo, pero será más fácil que leas mi libro cuando salga, en unos cuantos meses.

K- ¿Qué significa para ti el Rock&Roll en unos tiempos en los que incluso el punk parece haberse convertido en un cliché, una manera de vender libros y camisetas?

B.S.-
Bueno, solo hago lo que hago sin preocuparme mucho de la mierda que haya ahí fuera.

K- Dicen que el Rock&Roll es la música del Diablo, pero casi siempre los rockeros me parecen almas en busca de algo, como gente que lucha a su manera contra un mundo que machaca cualquier cosa que sea diferente. Como una fuerza positiva, aunque esté vestida con ropas amenazantes... ¿Qué piensas?

B.S.- Bueno, nunca pienso sobre ello así, pero estás en lo cierto al cien por cien. Si la gente no siguiese rompiendo barreras estaríamos escuchando aún a Frank Sinatra.

K- ¿Qué piensas de la tecnología aplicada a la música? ¿No crees que ha sido devastadora en muchos casos?

B.S.- Si, la tecnología ha sido fantástica, pero mucha gente la ha entendido de una ,manera totalmente errónea. Hice este album en casa borracho y no necesité ayuda de nadie. Lo hice cuando quise y exactamente como quise. No hubiese sido posible hace unos años.

K- ¿Ganas suficiente con la música o tienes algún otro trabajo?

B.S.- No, también trabajo en platós de cine.

K- ¿Cómo es un día normal en tu vida?

B.S.- Nadie tiene días normales.

K- ¿Alguna banda australiana nueva que no debería perderme?

B.S.- Si, sólo algunas bandas que oigo en mi bar de barrio. No recuerdo los nombres.

K- ¿Qué hay después de la muerte?

B.S.- La Luz.

jueves, julio 31, 2008

THALIA ZEDEK - "Liars & Prayers" (Thrill Jockey)


Es un mundo perro, y las cosas no deben haber sido fáciles jamás para Thalia Zedek, esa chanteuse hardcore de vida y obra radicalmente opuesta a los cánones establecidos. Reconozcámoslo, si una es fea, heroinómana y lesbiana y se dedica a facturar música brillante, compleja y tensamente emocional como la que hace ella y sólo ella, puede que en determinados círculos llegue a ser lo más durante 20 minutos, pero las va a pasar putas en todo lo demás. Los peajes han sido dolorosos, parece decir su misma estampa, dañada y reminiscente de la oscuridad algo rígida que también envolvía a otras precursoras con visión y agallas como Moe Tucker. Igual que una Patti Smith que lo hubiese pasado mal de verdad, lo suficiente para desprenderse de la fanfarria mística y el malditismo basura. No se cuánto de esa Zedek mítica, la de hace diez o quince años, permanece hoy y cuánto se llevó el tiempo que nos erosiona en silencio, pero, a juzgar por su nuevo trabajo, le queda intacta la vocación por incinerar demonios interiores con el latido tabaquista de una voz que parece salida de los más arduos rincones de la experiencia. Una voz que aquí, una vez más, está amparada por una música secamente expresionista, un entramado de rock visceral y no exactamente americano (las influencias europeas siguen presentes) que envuelve al mensaje con ferrea delicadeza. Así, con el fantasma de Come disolviéndose en la lejanía y con su antiguo acompañante, el guitarrista Chris Brokaw, sin nada creativamente atractivo que ofrecer, es la carrera de La Zedek (se ha ganado a pulso el “La” de las grandes damas) la que sigue escribiendo con mayúsculas aunque sea en la oscuridad. Hay que inclinarse ante ella por saber extraer belleza de donde la mayoría sólo sacan dolor inútil y vana autocompasión. Y por saber persistir, año tras año, sin prisas, pero manteniendo contra la edad las ganas de bronca, ese empeño rocoso, esa lengua áspera e incómoda. Así la retrata este “Liars & Prayers” que resuena con recia potencia, entrando a pelo en batalla con un “Next Exit” que parecería robado a los mejores Mogway de no ser porque ahí esta ella para marcarlo como doliente y chulescamente suyo. Esta manida hasta lo invisible la expresión “rock sin etiquetas”, pero por una vez eso es lo que sucede. Inimitablemente propio, interpretado con nervio e intuición pero sin prisas por la banda, imaginativo en lo melódico pero despreciando el estribillo fácil, el disco deviene al tiempo duro como el granito y fluido como el mismo torrente interno de emoción que lo levanta; atravesando gélidos témpanos de fingimiento y mentiras y momentos de cristalina belleza suspendida, historias de daño gratuito, identidad dudosa, huida equivocada o simple e insondable vacío. Áspero, pero frondoso. Jodido, pero hermoso. Coriácea cáscara que protege la saboreable, aunque amarga, pulpa interior. Como el mismísimo corazón.// Void George

Sóla contra el mundo

miércoles, julio 02, 2008

TODAY IS THE DAY (Ritmo y Compás, Madrid)


Promoción deficiente o desinterés por la buena música, quién sabe. Los de Steve Austin, una de las mejores bandas de música extrema de los últimos 20 años, merecerían una sala grande preñada a reventar de metalheads y amantes del lado brutal de la vanguardia, pero tuvieron que conformarse con los treinta o cuarenta martires del tímpano que acudieron a Ritmo y Compás aquella noche lluviosa. No pareció importar. Cuando lo que se traslada a escena es el nervio mismo expuesto al aire, el doloroso nucleo de la experiencia, y se hace con el urgente salvajismo que dicta la necesidad, parece ser que te da igual quien haya delante. Así, más corpóreo que en sus grabaciones, con la inevitable toma de tierra que implica el directo, pero igualmente blindado, espectacular en lo técnico y estremecedor en su intensidad, el trÍo se embarcó en una incursión de metal esquizoide y hardcore bipolar de las que no dejan indiferente aunque puedan perfectamente no gustar. No es plato para cualquiera, aunque esa noche comprobé que alguien no iniciado siquiera en los rudimentos del metal puede perfectamente disfrutarlo y quizá entenderlo mejor que los que ya estamos viciados por las comparaciones y el trabajo de bibliotecario. A la batería figuraba un dos por dos que parecía estar tomando el te en casa de su abuela, impertérrito, pero que mientras tanto ejecutaba una descarga de depurada técnica y doble bombo demoledor de las que hacen época. En el bajo, un larguirucho desmañado pero preciso y enérgico. Le bastan a Steve Austin para desplegar sobre ellos un trabajo de guitarras y voz termonuclear, al borde de la histeria y absolutamente personal. Sonó bastante material del insuperable «In the Eyes of God», pico indiscutible de una discografía prodigiosa, alguna cosa del también excelente «Temple of The Morning Star» y temas de su nuevo «Axis of Eden» que les retrata en excelente forma creativa y por momentos incrusta cosas casi «indies» en el magma de metal técnico e hiperagresivo que es marca de la casa. Nunca ha sido fácil describir lo que hacen Today Is The Day. Para empezar, hay que purgar su discurso con un cedazo de malla fina para poder sacar algo en limpio de unas letras tan alienadas y violentas como ambiguas. Y luego está la esquizofrenia (tan bien descrita en unas voces que pasan del rugido brutal al agudo inquietante en un segundo), los demonios interiores y la confusión; el dolor agudo sólo expresable mediante una cirujía musical extrema. Juegan en una liga en la que probablemente solo están ellos, un planeta que nos resulta extraño y tan atractivo como amenazador hasta que descubrimos que es el mismo por el que transitamos nosotros. Quizá la definición que el mismo Austin usaba hace unos años sea la más adecuada: «Heavy Mental». Un viaje alucinante al interior de la mente colectiva. Acabado el pase, la cabeza pensante de semejante anomalía tira su guitarra al suelo, escupe sobre ella y se baja al público, estrechando manos, chorreando sudor. Mi acompañante lo intercepta y le pide un autógrafo... ¿Qué escribe en el anverso de la entrada el angelito? Escribe: «LOVE». Miediiiiiiiito, es la palabra.

domingo, junio 22, 2008

SAIL HO!!!!!!!!!!!!!!!!!!


El quinto número de KAPUT ha visto la luz, por fin, en su bonita versión papel. La cubierta a color ideada por nuestros estimados Igor Heras y Daviz del Reino ha sido lo más comentado. Lógico, teniendo en cuenta que la mayor parte de nuestros conocidos leen con dificultad, fruto a medias de una deficiente educación pública, las taras hereditarias y el temprano abuso de anestésicos caducados. En todo caso, vayan estas líneas para felicitar a los colaboradores que han hecho posible la machada y a sus madres, esas santas. You will miss us when we are gone!!!

martes, junio 17, 2008

MUDHONEY - "The Lucky Ones" (SubPop)


A psicodélicos siempre les ganaron los prodigiosos Screaming Trees y en burricie escatológica y velocidad los Dwarves les pasaban por la banda. Siempre hubo en su ambiente un buen puñado de bandas más brillantes que los Mudhoney. A ellos se los quería y se los quiere por su honestidad y su persistencia, y por esa capacidad -¿o incapacidad?- que les permite seguir siendo ellos mismos, inconfundibles, pese a la miríada de influencias que confluyen sobre su trabajado esqueleto de garaje punk. De los Elevators a los Stooges. Del hardcore político a -dicen- los Hawkwind. En su décimo largo deciden volver a la aparente simplicidad que habían abandonado en los dos anteriores. Guitarra, bajo, batería y a tirar detrás del ronco chillido histérico de Mark Arm. El resultante es un disco quinquillero, que se bate el cobre a navajazos en un callejón. Bruto, limitado y al cuello. Así, cuando tratan de ponerse psicodélicos se les nota bastante la falta de medios y detalle, y algún buen tema potencial se resiente de la velocidad de grabación -tres días- quedando en mero apunte. En el resto, aguantan el tipo con esa cortante aspereza algo amateur que es marca de la casa. "I´m Now", "The Lucky Ones" o "Tales of Terror" son temas recios que agradecen el tratamiento espartano; puro hueso mondo y lirondo desde el fondo de la cripta underground en la que, en el fondo, jamás trataron de salir. Quedan lejos los fracturados e inapelables hits del inframundo que los engrandecieron; no encontrarás aquí ningún "Touch Me, I´m Sick", pero, asumida la segunda fila, el disco es un denso escupitajo de rock infectado que mejora con un par de escuchas y que les permite -entrados los cuarenta y lejanos los fastos del grunge- mantener la cabeza alta e intacto el orgullo de perdedor. Ni menos. Ni más.// Cowboy Iscariot

viernes, junio 06, 2008

THE KILL DEVIL HILLS - «The Drought» (Bang!)


Brendon Humpries. Apunten el nombre. El caballero tiene pintas de mecánico de camiones en algún grasiento caseto del desierto australiano, pero ha compuesto una de las canciones del año: «Nasty Business» un apareamiento forzado entre la primaria efectividad de los AC/DC y el vagabundo fantasma de Nick Cave que se adhiere a la piel como melaza y se suda como una mala resaca de whisky. Su voz, un cruce de caminos entre Barry Adamson y Rob Younger da cuenta de la macarra historia de estafa y ajuste de cuentas con tanta clase que, sencillamente, hipnotiza. De paso -para cuando te aburras de escuchar la susodicha una y otra y otra vez, y por eso de no dejar a las criaturas solas- el colega se ha construido también el resto de la columna vertebral de «La Sequía», un dico soberbio desde la enfermiza desolación de «Did I damage you?» hasta el potente Boogie de «New Country» o el atípico himno para perdedores que es «The Forsaken Few» («Perdóname nena, si parezco un tanto desolado/ pero he estado llorando sobre mi cerveza por los abandonados/No trates de tentarme con tu vestido, tan rojo/se que no fue el viento el que te despeinó así). Todo es reciedumbre vaquera y erizada mala hostia cuando hay que cabalgar. Y convincente dramatismo cuando se trata de bucear en el lado oscuro, con algún deje al mejor Springsteen («Drugs, Spices & Silk). Once cortes independientes y perfectamente distinguibles, unificados por la arenosa profundidad del sonido y el mensaje que la banda parece buscar desde la portada misma. Los amigos Burr, (Mandolina Banjo) y Joines (un poco de tó) ayudan con otros tres temas, ampliando aún más el campo de acción y remendando para el viaje un disco de los de largo recorrido y placentera revisión. Superficie añeja, vibrante fibra interior, tal unos Drones desaliñados en plan pecador de la pradera; el palillo en los dientes, la camiseta sudada, la pipa en los pantalones y el corazón roto. Si su demostración de clase te deja indiferente es que, a fuerza de cotidianas, las maravillas han dejado de hacer efecto en tí.// Cowboy Iscariot

miércoles, junio 04, 2008

Otra opinión sobre los anteriores (FELICE BROTHERS)


Una escucha (sólo una) ha sido suficiente. Veredicto: el nuevo álbum de Felice Brothers (llamado así, "The Felice Brothers" es el primer gran gran gran disco del año. Tres puntos a favor tiene la joven banda de las montañas Catskill en Nueva York.

1) Han nacido a veinte minutos de Big Pink, la casa de Woodstock donde Dylan & The Band grabaron las dos piedras angulares del americana: "The Basement Tapes" y "Music from Big Pink" y su música suena lógicamente a The Band: medios tiempos suaves, tono de voz nasal a lo Dylan, órganos, mandolinas, acordeones, baterias tocadas con escobillas, y en general un sonido muy orgánico y natural.

2) Su querencia por el bebercio, la priva, el alcohol vivo, amigos, al que mencionan en todas y cada una de sus espectaculares canciones coronadas por espectaculares (y coreables) estribillos, convirtiéndolas en nuevos (y espectaculares) himnos instantáneos.

3) Esas letras tan neoyorquinas (como muchas otras bandas, los hermanos Felice comenzaron su carrera en la estación de Union Square del metro de Manhattan) pobladas por personajes singulares y desquiciados: la pequeña Ana, Frankie y su pistola, el maldito Jim, Ruby Mae o la reina del disfraz, Helen Fry. Una escuela de tipos que parecen salidos de la mitología dylaniana o más aún, loureediana.

Este nuevo disco de Felice Brothers, el tercero ya, (y publicado en el muy interesante sello LooseMusic) es una nueva vuelta de tuerca al folk contemporáneo, ese que viene directamente de Leadbelly y que se toca con sombrero y levita de banquero del oeste. Ese que cura los disparos con dos buenos arreones de whisky, uno para la herida y otro para el gaznate. Ese que navega perdido y desorientado entre murmullos de órganos, pianos y mandolinas más viejos que la música misma.

Es de esos discos que a la mitad ya estás deseando que se acabe para volver al principio a escuchar "Frankies gun" o "Wonderful Live" y sin embargo no eres capaz de quitar ante esa exhibición de color y melodía que te invada al oir por primera vez "Radio song" o "Whiskey in my Whiskey".

Drive by Truckers se los llevan de teloneros y Levon Helm les adora. Y si Levon Helm les anda recomendando por ahí como la mejor banda del momento, quién soy yo para negarme. Aprovechando el parón de BR5-49 o Avett Brothers, saluden a la banda que más alegrías les va dar este año.// Pepe Regidor.

lunes, junio 02, 2008

THE FELICE BROTHERS - "The Felice Brothers" (Loose)


Difícil papel el del segundo disco, siempre. Pero más cuando el primero ha sido algo tan grande -e inadvertido- como «Tonight at The Arizona», reseñado aquí unos meses atrás. Los hermanos de Catskill lo pasan con nota ampliando su registro en un abigarrado cajón de sastre de quince canciones celebratorias y dramáticas a un tiempo, donde el amor y la tragedia afloran con naturalidad, como si más que compuesta, su música fuese exudada, una proyección colectiva de un mundo americano y marginal, a medias imaginado y, suponemos, real en otra parte. Resulta, este un disco-río, caudaloso, con meandros, afluentes de inesperada riqueza instrumental y profundidades que no se calculan bien a primera vista. Como argamasa para aglutinar su mitologia de borracheras, tiroteos en el baile y affaires de bajos fondos se amarran de nuevo a las enseñanzas del binomio Dylan/The Band (como hicieran los Deadly Snakes en su último disco, "Porcella", otra obra maestra del género). Pero es que eso es como decir que uno está amarrado a la libertad y la aventura. Así, hijas bastardas de esa tradición pasional, errabunda donde las haya, son las mayúsculas «Frankies Gun», «Greatest Show on Earth», «Saint Stephen´s End», «Ruby Mae» y «Tip Your Way». Un suburbial pasacalles por donde bucea su vida la impagable tripulación de almas perdidas que bien podría haber imaginado el de Duluth: Helen Fry, la maestra del disfraz; Brenda «la piernas largas»; el sucio reverendo Green o Tony Mercedes, todos deambulando por el pasillo del Motel 8, donde nuestro héroe white trash espera a su amada con una pistola en los pantalones. O a lo mejor es que se alegra de verla porque, dice, «su cuerpo estaba más caliente que la noche que ardió Richmond». Sobresalientes, en todo caso, más recargados (trompetas, acordeones, harmónicas) que en su anterior paseo por la trastienda de la América deshauciada, sólo relajan el pulso en dos o tres temas en los que su peculiaridad se atenúa y que terminan por ser simplemente correctos. «¿Oiste hablar de el final de San Esteban?/¿de cómo lo lapidaron junto a la curva del río/bajo el sol de la mañana,/cuando el mundo era joven?//¿Y oiste lo del elefante/que escapó enloquecido de la carpa del circo/y mato a un grupo de diez/antes de que lo abatiesen?». Así, entre biblia apócrifa y feria de pueblo, entre el crimen terrible y la más candorosa pasión, y con generosas, imprescindibles dosis de humor y de amor por la vida, es la lírica de los Felice Brothers. Pocos dan más.// Luis Boullosa.

lunes, mayo 26, 2008

Shakespeare nunca lo hizo (Y Bukowski tampoco)


Viene Tom Waits a España, cobrando 125 euros la entrada y asegurandose un aséptico público pequeñoburgues que llenará sus bolos en busca de la deseada patina de "autenticidad". Mientras, el resto de los mortales y la mayoría de los que si escuchamos sus discos tendremos que buscar a las putas, los enanos y los chihuahuas ciegos en el vinilo y en los bares. ¿O es que alguien nos va a invitar?

Downtown Train (Vídeo)

viernes, mayo 16, 2008

HAY VIDA EN GALICIA!!! (Parte primera) - SAMESUGAS "Alá Vai" (H Records)


Reseño con mucho retraso el disco de los excelentes Samesugas (Santiago de Compostela). Un retraso imperdonable porque lo suyo merece inmediata escucha y disfrute. Rock de guitarras abigarrado y contundente, de ese que llaman por ahí "high energy". Pelotazos a velocidad de crucero equidistantes de la querencia Motorhead que mostraban en su anterior trabajo (el también excelente "Machine in Your Brain"), el hard enfurecido con matrícula Detroit de las hordas escandinavas, la herencia de guitarras australianas que va de los Saints a los New Christs y otros tantos padres hipotéticos. Un magma tatuado de referencias pero al final propio; música honesta, recia y vital facturada por cuatro tipos cuyo imaginario particular oscila entre las leyendas cinematográficas de nuevo cuño ("Black Mamba") y las viejas manías galaicas ("Lobishomem"), con varios temas en la lengua vernácula que dejan bastante claro que la musicalidad de ésta se adapta bastante mejor a la urgente síntesis del rock que la recia y profunda sequedad del castellano. Quizá se eche en falta un single redondo que destaque, arrastrando al disco tras de sí, pero por eso mismo el conjunto impacta con la explícita claridad de un ladrillazo en la cabeza. Posteriores escuchas desvelan que el trabajo ha sido a conciencia. Vibrante fibra, trenzada con sabiduría y potencia, los temas ganan con cada nueva visita. Mención especial para unas guitarras que crean fondos y texturas y dotan al conjunto de un gomoso empaque, absteniéndose sabiamente del abuso de solos masturbatorios que ha acabado con tantas bandas. Quizá aspiren a ese difícil punto medio entre la energía primaria y el gancho melódico en el que fueron maestras bandas como los Celibate Rifles. Por supuesto hasta allí hay un trecho y quizá les falte aún un punto de swing, pero parecen capacitados para ello, al menos a juzgar por la secuencia de temas que arranca en "Non vou perder" y desemboca en una briosa aunque mimética versión de "Mistery", de los enormes Wipers. Incluidos varios temas donde se detecta un machacón y contagioso tufo sixties que da óxigeno al conjunto. Ya tienen en la calle -de la mano del sello Lixo Urbano- un nuevo single en vinilo naranja, compartido con The Homens y que comentaremos por aquí en cuanto nos desenganchemos de este. Van a más.// Luis Boullosa

jueves, mayo 15, 2008

KEVIN K & The Real kool Kats (Madrid, Wurlitzer ballroom, 14-5-08)


Hace unos cinco años Mr K dio en el Gruta 77 uno de esos bolos (noche inclemente en mitad de semana, poca promoción) a los que apenas asisten una veintena de personas, pero del que todos salen hablando maravillas. No fue para menos lo de entonces, una clase magistral de como condensar la herencia de ese primer punk neoyorkino aún seriamente infectado de glam (Thunders, Dead Boys, los primeros Ramones), cortante pero afectado al tiempo, y propulsarlo al aquí y ahora sin que la cosa huela a momia ni un poquito. ¿Cómo? Con un instinto melódico mayúsculo en su sencillez, unas guitarras que saben que el exceso mata y son pura fibra y una actitud que supura realidad por los cuatro costados. Con tales precedentes, no deja de ser una decepción que en su siguiente visita la asistencia fuese apenas algo superior. Pero poco importó, de nuevo. Superado mal que bien el trago de soportar a los Diesel Dogs (que alguien les diga que corten las canciones a mitad de minutaje, por Dios) y a sus metafísicas afirmaciones ("one for the money, two for the show, three for the bitches...", sin comentarios), llegó el amigo, arrastrando su careto de uva pasa, el enjuto suspiro tatuado que lleva por cuerpo y una guitarra a la que maltrata con naturalidad como si fuese una extensión se si mismo, para poner las cosas en su sitio. No se cuanto duró el concierto, ni importa un carajo; una festiva, celebratoria sucesión de hits del inframundo ("temazo tras temazo", que diría mi acompañante), ejecutada con inefable, impávida chulería, y apuntalada por una banda solvente y motivada. K punteó el repertorio con un puñado de versiones (un "This boots Are Made For Walking" de la que salió triunfante, "Chinese Rocks", "Sonic reducer"...), exitos instantáneos de la cultura popular que remacharon el empaque del show, pero sin las cuales el resultado hubiese sido igualmente suculento: puro corazón pop envuelto en navajeo de guitarras de callejón; bisutería suicida y barrial; orgullo de perdedor sintetizado a la perfección en esa chulesca estampa de comadreja hipodérmica envuelta en lentejuelas que dominó las tablas con mano maestra. El público, una amalgama extraña de rockeros de base, modernos infiltrados, psicóticos varios, ratas de bar y otras almas perdidas, montó una fiesta paralela que realimentó a la banda. Primer premio para la lesbiana espástica que bailaba como si le fuera la vida en ello y daba más miedo que Grace Jones. ¿Obedecía el extasis colectivo a la luna, el Lsd del ponche, a las ganas de epatar o el simple poder del Rock& Roll, esa música hedonista y transfiguradora como pocas? probablemente obedecía a todo ello, como tiene que ser. Volvimos a la noche con ganas de bebernos lo que quedaba de ciudad. Y ya sabemos que la veteranía es un grado, y tal y cual, pero lo cierto es que ante demostraciones de este calibre uno se pregunta seriamente si la historia no cometió un error con este gato descarriado. A él, por suerte ya parece darle exactamente igual. Tiene un bonito guardarropa, tres acordes y una (su) verdad. // Bastard Son of Cheetah Chrome

miércoles, mayo 07, 2008

THE FUNCTIONAL BLACKOUTS - “The Severed Tongue Speaks For Everyone” (DeadBeat)


Los Functional Blackouts quieren ser más de lo que son. Eso será bueno si en algún momento lo consiguen, pero letal sino tienen el talento suficiente. Su visión va hacia un punk ruidista y caótico que tiene algo de experimental y mucho de mecánico; música construida de manera cubista más que circular. Su realidad inmediata -pese a que este “La lengua cortada habla por todo el mundo” es un disco potente y apreciable- es la de aprendices de la rareza, aún demasiado anclados en una realidad remplonamente agresiva. Hay un chirriante rugido de motosierra industrial acechando, pero no es suficiente para hacer volar alto unos temas cuyas estructuras, al cabo, son sota caballo y rey del aberre de tres acordes de toda la vida. Es brillante la producción, que esconde los mínimos y predecibles solos de guitarra y da preminencia a lo rítmico, pero tampoco basta. Por supuesto, su ambición es preferible al conformismo de tantas otras bandas, y su ataque tiene una concisa brutalidad que es de agradecer, pero falta el brillo que los convierta en algo distinto. Y sobre todo las canciones. Algo sin lo que, se sobreentiende, es difícil sobrevivir. //Bastard Son of Cheetah Chrome

UN VIDEO

lunes, mayo 05, 2008

La electricidad, el mal gusto y los problemas de espalda (Entrevista con THE GOLDEN BOYS)



Ya reseñado aquí su último y refrescante disco, "Whisky Flower", los de Texas nos atienden amablemente y poseidos, todo parece indicarlo, por un considerable ciego y una aguda obsesión alimenticia. Banda festiva pero capaz de ir más allá del puro jolgorio vaquero, extraen un discurso personal partiendo de referencias tan obvias como los Rolling Stones, The Band o los Giant Sand de Howie Gelb. Otro combo excelente para un territorio, el tejano, donde el talento musical florece asilvestrado y frondoso por doquier.

UN DIRECTO en L.A.

KAPUT- ¿Tiene Texas un sustrato histórico o cultural que influya en vuestro trabajo? ¿Sois una banda texana? ¿Por qué?

GOLDEN BOYS- Bueno, vivimos aquí dentro, comida tex-mex, tequila, los caballos retrasados mentales de los rednecks, sueltos por ahí, petróleo, antiguo “weird punk” de Austin,... sentarse en el porche y escupir. Texas es demasiado grande, se tarda un par de días en cruzar el estado conduciendo, y la gasolina es cara... así que permanecemos atrapados, de alguna manera. Todas esas son influencias, supongo que somos una banda de texas a causa de la psicología geográfica. No nos gusta ser clasificados con la mierda esa de los cantautores country. Vivimos en Austin. Supongo que puedes decir que somos “Álamo Rock”... no se como contestar esto... puesto de peyote. Texas es casi tan grande como Canadá. Hay gente muy distinta. Texas es caliente como Australia. Cuando hace calor fuera la gente bebe cerveza y se aburre, y toca música.

K- ¿Perteneceis a una tradición musical reconocible?

GB- Bueno, supongo. La tradición de perder el oido, la electricidad, el mal gusto, los problemas de espalda, las peleas con nuestras novias, perder el curro, jugar al dominó y hacer tortillas. De trigo o de harina.

K- Hay muchas bandas jóvenes tocando música de raíces con actitud punk, como si ambos sustratos se hubiesen mezclado. Vosotros mismos érais más crudos al principio. ¿Hacia dónde evolucionais?

GB- Si, supongo que si ha pasado eso, seguimos encontrándonos colegas que piensan como nosotros cuando viajamos. Y también amantes del vinilo... buena comida. Hermosos gatos y perros. Nuestra evolución nos lleva hacia otro mundo... el mundo de Nay Nay. Nos gusta CRUDO! Poder Crudo!!! Cheeseburger.

K- Puedo ver la influencia de los Rolling Stones aquí y allá en vuestro trabajo, pero al fin y al cabo ellos eran chicos ingleses impactados por la música de raíces americana, así que quizá no son los Stones lo que escucho, sino algo que estaba allí previamente...

GB- Todo lo que podemos decir es que nos gustan los viejos discos de Rock&Roll, Soul, Jazz, Country y Blues... Todo eso nos gusta. Especialmente lo que se hacía en Memphis, Tennesse. “Exile on Main Street” es un buen disco también... quizá uno de los mejores que se han hecho jamás. Y también la versión de “Exile on Main Street” que hicieron Pussy Galore.

K- ¿Cuál es la importancia del humor en vuestra música?

GB- Nos hacemos reir entre nosotros y nos cachondeamos de Wes. Somos como Laurel & Hardy follando con Richard Pryor y Redd Fox.

K- ¿Qué podemos esperar de los Golden Boys en directo? Pareceis una banda fiestera...

GB- Solemos tener guitarras, BAJO, tambores, teclas, cuernos, chicas negras muy calientes y una Máquina Tornado. Fiesta, sí.

K- Han aumentado las nuevas tecnologías las posibilidades de las bandas pequeñas de llegar a ser conocidas?

GB- La interweb es un lugar extraño, como dijo Phillip K Dick.

K- Un par de canciones vuestras me han recordado a los Giant Sand de la época Long Stem Rant”, cuando grababan discos sin casi ensayar, permitiendo que los errores fueran parte del proceso y trajeran nuevos desafíos de manera constante.

GB- No estoy seguro, probablemente. Buena banda. El chorizo mexicano es distinto del chorizo español.

K- ¿Cómo componeis?

GB- No lo sabemos. Nuestro método es como conducir un coche en un lugar donde no has estado jamás e intentar encontrar el camino de vuelta a casa. Sigue mejorando constantemente... o llamaremos a Jason Bonner, o Ronnie Vain o James Arthur para conseguir unas letras.

K- Vi que hacíais “The Plague” de Scott Walker en directo. ¿Teneis más versiones?

GB- Estamos aprendiendo otra de Scott Walker, uhmm.. hacemos “Dolly's Waltz”, de Sid St. Onge, Hawkwind, Ten Years After, Hasil Adkins, solíamos verionar “Cold Hard Times”, de Lee Hazlewood. Ahora mismo estamos aprendiendo un tema de Charlie Rich.

K- Bandas que no nos debemos perder si vamos a Texas...

GB- Crack Pipes, Roky Erickson, the Black, The Strange Boys, Big Black Smoke, Horse=Donkey, Teeners, Gospel Truth, Ripe, Black Panda, Apeshits, Hex Dispensers, Cave Dweller, Over the Hill, STANTON MEADOWDALE... hay demasiadas bandas buenas. The Golden Boys.

K- ¿Hay alguna influencia no musical que sea evidente en vuestro trabajo? ¿Actores, pintores, filósofos, drogas, mujeres, animales, naturaleza, armas de destrucción masiva?

GB- El vodka es una clara influencia. También el “Tejano”.

K- ¿Que hay después de la muerte?


GB-La fama

K- ¿Me podeis dar vuestra opinión sobre algunas bandas que veo relacionadas con vosotros?

-Meat Puppets - Muy guapos

-Thirteen Floor Elevators - Dioses

-Giant Sand - Muy guapos

-The Band - Levon Helm y Rick Danko molan, ¿se quedó Robbie con todos los derechos? El disco en solitario de Levon, "Dirt Farmer", también está muy bien.

-Creedence Clearwater Revival- Rock pantanoso de california... como Tony Joe white, cangrejos hervidos, barbacoas.. "Fortunate Son" es una buena canción para escuchar mientras haces skate. "Bad Moon Rising" también es un disco de Sonic Youth.

-The Cramps - caramelos envenenados para guarrillas

-Deadly Snakes
- Muy buenos, ¿por qué rompieron?

-Brimstone Howl
- Nuestros amigos y hermanos. Unos tipos muy majos, se quedaron en el suelo de mi casa una vez... convierten Omaha en un lugar chulo para vivir.

Two Gallants- Odian a los polis de Houston. Si, una buena banda.

Postdata: Supongo que todos amamos la música. Es lo único de lo que hablamos... así que gracias por tu tiempo. Con suerte, alguien nos llevará hasta vuestro hermoso país para tocar... Nos encanta el pescado, también.

miércoles, abril 30, 2008

BORIS SUJDOVIC - "Fuzz Machine" (Bang!)


“Soy un hombre primitivo/Tengo maneras primitivas de pensar en ti”, susurra Boris Sujdovic (en el centro en la foto) en “Primitive Man”, el tema que abre su enjuto y expeditivo “Fuzz Machine”. Y sus palabras son remachadas con un feroz y minimal ayuntamiento entre los fantasmas de Devo y Stooges. Protoblues achicharrado dotado de un toque maquinal por obra y gracia de Franki The Machine –la caja de ritmos que es único compañero de viaje- e hipnóticos medios tiempos de vicioso sustrato velvet es lo que el buceador encontrará por aquí; bañado todo ello por guitarras que disco adentro van adquiriendo un áspero aunque moderado cariz psicodélico, préstamo, suponemos, de las mayúsculas bandas australianas donde ha rendido servicio como bajista en las últimas décadas (Scientists, Beasts of Bourbon, Dubrovniks, ahí es ná). Igualmente esencial, más que simple, en las letras, el suyo es un sucinto y circular paseo por los recovecos de las adicciones y el amor. O sea, de las adicciones. Música en el hueso puro para repasar lo que importa. Y lo que le importa a Boris, como a casi todos, cabe perfectamente en seis expediciones hechas para ser escuchadas a máximo volumen, a modo de casero pero efectivo anestésico emocional. Mención especial, dentro de su compacto magma de funhouse crepuscular y eremítico, para el cortante brío navajero de “Never Left You” y la gélida confesión yonqui de “Give Up” (No vas a dejarlo/No vas a dejarlo/Porque la heroína te gusta/La heroína te gusta demasiado//Te gusta como sube por tu brazo/Te gusta como se desliza en tu cerebro/Te gusta como va bajando/Bajando hasta tu columna/Te gusta como bloquea y deja fuera/Todo lo que habías pensado sobre hoy). Demasiado básico, quizá, para los adoradores del arreglo, probablemente su esencia reside no tanto en la construcción misma sino en todo aquello que el autor se abstiene de añadir. En su concepto de lo que es superfluo. Y en la vida que, se intuye, ha tenido que llevar para llegar a tan doloroso pero estoico resumen existencial. Recuerdo su extraña estampa en persona. Altísimo, las manos enormes y nudosas, el aspecto de granjero disfuncional con colección de cadáveres en el granero. Y recuerdo su manera de tocar el bajo. Un músico que si sólo necesita una cuerda jamás se permitirá a sí mismo usar dos. Y concluyo que nadie mejor que él, en el fondo, para poner sobre nuestra modesta mesa este devastador ejemplo de raw power franciscano a mayor gloria de la radical soledad del hombre. Hermano Aussie.// Luis Boullosa

lunes, abril 28, 2008

"A Drink With Shane MacGowan" (Grove Press, 2001)


Maníaco religioso, hedonista total… maestro de la tradición oral

Polémica (más de un Pogue se ofendió, en su momento), brutal por lo descarnado del testimonio, explicativa como un corte forense que dejase al descubierto un corazón que aún se empeña en latir, la biografía de Shane MacGowan, ejecutada al alimón con su novia de muchos años gloriosos y difíciles y actual mujer, la periodista Victoria Mary Clarke, es en realidad una secuencia de entrevistas en distintos momentos y lugares transcritas tal cual con mínimas introducciones. Un descenso a pulmón en una existencia tan salvaje, egocéntrica, torturada y en muchos momentos hermosa que, definitivamente, cambia cualquier visión preconcebida que uno pudiese o -quisiese- tener sobre el inventor del "Paddy Beat". Y no es que Mac Gowan no resulte ser el alcohólico y drogadicto a menudo patético que todos conocemos y en cuya visión los miserables gustan de regodearse. Lo es. El libro descubre sin embargo, lo que algunos se niegan a ver: que es también mucho más. "Cuando miro atrás, hacia mi niñez, me pregunto como me las arreglé para sobrevivir. Era, por supuesto, una niñez miserable: La niñez feliz difícilmente vale la pena. Peor que la ordinaria niñez miserable es la niñez miserable irlandesa y todavía peor es la miserable niñez de un irlandés católico". Son palabras de Frank McCourt. Con ellas abre "Las cenizas de Ángela", el libro en el que describe su infancia en Limerick y que le valió un premio Pulitzer en 1996, cuando ya pasaba los sesenta. Los primeros capítulos de la vida del otro Mac, el nuestro, parecen empeñados en decir exactamente lo contrario. El escenario de sus primeros días en el poblacho de Nennagh, condado de Tipperary, donde pasaba los veranos y donde sus conceptos sobre la vida y su código moral fueron cincelados a fuego para siempre, se nos puede antojar, es cierto, un sustrato fantasmagórico, la cara grotesca y asfixiante del amable, noble universo que John Ford retratara en "The Quiet Man". Un circulo rural del infierno poblado por paletos alcoholizados y reducidos a la mínima expresión del intelecto, embrutecidos simpatizantes del Ira y solteronas con histeria religiosa aguda que empujan al niño MacGowan a un inevitable vicio precoz. Pero una vez más todo lo decide el punto de vista personal, la incidencia de la luz del entorno sobre el cristal de la propia alma. Y en lo que para unos es brutalidad encuentran otros picos de belleza difíciles de explicar a quien no es capaz de percibirlos por sí mismo. El infierno de McCourt es, al cabo, el paraíso de MacGowan; y es allí, rodeado por figuras que para él son heroicas y cuya altura no volverá a ser igualada, bebiendo y apostando a los caballos y fumando desde los cinco años, donde es feliz como no lo será jamás de nuevo. Es allí donde se forja el conocedor profundo del folclore irlandés, el carácter al tiempo introvertido y desafiante; y donde se pone la semilla del maníaco religioso y el bandido visionario. Hay algo que comparten muchos católicos y no pocos rockeros, que al cabo las fes distintas siempre tienen puntos en común. Ambos tipos de fieles parten de la idea del paraíso perdido, y es en torno a ésta que se expanden una serie de respuestas que van de la furia ciega a la nostalgia contemplativa, de la mortificación al hedonismo extremo. MacGowan pertenece sin duda a ese esquema de pensamiento antañón y romántico (como Nikki Sudden. O, salvas las distancias, Valle Inclán), pero, suerte para nosotros y para él, es capaz de sacar oro puro de sus evocaciones de lo feliz, que ya pasó, y sus constataciones de la macabra oscuridad, que sigue aquí. Viene, después del paraíso, la juventud primera, en Kent, donde florece una precoz cultura literaria ("A mi tía Catherine le gustaban Joyce, Behan y el rollo ruso. Mi padre o yo tomábamos prestados "Ulises" o "Guerra y Paz" constantemente. También me interesó por Mikhail Sholokow y su libro "El Don Apacible").Y luego Londres, donde la desdicha se apodera definitivamente del cuadro en una secuencia de dickensianas andanzas juveniles, desencuentros, palizas, desarraigo, pequeña delincuencia y precoces problemas mentales (su primer internamiento en un centro psiquiátrico data de los diecisiete años y está motivado ya por el abuso de drogas). Y también, por supuesto, el punk, los Pogues, los chismes y las derrotas y la vida conyugal, probablemente pura disfunción. Un descenso a los infiernos que puede llegar a ser hilarante por momentos y donde las historias que en boca de otro sonarían bravuconas y falsas reverberan con la natural claridad de lo inevitable. Sus respuestas, razonadas y extensas, fluidas, preñadas de la maestría del contador de historias nato, se extienden a menudo con delicadeza –o sin ella- sobre personajes laterales que a veces parecen salidos de la cámara de los horrores y otros de un show de los Monty Python pero que al fin -no nos engañemos, echemos un vistazo a nuestro propio mundo cercano- no proceden sino de la vida misma. Sketches de periodos histórico inciertos y convulsos, violentos ("Inglaterra estaba llena de putos inmigrantes luchando entre ellos por trabajos mal pagados. Y había una epidemia de drogas (…) Y los chavales irlandeses estaban divididos por la mitad, de una manera muy dura. O decidían que nunca serían ingleses (…) o se avergonzaban de sus propios padres y raíces y asumían la creencia general de que los paddys eran estúpidos, violentos y borrachos"). Escupitajos de realidad que dan luz a una vida cabalgada sobre las obsesiones que a todos nos conciernen pero que no todos somos capaces de describir con igual valentía suicida o de vivir con parecido desprecio por la muerte. Pasean por esas páginas muchos MacGowan, pues. El niño soñador, el barman adolescente, el pandillero juvenil ultraviolento, el raterillo avispado de azules ojos soñadores, el punk inventor de fanzines de un solo número, el profundo amante de su familia, sus amigos y su patria sentimental, la arruinada estrella de rock incapaz de dejar atrás sus cuelgues ("Las drogas más adictivas son el brandy y el crack"), el compañero delicado, el nacionalista irlandés convencido que odia a los ingleses con saña ("mi odio se reforzó porque resultaron ser la pandilla de hijos de puta que me habían dicho que eran"). Inútil describir en estas líneas más detalles cuando uno puede leerlo por su cuenta y descubrir la abismal profundidad y el frondoso disfrute que a menudo le negamos a la propia experiencia. Recomiendo su lectura antes o después de las "Memorias" de John Huston, otro libro asombroso. Dos vidas paralelas en su aparente divergencia que se complementan y se sirven de mutua medida. He aquí al hombre, en toda su dolorida y apaleada dignidad. Imprescindible. //LUIS BOULLOSA (Extracto de un artículo publicado en la revista Ruta 66)