miércoles, julio 15, 2009

John Fogerty & Fireworks (Madrid, 13-7-09)


(Crónica publicada originalmente en el diario LA RAZÓN)

Las cosas como son: con un arsenal de canciones perfectas como las que firmó con la Creedence habría que ser un profesional del fracaso para perder. Y Fogerty no lo es. Es un músico que fue brillante y vive (brillantemente, si se quiere) de un pasado que repite y expone con brío y profesionalidad, sabedor de que, respetadas las formas, el corazoncito del personal es su baza ganadora. No es Dylan, y por tanto no hubo reinterpretaciones al borde del abismo. Ni Young, así que faltaron los momentos de emoción a flor de piel o los derroches de energía en crudo. Estuvo, simplemente, lo que hay: temas pluscuamperfectos en los que la ecuación melodía-estribillo, es decir, el pop, cabalga gloriosamente a lomos de un sustrato de folk, country y blues, que no es sino otra manera de llamar a eso tan aparentemente simple del rock n’ roll. Falló algo el sonido, decente pero que nunca dejó percibir el trabajo de una banda cumplidora que a menudo mantuvo cuatro guitarras a la vez en escena.
Más flojo en sus momentos de siesta rural, mejor en los arranques pesados como una excelente «Keep on chooglin» o «Old man down the road», Fogerty se fue dejando un equívoco rastro de «déjà vue», en parte convertido en su propio copista, en parte víctima de un público que pide precisamente eso. En todo caso, temas como «Bad moon rising», «Fortunate son» o «Proud Mary» seguirán siendo inapelables con él o sin él.// Luis Boullosa

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